sábado, 30 de marzo de 2013

PRINCIPIO VITAL

El Libro de los Espíritus

Libro Primero: CAUSAS PRIMERAS
Capitulo IV: PRINCIPIO VITAL

I.- Seres orgánicos e inorgánicos

Los seres orgánicos son aquellos que poseen en sí una fuente de actividad íntima que les da la vida. Nacen, crecen, se reproducen por sí mismos, y después mueren. Están provistos de órganos especiales para el cumplimiento de los diversos actos de la vida y que son adecuados a sus necesidades en lo que atañe a su conservación. Los seres orgánicos incluyen a los hombres, animales y vegetales. Por su parte, los seres inorgánicos son todos aquellos que no tienen vitalidad ni movimientos propios y que sólo se hallan formados por la agregación de materia. Tales son los minerales, el agua, el aire, etcétera.

60.En los cuerpos orgánicos y en los inorgánicos ¿es la misma fuerza la que une los elementos de la materia?
  • Sí, la ley de atracción es la misma para todos.
61.¿Hay una diferencia entre la materia que integra los cuerpos orgánicos y la que forma los cuerpos inorgánicos?
  • Siempre es la misma materia, pero en los cuerpos orgánicos está “animalizada”.
62.¿Cuál es la causa de la “animalización” de la materia?
  • Su unión con el principio vital.
63.El principio vital ¿reside en un agente particular, o no es sino una propiedad de la materia organizada? En pocas palabras: ¿es un efecto o una causa?
  • Es lo uno y lo otro. La vida es un efecto producido por la acción de un agente sobre la materia. Ese agente, sin la materia, no constituye la vida, así como la materia no puede hallarse viva sin dicho agente. Éste comunica la vida a todos los seres que lo absorben y se lo asimilan.
64.Hemos visto que espíritu y materia son dos elementos constitutivos del Universo. En tal caso ¿el principio vital será un tercero?
  • Es, a no dudarlo, uno de los elementos necesarios a la constitución del Universo, pero a su vez tiene su origen en la materia universal modificada. Para vosotros es un elemento, del modo que lo son el oxígeno y el hidrógeno, los cuales, sin embargo, no constituyen elementos primitivos, porque todos ellos proceden de un mismo principio.
64 a. De ello, ¿parece resultar entonces, que la vitalidad no tiene su principio en un agente primitivo distinto, sino en una propiedad especial de la materia universal, adquirida por ciertas modifica-ciones?
  • Tal es la consecuencia de lo que hemos dicho.
65.El principio vital, ¿reside en uno de los cuerpos que conocemos?
  • Tiene su fuente en el fluido universal. Es lo que llamáis fluido magnético o fluido eléctrico “animalizado”. Es el intermediario, el vínculo o lazo entre el espíritu y la materia.
66.El principio vital ¿es el mismo para todos los seres orgánicos?
  • Sí, y modificado según las especies. Es él el que les da movimiento y actividad y los hace distinguirse de la materia inerte, pues el movimiento de la materia no constituye la vida. Aquélla recibe dicho movimiento, no lo produce.
67.La vitalidad ¿es un atributo permanente del agente vital, o esa vitalidad sólo se desarrolla por el funcionamiento de los órganos?
  • No se desarrolla sino con el cuerpo. ¿No hemos dicho ya que ese agente sin la materia no constituye la vida? Es menester la unión de ambos para producirla.
67 a. ¿Se puede decir que la vitalidad se encuentra en estado latente cuando el agente vital no está unido al cuerpo?
  • Sí, así es.
El conjunto de los órganos integra una especie de mecanismo que recibe su impulso de la actividad íntima o principio vital que existe en aquéllos. El principio vital es la fuerza motriz de los cuerpos orgánicos. Al mismo tiempo que el agente vital comunica impulso a los órganos, la acción de estos últimos mantiene y desarrolla la actividad del agente vital, más o menos de la manera que el frotamiento origina calor.

II.- La vida y la muerte

68.¿Cuál es la causa de la muerte en los seres orgánicos?
  • Agotamiento de los órganos.
68 a. ¿Se podría comparar la muerte con la cesación del movimiento de una máquina descompuesta?
  • Sí, porque si la máquina ha sido mal armada sus resortes se rompen, y si el cuerpo está enfermo, la vida se extingue.
69.¿Por qué una lesión del corazón, más bien que la de otros órganos, ocasiona la muerte?
  • El corazón es una máquina de vida. Pero no es el único órgano cuya lesión produzca la muerte. Sólo constituye uno de los engranajes esenciales.
70.¿En qué se convierten la materia y el principio vital de los seres orgánicos cuando éstos mueren?
  • La materia inerte se descompone y forma nuevos cuerpos. El principio vital retorna a la masa.
Una vez muerto el ser orgánico, los elementos que lo integran sufren nuevas combinaciones que forman seres nuevos. Éstos extraen de la fuente universal el principio de la vida y de la actividad, lo absorben y lo asimilan, para devolverlo a esa fuente cuando cesan ellos de existir.
Los órganos están, si así vale decirlo, impregnados de fluido vital. Dicho fluido da a todas las partes del organismo una actividad que les permite a éstas el comunicarse entre sí, tal el caso de ciertas lesiones, y restablecer funciones temporariamente suspendidas. Pero, cuando los elementos esenciales al funciona-miento de los órganos son destruidos, o su alteración es demasiado profunda, el fluido vital resulta impotente para transmitirles el movimiento de la vida, y entonces el ser muere.
Los órganos reaccionan más o menos necesariamente unos sobre otros. De la armonía del conjunto que integran resulta su acción recíproca. Cuando cualquier causa destruye esa armonía sus funciones se detienen, como el movimiento de un mecanismo cuyos engranajes esenciales se han averiado. Similarmente a un reloj que se gasta con el tiempo o sufre un desperfecto accidental, y cuya fuerza motriz es impotente para hacerlo funcionar.

