jueves, 2 de mayo de 2013

Percepciones, sensaciones y sufrimientos de los Espíritus

El Libro de los Espíritus

Allan Kardec

Capitulo VI: VIDA ESPIRITISTA


III.- Percepciones, sensaciones y sufrimientos de los Espíritus
 
237. Una vez en el Mundo de los Espíritus ¿tiene todavía el alma las percepciones que poseía cuando se hallaba encarnada?
  • Sí, además de otras que no tenía entonces, porque su cuerpo era como un velo que las oscurecía. La inteligencia es un atributo del Espíritu, pero que se manifiesta con más libertad cuando éste no tiene trabas.
238. Las percepciones y conocimientos de los Espíritus ¿son indefinidos? En pocas palabras, ¿saben ellos todas las cosas?
  • Cuanto más se acercan a la perfección, tanto más saben. Si son superiores, saben mucho. En cambio, los Espíritus inferiores son más o menos ignorantes acerca de todo.
239. ¿Conocen los Espíritus el principio de las cosas?
  • Depende de su elevación y pureza. Los Espíritus inferiores no saben de ello más que los hombres.
240. ¿Tienen los Espíritus la misma noción del tiempo que nosotros?
  • No, y a esto se debe que no siempre nos comprendáis cuando se trata de establecer fechas o épocas.
Los Espíritus viven fuera del tiempo, tal como entendemos nosotros a éste. Para ellos el transcurso del tiempo se anula, si así vale decirlo, y los siglos, que tan largos nos resultan a nosotros, para ellos constituyen sólo instantes que se diluyen en la eternidad, lo mismo que las desigualdades del suelo se borran y desaparecen para aquel que se eleve en el espacio.
 
241. ¿Poseen los Espíritus, acerca del presente, una idea más precisa y justa que la que nosotros tenemos?
  • Más o menos, como la persona que ve con claridad y se forma una idea más exacta de las cosas que el ciego. Los Espíritus ven lo que no veis. Juzgan, pues, de otro modo que vosotros; pero también aquí, ello depende de su grado de elevación.
242. ¿De qué manera tienen los Espíritus conocimientos del pasado? Y tal conocimiento ¿es ilimitado para ellos?
  • El pasado, cuando de él nos ocupamos, es un presente, igual que como tú te acuerdas de una cosa que te impresionó durante tu destierro terrestre. Sólo que como nosotros, los Espíritus, no tenemos ya el velo material que oscurece tu inteligencia, recordamos cosas que a ti se te han borrado. Pero los Espíritus no conocemos todo: nuestra creación, en primer lugar.
243. ¿Conocen los Espíritus el porvenir?
  • También esto depende de su grado de perfección. Con frecuencia sólo lo entrevén, pero no siempre se les permite revelarlo. Y cuando lo ven, les parece el presente. El Espíritu ve el porvenir con mayor claridad, conforme se va acercando a Dios. Después de la muerte, el alma ve y abarca de una mirada sus pasadas emigraciones, pero no puede ver lo que Dios le prepara. Para ello precisa que esté completamente integrada con Él, tras muchas existencias.
243 a. Los Espíritus llegados a la absoluta perfección ¿tienen un conocimiento completo del futuro?
  • Completo no es el término, por cuanto sólo Dios es el soberano Señor y nadie puede igualarlo.
244. Los Espíritus ¿ven a Dios?
  • Únicamente los Espíritus superiores lo ven y comprenden. Los inferiores, por su parte, sólo lo sienten y adivinan.
244 a. Cuando un Espíritu inferior afirma que Dios le prohíbe o le permite algo ¿cómo sabe que esto proviene de Él?
  • Ese Espíritu no ve a Dios, pero siente su soberanía, y cuando algo no debe hacerse o una palabra no se tiene que pronunciar, experimenta él una especie de intuición, una invisible advertencia que le veda hacerlo. Vosotros mismos ¿no tenéis acaso presenti-mientos que son para vosotros como advertencias secretas para que hagáis o dejéis de hacer tal o cual cosa? Lo propio nos ocurre a nosotros, los Espíritus, sólo que en un grado superior, pues comprenderán que, siendo la esencia de los Espíritus más sutil que la vuestra, podemos percibir mejor las advertencias divinas.
244 a. Esa orden ¿se la transmite Dios directamente, o por intermedio de otros Espíritus?
  • No les llega de Dios en forma directa. Para comunicarse con Él hay que ser digno de ello. Dios les notifica sus órdenes sirviéndose de los Espíritus que son más elevados en perfección e instrucción.
245. La vista, en los Espíritus, ¿está circunscripta, como en los seres corpóreos?
  • No: reside en ellos.
246. ¿Necesitan los Espíritus que haya luz para ver?
  • Ven por sí mismos y no precisan luz exterior. Para ellos no hay tinieblas, excepto aquellas en que puedan encontrarse por expiación.
247. ¿Tienen los Espíritus necesidad de trasladarse para ver en dos lugares distintos? ¿Pueden ver, por ejemplo, de manera simultánea en dos hemisferios del globo?
  • Como el Espíritu se traslada con la velocidad del pensamiento, se puede decir que ven en todas partes a la vez. Su pensamiento puede irradiar e ir al mismo tiempo a muchos puntos diferentes, pero esa facultad depende de su grado de pureza. Cuanto menos purificado esté, tanto menor será su vista. Sólo los Espíritus superiores son capaces de tener una visión de conjunto.
En los Espíritus, la facultad de ver es una propiedad inherente a su naturaleza que reside en todo su Ser, así como la luz está en todas las partes de un cuerpo luminoso. Es una especie de lucidez universal que se extiende a todo, abarcando a la par al espacio, el tiempo y las cosas, y para la cual no existen ni tinieblas ni obstáculos materiales. Se comprenderá que así debe ser, puesto que en el hombre la vista opera mediante el funcionamiento de un órgano impresionado por la luz; si no hay luz está aquél en la oscuridad. En cambio, en el Espíritu, la facultad de ver es un atributo de sí mismo, independientemente de todo agente externo, de ahí que su vista no esté supeditada a la luz. (Véase “Ubicuidad”, parágrafo 92.)
 