La cantidad de fluido vital no es idéntica en todos los seres orgánicos. Varía según las especies, y tampoco es constante, ya sea en un mismo individuo o bien en los individuos de determinada especie. Los hay que se hallan –por así decirlo- saturados de fluido vital, al paso que otros tienen apenas la cantidad suficiente. De ahí que algunos lleven una vida más activa y energética, y en cierta manera superabundante.
Por otra parte, la reserva de fluido vital también se agota. El que tiene más puede darlo al que posee menos y, en ciertos casos, reanimar una vida pronta a extinguirse.
 

III.- Inteligencia e instinto

71.La inteligencia ¿es un atributo del principio vital?
  • No, puesto que las plantas viven y no piensan: no poseen sino vida orgánica. Inteligencia y materia son independientes, ya que un cuerpo puede vivir sin la inteligencia, pero ésta a su vez sólo puede manifestarse mediante órganos materiales. Es menester la unión del espíritu para comunicar actividad inteligente a la materia “animalizada”.
La inteligencia es una facultad especial propia de ciertas clases de seres orgánicos, que les da, con el pensamiento, voluntad de obrar, conciencia de su existencia y de su indivi-dualidad, así como los medios para establecer relaciones con el mundo exterior y proveer a sus necesidades.
Así pues, podemos distinguir: Primero, los seres inanimados, formados sólo de materia, sin vitalidad ni inteligencia: éstos son los cuerpos inertes. Segundo: los seres animados no pensantes, formados de materia y dotados de vitalidad, pero desprovistos de inteligencia. Y tercero: los seres animados y pensantes, formados de materia, dotados de vitalidad y que poseen, además, un principio inteligente que les otorga la facultad de pensar.
72.¿Cuál es la fuente de la inteligencia?
  • Ya lo hemos dicho: la inteligencia universal.
72 a. ¿Se podría afirmar, entonces, que cada ser toma una porción de inteligencia de la fuente universal y se la asimila, de la manera que se asimila el principio de la vida material?
  • Esto es sólo una comparación, pero no exacta, por cuanto la inteligencia es una facultad propia de cada ser y constituye su individualidad moral. Por lo demás, ya sabéis vosotros que existen cosas que no es dado al hombre penetrar, y ésta se incluye entre ellas, por el momento…
73.El instinto ¿es independiente de la inteligencia?
  • No precisamente, porque es una especie de inteligencia. El instinto constituye una inteligencia no racional, y mediante él todos los seres proveen a sus necesidades.
74.¿Podemos establecer un límite entre instinto e inteligencia, esto es, precisar dónde termina aquél y empieza ésta?
  • No, pues a menudo se confunden. Pero se puede distinguir muy bien los actos que pertenecen al instinto de aquellos otros que corresponden a la inteligencia.
75.¿Es exacto afirmar que las facultades instintivas disminuyen conforme van creciendo las facultades del intelecto?
  • No. El instinto sigue existiendo, pero el hombre lo descuida. El instinto puede también inducir al bien. Casi siempre nos guía, y en ocasiones lo hace con más seguridad que la razón. No se extravía jamás.
75 a. ¿Por qué la razón no es siempre una guía infalible?
  • Sería infalible si no fuese falseada por una educación deficiente y por el orgullo y el egoísmo. El instinto no razona. La razón deja al hombre escoger, dándole el libre arbitrio.
El instinto es una inteligencia rudimentaria que difiere de la inteligencia propiamente dicha, en que sus manifestaciones son casi siempre espontáneas, en tanto que las de la inteligencia constituyen el resultado de una combinación y de un acto volitivo o deliberado.
Las manifestaciones del instinto varían según las especies y sus necesidades. En los seres que poseen conciencia y percepción de las cosas exteriores el instinto se alía a la inteligencia, vale expresar, a la voluntad y a la libertad
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AMOR FRATERNAL

viernes, 29 de marzo de 2013

LOS FUIDOS - Parte II

EL GENESIS

CAPÍTULO XIV: Los fluidos 

Naturaleza y propiedades de los fluidos:

Elementos fluídicos

10. La capa de fluidos espirituales que rodea a la Tierra puede comparase con las capas inferiores de la atmósfera: más pesadas, más compactas, menos puras que las capas superiores. Estos fluidos no son homogéneos, constituyen una mixtura de moléculas de calidad diversa, entre la que encontramos a las moléculas que forman la base, pero con determinadas alteraciones. Los efectos que producen estos fluidos guardan relación con la suma de partículas puras que contengan. 
El espíritu destinado a vivir en ese medio obtiene de él los elementos para recubrir su periespíritu, pero, en razón del mayor o menor grado de pureza del espíritu, su periespíritu se revestirá con las partículas más puras o más groseras del fluido propio del mundo en el que deba encarnar.
De ello resulta un hecho capital: la constitución íntima del periespíritu no es igual en todos los espíritus encarnados o desencarnados que pueblan la Tierra o el espacio circundante. Por el contrario, el cuerpo carnal se forma siempre con los mismos elementos, sin influir nada en ello la superioridad o inferioridad del espíritu. También, en todo, son iguales los efectos producidos por el cuerpo y sus necesidades, mientras que difieren en todo lo que sea inherente al periespíritu.
Otro resultado es que la naturaleza periespiritual de un mismo espíritu se va modificando en cada encarnación a medida que progresa moralmente, aunque encarne en el mismo medio, y que los espíritus superiores encarnados excepcionalmente en misión en un mundo inferior poseen un periespíritu menos grosero que el de los nativos de ese mundo.

11. El medio siempre guarda relación con la naturaleza de los seres que en él viven: los peces lo hacen en el agua, los seres terrestres en la atmósfera, los seres espirituales en el fluido espiritual o etéreo, mismo sobre la Tierra. El fluido etéreo es para las necesidades del espíritu lo que la atmósfera para las necesidades del encarnado. Ahora bien, al igual que los peces no pueden vivir en el aire, ni los animales terrestres en una atmósfera demasiado rarificada para sus pulmones, los espíritus inferiores no soportan el esplendor ni la impresión de los fluidos más etéreos. No morirían al contactarse con los mismos, porque los espíritus no mueren, pero una fuerza instintiva los mantiene alejados, como nosotros nos apartamos de un fuego demasiado vivo o de una luz que ciega. He aquí por qué no pueden salir del lugar apropiado a su naturaleza. Para cambiar de medio tendrán que modificarla a fin de estar conforme a él: deberán despojarse de los instintos materiales que los mantienen sujetos a los mundos físicos. En resumen: si se depuran y transforman moralmente se irán identificando en forma gradual con medios más depurados, y esta transformación moral terminará por convertirse en una necesidad, así como los ojos de quien ha vivido largo tiempo en las tinieblas se habitúan paulatinamente a la luz del día y al brillo del Sol.

12. Todo se une y eslabona en el Universo. Todo está sujeto a la importante y armoniosa ley de unidad, desde la materialidad más pura. La Tierra es como un lodazal del que escapa un humo espeso que se va aclarando a medida que se eleva y cuyas partículas dispersas se pierden en el espacio infinito.
El poder divino se manifiesta en todos los cuadros de tan grandioso conjunto. ¡Y se quisiera que Dios, para probar mejor su poder, viniese a enturbiar tamaña armonía rebajándose al papel de un mago, brindando efectos pueriles dignos de un prestidigitador! ¡Y por añadidura, se le crea un rival en habilidades: Satanás! No se podría disminuir más a la majestad divina, y, sin embargo, ¡aún se sorprenden del avance de la incredulidad!
Tenéis razón en decir: “¡La fe se va perdiendo!” Mas, la fe que se extingue es aquella que molesta al buen sentido y a la lógica, esa fe que otra época llevó a decir: “¡Los dioses se alejan!” Pero la fe en las cosas serias, en Dios y en la inmortalidad del alma permanece viva en el corazón del hombre.
Sí, todo es milagroso en la Naturaleza, porque todo es admirable y testimonia la sabiduría divina. Tales milagros son para todos, para quienes tienen ojos para ver y oídos para oír y no en beneficio de unos pocos. ¡No!, no hay milagros, según el sentido que se da a esta palabra, porque todo surge de las leyes eternas de la Creación y porque tales leyes son perfectas.

Centro Espírita
AMOR FRATERNAL

jueves, 28 de marzo de 2013

El suicidio y la locura

El Evangelio según el Espiritismo

Capitulo V: BIENAVENTURADOS LOS AFLIGIDOS

El suicidio y la locura

 
14. La calma y la resignación resultantes de la manera de considerar la vida terrestre y de la fe del porvenir, dan al espíritu una serenidad que es el mejor preservativo contra "la locura y el suicidio".
En efecto, es cierto que la mayor parte de los casos de locura son debidos a la conmoción producida por las vicisitudes que el hombre no tiene fuerza para soportar; si, pues, por la manera como el Espiritismo le hace ver las cosas de este mundo, toma con indiferencia, y aun con alegría, los reveses y los desengaños que le hubieran desesperado en otras circunstancias, es evidente que esa fuerza que le coloca por encima de los acontecimientos, preserva su razón de las sacudidas, que sin esto le hubieran quebrantado.

15. Lo mismo sucede con el suicidio; si se exceptúan aquellos que tienen lugar por la embriaguez y por la locura y que pueden llamarse inconvenientes, es cierto que, cualesquiera que sean los motivos particulares, siempre hay por causa el
descontento; así, pues, aquél que está cierto de que sólo es desgraciado un día y estará mejor los días siguientes, y los toma con gusto y paciencia; no se desespera sino cuando no ve término a sus sufrimientos. ¿Qué es, pues, la vida humana con respecto a la eternidad, sino mucho menos que un día? Pero para el que no cree en la eternidad, que cree que todo acaba en él con la vida, si se abandona a la melancolía por el infortunio, no ve otro término que la muerte; no esperando nada, encuentra muy natural y aun muy lógico el abreviar sus miserias con el suicidio.

16. La incredulidad, la simple duda acerca del porvenir, las ideas materialistas, en una palabra, son los más grandes excitantes para el suicidio: engendran la "cobardía moral". Y cuando se ven hombres de ciencia apoyarse en la autoridad de su saber para esforzarse en probar a sus oyentes o a sus lectores que nada tienen que esperar después de la muerte, ¿no equivale a conducirles a esta consecuencia, es a saber: que si son desgraciados, nada pueden hacer mejor que matarse? ¿Qué podrían decirles que les desviara de esa idea? ¿Qué compensación pueden ofrecerles? ¿Qué esperanza pueden darles? Nada absolutamente, sino la nada. De donde se sigue, que si la nada es el solo remedio heroico, la sola perspectiva, más vale caer en ella en seguida que más tarde y sufrir de este modo menos tiempo. La propagación de las ideas materialistas es, pues, el veneno que inocula en un gran numero el pensamiento del suicidio, y aquellos que se proclaman sus apóstoles, asumen una grande responsabilidad. No siendo permitida la duda con el Espiritismo, el aspecto de la vida cambia, el creyente sabe que la vida se prolonga indefinidamente más allá de la tumba, pero en diferentes condiciones; de aquí nace la paciencia y la resignación, que naturalmente desvían el pensamiento del suicidio; en una palabra, de aquí viene el "valor moral".
 
17. El Espiritismo produce aún, bajo este concepto, otro resultado también muy positivo y quizá más concluyente. Nos presenta a los mismos suicidas que vienen a decirnos su desgraciada posición, y a probarnos que nadie viola impunemente la ley de Dios que prohibe al hombre el abreviar su vida. Entre los suicidas los hay cuyos sufrimientos, aunque temporales y no eternos, no son menos terribles, y de tal naturaleza, que hacen reflexionar a cualquiera que intentara irse de la tierra antes que Dios lo disponga. El Espiritismo neutraliza, pues, el pensamiento del suicida, por muchos motivos; por la "certeza" de una vida futura en la que "sabe" que será tanto más feliz cuanto más desgraciado y más resignado haya sido en la tierra por la "certeza" de que abreviando su vida justamente obtiene un resultado enteramente diferente del que esperaba; que ha salido de un mal, para caer en otro peor, más largo y más terrible; que se engaña si se cree que matándose irá más pronto al
Cielo; que el suicidio es un obstáculo para reunirse en el otro mundo con los seres de su afecto a quienes esperaba encontrar allí; de donde se sigue la consecuencia de que el suicidio, no prometiendo otra cosa que desengaños, es contra sus propios intereses.