248. ¿Ve el Espíritu las cosas con tanta nitidez como nosotros?
  • Con mayor nitidez, por cuanto su vista penetra lo que no podéis vosotros penetrar. Nada la oscurece.
249. ¿Percibe el Espíritu los sonidos?
  • Sí, y capta además otros que vuestros sentidos limitados no pueden percibir.
249 a. La facultad de oír ¿reside en todo su Ser, como la de la vista?
  • Todas las percepciones son atributos del Espíritu y forman parte de su Ser. Cuando se halla revestido de un cuerpo material, aquéllas sólo le llegan por conducto de sus órganos, pero en estado de libertad las percepciones dejan de estar localizadas.
250. Siendo las percepciones atributos del Espíritu mismo ¿le es posible sustraerse a ellas?
  • El Espíritu sólo mira y escucha lo que quiere ver y oír. Decimos esto como una generalización y, sobre todo, en lo que concierne a los Espíritus elevados, pues los imperfectos oyen y ven a menudo, quieran o no, aquello que puede resultar útil para su perfeccionamiento.
...
253. ¿Experimentan los Espíritus nuestras necesidades y sufrimientos físicos?
  • Los conocen porque los han padecido, pero no los experimentan como vosotros, en lo material, puesto que son Espíritus.
254. Los Espíritus ¿sienten fatiga y necesidad de reposo?
  • No pueden cansarse del modo que lo entendéis vosotros y, en consecuencia, no tienen necesidad de vuestro reposo físico, desde que no poseen órganos cuyas energías deban ser recuperadas. Pero sí descansa el Espíritu en el sentido de que no se halla en constante actividad. No actúa de una manera material. Su acción es por entero intelectiva, y su reposo, completamente moral. Vale significar, que hay momentos en que su pensamiento cesa de estar activo y no se concentra en un objeto determinado. Se trata para él de un verdadero descanso, pero no comparable con el del cuerpo. La especie de fatiga que pueden experimentar los Espíritus está en razón de su inferioridad, porque cuanto más elevados son, tanto menos reposo necesitan.
255. Cuando un Espíritu asegura que sufre ¿qué clase de padecimiento es el suyo?
  • Angustias morales, que lo torturan más dolorosamente que los sufrimientos físicos.
256. ¿A qué se debe, entonces, que algunos Espíritus se hayan quejado de sentir frío o calor?
  • Recuerdo de lo que habían experimentado en vida, a veces tan penoso como la realidad misma. Es muchas veces una comparación mediante la cual –a falta de otra mejor- expresan el estado en que se encuentran. Cuando se acuerdan de su cuerpo experimentan una especie de impresión, como cuando un hombre se quita la capa y un rato más tarde cree llevarla todavía.

AMOR FRATERNAL



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