Si en tu mente esta esta idea trata de evadirla, no dejes que seres afines a tu error se complazcan llevándote a tomar esa decisión. Esas ideas que vienen a ti no son otra cosa que sugerencias del mundo espiritual inferior que se complace en retrasar a quienes intentan salir adelante. Piensa que, si en la vida hay personas que se alegran por las desgracias de los demás y si pueden alimentan sus pesares, no es distinto cuando esos seres desencarnan, siguen pensando igual y trataran de convencerte de que tomes una decisión equivocada.
Quitarse la vida es ir en contra de la Ley de Dios, la Ley Natural, que nos provee de un cuerpo y una existencia para poder adelantar moralmente, si decides abreviar tus penas o pruebas solo estas perdiendo mas tiempo porque quizás la próxima encarnación sea aún mas penosa. No desistas, aferrate a la vida y a los consejos de los buenos espíritus que quieren que puedas salir adelante. Pídele a tu Ángel de la Guarda que te ilumine, te de las fuerzas necesarias para poder salir adelante y el acudirá a tu gustoso de que has tomado la decisión correcta.
El conocimiento consuela, da fe y esperanza.
Un abrazo fraterno.

AMOR FRATERNAL

miércoles, 27 de marzo de 2013

LOS MILAGROS SEGÚN EL ESPIRITISMO

EL GÉNESIS - Allan Kardec

CAPÍTULO XIII
Caracteres de los milagros

Los milagros entendidos teológicamente


 
1. En su acepción etimológica, la palabra milagro (de mirari, admirar) significa: admirable, cosa extraordinaria, sorprendente. La Academia define a esta palabra como: un acto del poder divino contrario a las leyes naturales conocidas.
En su acepción usual, la palabra ha perdido, como tantas otras, su significado primitivo. En un principio, su sentido era general; ahora se limita a un orden específico de hechos. Para la mayoría de las personas, un milagro lleva implícita la idea de un hecho natural. En el sentido litúrgico se llama milagro a una derogación de las leyes naturales, por cuyo medio Dios manifiesta su infinito poder. Tal es su acepción más difundida y, con el tiempo, la única aceptada. Sólo por comparación y sentido metafórico se usa el vocablo en las circunstancias ordinarias de la vida.
El milagro, propiamente dicho, debe ser inexplicable, porque ocurre fuera de las leyes naturales. Tanta importancia se le otorga a este hecho que, si es explicable, deja de ser un milagro, por más sorprendente que sea.
Otro carácter del milagro, en su sentido propio, es su naturaleza de hecho insólito, excepcional y aislado. Si un fenómeno se reproduce, ya sea espontáneamente o por un acto de voluntad, significa que está sujeto a una ley, y, aunque ésta sea desconocida, ya no se considera al hecho un milagro.
2. A los ojos de los ignorantes, la ciencia hace milagros diariamente. Si un hombre realmente muerto volviese a la vida gracias a la intervención de Dios, estaríamos frente a un auténtico milagro, porque sería un hecho absolutamente contrario a las leyes naturales. Pero si ese hombre estaba aparentemente muerto, si aún quedaba en él un resto de vitalidad latente y la ciencia o la acción magnética lograran reanimarlo, sólo será un fenómeno natural para la gente culta, pero constituirá un hecho milagroso para los ignorantes. Si un físico lanzase un cometa eléctrico al espacio e hiciese caer un rayo sobre un árbol, seguramente que a este nuevo Prometeo se le consideraría armado con un poder diabólico; pero si se admite el hecho que se atribuye a Josué de detener el movimiento del Sol o el de la Tierra, seguramente que se lo considerará un verdadero milagro, porque no existe un magnetizador dotado de suficiente poder magnético como para obtener tal prodigio.
Los siglos de oscuridad fueron fecundos en milagros, porque todo fenómeno cuya causa se desconocía era considerado sobrenatural. A medida que la ciencia fue descubriendo nuevas leyes, el círculo milagroso se fue empequeñeciendo; pero como no todo estaba explorado, aún quedaba un amplio terreno para el milagro.
3. Lo maravilloso, expulsado del dominio de lo material por la ciencia, se parapetó tras la espiritualidad, su último refugio. El Espiritismo demostró que el elemento espiritual es una de las fuerzas vivas de la Naturaleza, una fuerza que actúa incesantemente en conjunción con la fuerza material, y esa fuerza forma parte de fenómenos que están dentro del orden natural, puesto que, como los demás, están sujetos a leyes. Si lo maravilloso es expulsado de la espiritualidad, ya no tiene razón de ser y, por tanto, podrá decirse que los tiempos de los milagros han pasado.
4. El Espiritismo vino a revelar nuevas leyes y explicar, en consecuencia, los fenómenos que se ajustan a esas leyes.
El espíritu es el alma que sobrevive al cuerpo; el ser principal, porque no muere, mientras que el cuerpo es sólo un accesorio que fenece. Su existencia es natural durante y después de la encarnación; está sujeta a las leyes que rigen al principio espiritual como el cuerpo está sometido a las que gobiernan al principio material. Pero como ambos principios tienen una afinidad necesaria, como los dos actúan sin interrupción uno sobre el otro, como de su acción simultánea resulta la armonía y el movimiento del conjunto, resulta que lo espiritual y lo material son las dos caras de un mismo todo, igualmente naturales ambas, y que lo espiritual no es una excepción, una anomalía en el orden del Universo.
5. Durante su encarnación, el espíritu actúa sobre la materia por intermedio de su cuerpo fluídico o periespíritu; y lo mismo ocurre cuando el espíritu ha desencarnado. Hace, como espíritu y en la medida de su capacidad, lo que hacía como hombre, sólo que como ya no puede servirse de su cuerpo carnal como instrumento, utiliza, cuando lo cree necesario, los órganos materiales de un encarnado que es llamado médium. Hace como alguien que, no pudiendo escribir por sí mismo, se sirve de un secretario, o como quien no conociendo un idioma que necesita para darse a entender, se vale de un intérprete. El secretario y el intérprete son los médiums del encarnado, así como el médium es el secretario y el intérprete del espíritu.
6. El ambiente en el que actúan los espíritus y los medios que utilizan son diferentes de los que se valen los encarnados, por lo tanto, los efectos también difieren. Estos efectos parecen sobrenaturales porque los producen agentes que no son los que nosotros utilizamos; pero ya que esos agentes son parte de la Naturaleza y que las manifestaciones se cumplen en virtud de ciertas leyes, no hay en ellos nada de sobrenatural ni maravilloso. Antes de conocer las propiedades de la electricidad, los fenómenos eléctricos pasaban por prodigios a los ojos de ciertas personas; desde el momento en que se conoció la causa, lo maravilloso desapareció. Lo mismo podemos decir con respecto a los fenómenos espíritas, ellos tampoco se apartan de las leyes naturales. Podemos compararlos con los fenómenos acústicos, luminosos y eléctricos que también han sido fuente de infinidad de creencias supersticiosas.
9. Los fenómenos espíritas consisten en los diferentes modos de manifestación del alma o espíritu, ya sea durante la encarnación o en el estado de erraticidad. Mediante esas manifestaciones el alma revela su existencia, su supervivencia y su individualidad. Se la juzga por sus efectos: al ser la causa natural, también debe serlo el efecto. Esos efectos son el objeto primordial de las investigaciones y estudios del Espiritismo, a fin de llegar al conocimiento más completo y posible de la naturaleza y atributos del alma, así como de la leyes que rigen al principio espiritual.
11. Si bien el Espiritismo admite los efectos que son consecuencia de la existencia del alma, no por ello acepta todos los efectos calificados como maravillosos ni tampoco intenta justificarlos o acreditarlos. No es ciertamente el Espiritismo el defensor de todos los sueños, utopías, excentricidades sistemáticas y leyendas milagrosas que pululan por el mundo. El Espiritismo no es solidario de las extravagancias que pueden cometerse en su nombre, como la verdadera ciencia no lo es de los abusos de la ignorancia, ni la verdadera religión de los excesos del fanatismo. 
12. Los fenómenos espíritas son casi siempre espontáneos y se producen sin ninguna idea preconcebida en personas totalmente ajenas a los mismos. En ciertas circunstancias, pueden ser provocados por los agentes llamados médiums. En el primer caso, el médium es inconsciente de lo que ocurre por su intermedio. En el segundo, actúa con conocimiento de causa. De ahí la distinción entre médiums inconscientes y médiums conscientes. Estos últimos son los más numerosos y, a menudo, se encuentran entre los incrédulos más obstinados, que hacen espiritismo sin saberlo ni quererlo. Los fenómenos espontáneos tienen, por ello, una gran importancia, ya que no se puede dudar de la buena fe de quienes los producen. Lo mismo ocurre con el sonambulismo, que en algunos es natural e involuntario y en otros provocado por la acción magnética.

Continuará...
AMOR FRATERNAL

martes, 26 de marzo de 2013

LOS FLUIDOS

EL GENESIS - Allan Kardec

CAPÍTULO XIV
Los fluidos

1. Naturaleza y propiedades de los fluidos:

Elementos fluídicos2. ...el fluido cósmico universal es la materia elemental primitiva y sus modificaciones y transformaciones constituyen la gran variedad de los cuerpos de la Naturaleza. En cuanto a principio elemental del Universo, posee dos estados diferenciados: el de eterización o imponderabilidad, al que podemos considerar su estado normal y primitivo, y el de materialización o ponderabilidad, que sería consecutivo del primero. El punto intermedio es el estado de transformación del fluido en materia tangible, pero aun en este caso, la transición no es brusca, puesto que podemos considerar a nuestros fluidos imponderables como un término medio entre ambos estados.


Cada uno de estos dos estados produce fenómenos especiales: al segundo pertenecen los del mundo visible y al primero los del mundo invisible. Unos, denominados fenómenos materiales, son del dominio específico de la ciencia, y los otros, llamados fenómenos espirituales o psíquicos, se relacionan en especial con la existencia de los espíritus y entran dentro del dominio del Espiritismo. Pero, como la vida espiritual y la corporal se hallan en contacto constante, los fenómenos de ambos órdenes se presentan a menudo en forma simultánea. El hombre encarnado sólo posee la percepción de los fenómenos psíquicos que se relacionan con la vida corporal. Aquellos que son del dominio exclusivo de la vida espiritual escapan a los sentidos materiales y sólo pueden percibirse en el estado de espíritu.

4. Los elementos fluídicos del mundo espiritual escapan a los instrumentos de análisis y a la percepción de nuestros sentidos, adecuados para la materia tangible y no para la etérea. Hay algunos que pertenecen a un medio tan diferente del nuestro, que sólo los podemos juzgar mediante comparaciones imperfectas como las que haría un ciego de nacimiento para definir los colores.
Pero entre esos fluidos, algunos están estrechamente ligados a la vida corporal y pertenecen, en cierta forma, al medio terrestre. Como no se pueden percibir directamente, debemos estudiar sus efectos, así como se observan los efectos del fluido del imán, que jamás se ha visto, y podremos adquirir sobre su naturaleza conocimientos casi exactos. Este estudio es esencial, ya que nos dará la respuesta a una cantidad de fenómenos inexplicables por las solas leyes de la materia.

5. El punto de partida del fluido universal es el grado de pureza absoluto, difícil de concebir por nosotros. El extremo opuesto es su transformación en materia tangible. Entre ambos extremos existe una infinita cantidad de transformaciones, más próximas a uno u otro de ellos. Los fluidos más cercanos a la materialidad, es decir, los menos puros, constituyen lo que podemos denominar la atmósfera espiritual terrestre. En ese medio es también posible encontrar diversos grados de pureza: los espíritus encarnados o desencarnados de la Tierra extraen de él los elementos necesarios para la economía de su existencia. Esos fluidos, si bien sutiles e impalpables para nosotros, son de naturaleza grosera en comparación con los fluidos etéreos de las regiones superiores.

Lo mismo sucede en la superficie de todos los mundos, salvo las diferencias propias de constitución y las condiciones de vida de cada uno. ¡Cuando menos materializada sea la vida en un planeta, menos afinidad con la materia tendrán los fluidos espirituales!
La expresión fluidos espirituales no es del todo precisa, ya que en definitiva siempre se trata de materia más o menos quintaesenciada. Nada es verdaderamente espiritual fuera del alma o principio inteligente. Se le llama así por comparación y, sobre todo, en razón de su afinidad con los espíritus. Puede decirse que son la materia del mundo espiritual: por eso se les llama fluidos espirituales.

7. El periespíritu, o cuerpo fluídico de los espíritus, es una de las formas más importantes que adopta el fluido cósmico.  


Constituye la condensación de ese fluido en derredor de un centro de inteligencia o alma. Ya vimos que el cuerpo carnal basa su principio en el mismo fluido transformado y condensado en materia tangible. En el periespíritu, la transformación molecular se opera de otra manera, ya que el fluido conserva su imponderabilidad y sus cualidades etéreas. El periespíritu y el cuerpo carnal se originan en el mismo elemento primitivo: uno y otro son materia, aunque en estados diferentes.
8. Los espíritus conforman su periespíritu con elementos del medio en que se encuentran, es decir, que esta envoltura se integra con fluidos propios del ambiente; en consecuencia, los elementos constitutivos del periespíritu varían de acuerdo con los mundos. Júpiter es considerado un mundo muy avanzado en comparación con el nuestro. Allí la vida corporal no es de la materialidad grosera que hay en la Tierra, por lo que los cuerpos periespirituales deben ser de naturaleza infinitamente más quintaesenciada que en nuestro planeta. Ahora bien, al igual que no podríamos vivir en ese mundo con nuestro cuerpo carnal, nuestros espíritus no podrán penetrar en él con su periespíritu terrestre. Al abandonar la Tierra, el espíritu reviste su envoltura fluídica con los fluidos apropiados al mundo al que debe trasladarse.

9. La naturaleza de la envoltura fluídica se relaciona siempre con el grado de progreso moral del espíritu. Los espíritus inferiores no pueden cambiarla a voluntad y, en consecuencia, no les es posible por iniciativa propia trasladarse de un mundo a otro. Los hay cuyos cuerpos fluídicos, aunque etéreos e imponderables en relación con la materia tangible, son aún demasiado groseros, si así podemos calificarlos, en relación con el mundo espiritual, como para permitirles salir de su medio. Debemos incluir en esta categoría a esos espíritus que, en razón de ser sus periespíritus muy condensados confunden a éstos con sus cuerpos carnales pretéritos y, por ello, creen estar vivos aún. Estos espíritus, cuyo número es cuantioso, permanecen en la superficie de la Tierra al igual que los encarnados, creyendo ocuparse de sus asuntos. Otros, más desmaterializados, no lo son lo bastante, sin embargo, como para elevarse por encima de las regiones terrestres.
Los espíritus superiores, por el contrario, pueden acercarse a los mundos inferiores e incluso encarnar en ellos. Extraen del mundo en que entran los elementos necesarios para recubrir la envoltura fluídica o carnal adecuada al nuevo milenio. Actúan como el noble que abandona sus hermosos ropajes para vestir momentáneamente el sayal, sin dejar por ello de ser un gran señor.
Así es como los espíritus del orden más elevado pueden manifestarse a los habitantes de la Tierra o encarnar entre ellos en misión. Estos espíritus no traen consigo la vestidura, pero sí el recuerdo intuitivo de las regiones de donde vienen, percibiéndolas con el pensamiento. Son los iluminados en el país de los ciegos.








Continuara...


AMOR FRATERNAL

domingo, 24 de marzo de 2013

Doctrina de los ángeles caídos y del paraíso perdido

EL GÉNESIS

Capitulo XI: GÉNESIS ESPIRITUAL

Doctrina de los ángeles caídos y del paraíso perdido
43. Los mundos progresan físicamente por la elaboración de la materia y moralmente por la depuración de los espíritus que en ellos viven. La felicidad está en relación directa con el predominio del bien sobre el mal, y a su vez, el predominio del bien es producto del adelanto moral de los espíritus. El progreso intelectual no basta, ya que con la inteligencia pueden hacer el mal.
Cuando un mundo llega a uno de esos períodos de transformación que lo hará ascender de jerarquía, se operan mutaciones en su población encarnada y desencarnada; es entonces cuando ocurren las grandes emigraciones e inmigraciones (n.º 34 y 35). Quienes, a pesar de su inteligencia y su saber, perseveran en el mal, en su rebeldía contra Dios y sus leyes, son una traba para el progreso moral ulterior, una causa permanente de inquietud para el reposo y la felicidad de los buenos; razón por la que son excluidos y enviados a mundos menos adelantados, donde aplicarán su inteligencia y la intuición de los conocimientos adquiridos para ayudar a progresar a quienes los rodean, al mismo tiempo que expiarán, a través de una serie de penosas existencias, caracterizadas por el trabajo duro, sus faltas pasadas y su endurecimiento voluntario.
44. Al mismo tiempo que los malos abandonan el mundo que habitaban, otros espíritus mejores los reemplazan. Para éstos, que llegan de un mundo menos avanzado, al que dejaron gracias a sus propios méritos, el nuevo hogar será una recompensa. Así es como la población espiritual se renueva y purga de sus peores elementos, con lo cual el estado moral del mundo mejora.
Estas mutaciones a veces son parciales, es decir, limitadas a un pueblo, a una raza; otras veces son generales, mas esto acontece cuando el período de renovación llega para el mundo.
45. La raza adámica presenta todos los caracteres de una raza proscrita. Los espíritus que la componen fueron exiliados en la Tierra, ya poblada, pero por hombres primitivos, inmersos en la ignorancia, a quienes debía hacer progresar llevándoles las luces de una inteligencia desarrollada. ¿Y acaso no es tal el papel desempeñado por esa raza hasta el presente? Su superioridad intelectual prueba que el mundo de donde provenía era más avanzado que la Tierra. Pero ese mundo estaba a punto de entrar en una nueva fase de progreso y esos espíritus, debido a su obstinación, no supieron adaptarse a las nuevas condiciones. Su desubicación hubiera significado un obstáculo para la marcha providencial de los acontecimientos. Por este motivo fueron excluidos, al tiempo que otros merecieron ocupar sus lugares.
Al relegar a esta raza a un mundo de trabajo y sufrimientos, Dios tuvo razón en decir: “Ganarás el pan con el sudor de tu frente”. En su mansedumbre, le prometió que le enviaría un Salvador, quien le señalaría la ruta a seguir para poder escapar de este lugar de miserias, de este infierno, y alcanzar la bienaventuranza de los elegidos. Este Salvador, que Él envió en persona de Cristo, enseñó la ley de amor y caridad, desconocida por ellos, la que debía ser la verdadera áncora de su salvación.
Para lograr que la Humanidad avance en determinado sentido, espíritus superiores, aunque sin alcanzar las cualidades de Cristo, encarnan de tiempo en tiempo sobre la Tierra para llevar a cabo misiones especiales, las que ayudarán al mismo tiempo a su progreso personal si las cumplen de acuerdo con los designios del Creador.
46. Sin la reencarnación, la misión de Cristo no tendría sentido, así como la promesa hecha por Dios. Supongamos que el alma de cada hombre se crease en el instante del nacimiento de su cuerpo y que apareciese y desapareciese sólo una vez sobre la Tierra; no habría, en tal caso, relación entre aquellas de la edad adámica y las de la época de Cristo, ni tampoco entre las que llegaron posteriormente; todas serían extrañas entre sí. La promesa hecha por Dios de enviar un Salvador no podría aplicarse a los descendientes de Adán si sus almas no habían sido creadas todavía. Para que la misión de Cristo pudiese relacionarse con las palabras de Dios, era preciso que se llevase a cabo con las mismas almas. Si estas almas fuesen nuevas no podrían estar manchadas por la falta del primer padre, quien es sólo el padre carnal y no el padre espiritual, puesto que si no Dios hubiese creado almas mancilladas por una falta que no podría influir sobre ella, ya que no existían en el momento de producirse el pecado. La doctrina popular del pecado original implica la necesidad de establecer una relación entre las almas de la época de Cristo y las del tiempo de Adán. En consecuencia, es preciso aceptar la reencarnación.
Decid que todas esas almas formaban parte de la colonia de espíritus exiliados en la Tierra en tiempos de Adán y que se hallaban mancilladas por los vicios que motivaron su exclusión de un mundo mejor, y tendréis la única interpretación racional del pecado original, pecado propio de cada individuo y no el producto de la responsabilidad de la falta de un tercero a quien jamás se ha conocido. Decid que esas almas, o espíritus, renacen en la Tierra incorporadas en la vida material en múltiples oportunidades para progresar y depurarse y que Cristo llegó para iluminar a esas mismas almas, no sólo en razón de sus vidas pasadas, sino en vista de sus existencias ulteriores, y únicamente entonces daréis a su misión la dimensión real y formal que puede ser aceptada por la razón.

48. En un primer momento, la idea de decadencia parece encontrar en contradicción con el principio que establece que los espíritus no pueden retroceder. Mas es necesario pensar que no se trata de un regreso al estado primitivo. El espíritu, aunque en una posición inferior, no pierde nada de lo que ya ha adquirido, su desarrollo moral e intelectual es el mismo, sea cual fuere el medio en el que se halle. 


AMOR FRATERNAL

Emigraciones e inmigraciones de los Espíritus

EL GÉNESIS

Capitulo XI: GÉNESIS ESPIRITUAL


Emigración e inmigración de los espíritus
35. Entre una existencia corporal y otra, los espíritus están en estado de erraticidad y componen la población espiritual ambiente del globo. Por medio de las muertes y los nacimientos, estas dos poblaciones se vierten incesantemente una en la otra. Diariamente hay emigraciones del mundo corporal al espiritual e inmigraciones del mundo espiritual al mundo corporal: Tal es el estado normal.
36. En ciertas épocas estas emigraciones e inmigraciones, que son reguladas por la sabiduría divina, se operan en masa, como consecuencia de grandes revoluciones, en las que cantidades innumerables de seres parten al mismo tiempo y son rápidamente reemplazadas por cantidades equivalentes de encarnaciones. Debemos considerar, pues, a las plagas destructoras y a los cataclismos como medios de llegadas y partidas colectivas, como actos providenciales para renovar la población corporal del planeta y para fortalecerla mediante la introducción de elementos espirituales más depurados. Si en esas catástrofes se produce una destrucción muy grande de cuerpos, sólo habrá vestiduras rasgadas, pero ningún espíritu perecerá: se limitarán a cambiar de ambiente. La diferencia reside en que en vez de partir aisladamente abandonan la Tierra en gran número, ya que aunque partan por una causa o por otra, fatalmente, tarde o temprano, deberán hacerlo.
Las renovaciones rápidas y casi instantáneas que se operan en el elemento espiritual de la población, como consecuencia de las catástrofes destructoras, apuran el progreso social. Sin las emigraciones e inmigraciones que se producen de tiempo en tiempo para impulsar con fuerza a la Humanidad, ésta marcharía con extremada lentitud.
Es notable que las grandes calamidades que diezman a las poblaciones sean seguidas siempre por una era de progreso en el orden físico, intelectual o moral y, como consecuencia, en el estado social de las naciones donde esas catástrofes ocurrieron. La finalidad de estos hechos es operar una transformación en la población espiritual, que es la población normal y activa del planeta.
37. Esta transfusión que se opera entre la población encarnada y la población desencarnada de un mismo globo se realiza igualmente entre los mundos, ya sea individualmente, en condiciones normales, o en masa, en circunstancias especiales. Por lo tanto, hay emigraciones e inmigraciones colectivas de unos mundos a otros. Así se produce la introducción de elementos enteramente nuevos en la población de un mundo. Al mestizarse las nuevas razas de espíritus con las ya existentes, emergerán nuevas razas de hombres. Como los espíritus no pierden nunca lo ya adquirido, traen con ellos la inteligencia y la intuición de los conocimientos que poseen. En consecuencia, imprimen su sello a la raza corporal que llegan para animar. No es necesario crear nuevos cuerpos especialmente para ellos; como la especie corporal existe, encontrarán cuerpos listos para recibirlos. Simplemente se trata de nuevos habitantes; en un comienzo formarán parte de la población espiritual, luego encarnarán como los demás.
(Imagenes película Nosso Lar de Chico Xavier)


AMOR FRATERNAL



jueves, 21 de marzo de 2013

Poder oculto. Talismanes. Hechiceros

El Libro de los Espíritus

Libro Segundo: MUNDO ESPIRITISTA O DE LOS ESPÍRITUS

Capitulo IX: INTERVENCIÓN DE LOS ESPÍRITUS EN EL MUNDO CORPORAL


XII.- Poder oculto. Talismanes. - Hechiceros
551. ¿Puede un hombre ruin, con el concurso de un Espíritu malo que le sea adicto, hacer mal al prójimo?
  • No. Dios no lo consentiría.
552. ¿Qué pensar de la creencia en el poder que poseerían ciertas personas, de obrar maleficios?
  • Algunas personas tienen un poder magnético muy grande, del que podrán hacer mal uso si su propio Espíritu es malvado, y en tal caso pueden ser secundadas por otros malos Espíritus. Pero no creáis en ese presunto poder mágico, que sólo está en la imaginación de los supersticiosos, los cuales ignoran las verdaderas leyes de la Naturaleza. Los hechos que al respecto se citan han sido acontecimientos naturales mal observados y, en especial, mal comprendidos.
553. ¿Qué efectos pueden tener las fórmulas y prácticas con cuyo auxilio algunas personas pretenden disponer de la voluntad de los Espíritus?
  • El efecto consiste en ponerlas en ridículo si proceden de buena fe. En caso contrario, se trata de bribones que merecen un castigo. Todas las fórmulas son imposturas. No existe ninguna palabra mágica, signo cabalístico ni talismán que ejerza alguna acción sobre los Espíritus, por cuanto éstos sólo son atraídos por el pensamiento y no por las cosas materiales.
553 a. ¿No han dictado algunos Espíritus, a veces, fórmulas cabalísticas?
  • Sí, tenéis Espíritus que os indican signos, palabras extravagantes, o que os prescriben determinados actos con cuyo concurso hacéis lo que denomináis conjuros. Pero tened plena certeza de que son Espíritus que están mofándose de vosotros y abusan de vuestra credulidad.
554. Aquel que, con razón o sin ella, tiene confianza en lo que llama la virtud de un talismán, ¿no puede, debido a esa confianza, atraer a un Espíritu? Porque entonces el que obra es el pensamiento, y el talismán sólo constituye un signo que ayuda a dirigir el pensamiento.
  • Es cierto. Pero la índole del Espíritu atraído depende de la pureza de la intención y de la elevación de los sentimientos. Ahora bien, es raro que, quien sea lo bastante simple para creer en la virtud de un talismán, no se proponga un objetivo más material que moral. En todos los casos, esto pone de relieve una pequeñez una debilidad de ideas que abren las puertas a los Espíritus imperfectos y burlones.
555. ¿Qué sentido se debe atribuir a la calificación de hechicero?
  • Los que llamáis hechiceros son personas (cuando actúan de buena fe) dotadas de ciertas facultades, como el poder magnético o la doble vista. Y entonces, como quiera que hacen cosas que no comprendéis, las creéis poseedoras de un poder sobrenatural. Vuestros mismos sabios ¿no han pasado con frecuencia por hechiceros, a los ojos de las personas ignorantes?
El Espiritismo y el magnetismo nos proporcionan la clave de multitud de fenómenos acerca de los cuales la ignorancia ha bordado infinidad de fábulas, en las que los hechos son exagerados por la imaginación. El conocimiento cabal de esas dos ciencias –que sólo forman una, por así decirlo-, al mostrar la realidad de las cosas y su verdadera causa constituye el mejor escudo contras las ideas supersticiosas, porque demuestra lo que es posible y lo que es imposible, lo que está dentro de las leyes naturales y lo que constituye tan sólo una creencia ridícula.
 
556. ¿Poseen de veras, algunas personas, el don de curar por el simple contacto?
  • El poder magnético puede llegar a eso cuando es secundado por la pureza de sentimientos y un ardoroso deseo de realizar el bien, porque entonces los Espíritus buenos acuden para ayudar. Pero hay que desconfiar del modo como cuentan las cosas ciertas personas demasiado crédulas o entusiastas, dispuestas siempre a ver prodigios en los hechos más sencillos y naturales. Es menester, también, no fiarse de los relatos interesados que ofrecen quienes explotan en su propio beneficio la credulidad de los demás.
 Continuará... 

AMOR FRATERNAL

miércoles, 20 de marzo de 2013

EL DOLOR

JUSTICIA DE LAS AFLICCIONES


En el fondo, el dolor no es más que una ley de equilibrio y educación. Las faltas del pasado recaen sobre nosotros con todo su peso y determinan las condiciones de nuestro destino.

El sufrimiento es el contragolpe de las violaciones cometidas contra el orden eterno, que todos hemos transgredido, por lo tanto debe considerarse como una necesidad de orden general, como una condición de progreso.




Es muy difícil aceptar que el sufrimiento es bueno; no existe ascensión sin esfuerzo. La tendencia general consiste en encerrarse en un estrecho circulo de individualismo y así nos empequeñecemos. Reducimos todo lo que es grande en nosotros y esta destinado a crecer, a extenderse, a dilatarse o a tomar vuelo, esto es, el pensamiento, la conciencia, el alma. Por lo tanto, los goces, los placeres, la estéril ociosidad no hacen mas que volver más pequeña nuestra vida y nuestro corazón.
Para romper este circulo, para sacar nuestras virtudes al exterior es preciso el dolor. La tristeza y el sufrimiento, nos hacen ver, oír y sentir cosas que normalmente no se perciben.
El dolor es un medio para atraernos al bien, él nos corrige.
¿Se puede evitar? ¿Buscamos evitarlo?
Entendemos que se puede atenuar y evitar en parte, teniendo en cuenta primero la relación entre conocimiento y responsabilidad; segundo, que la ley Natural o Divina tiene un margen de tolerancia y fuera de él, la Ley actúa en una acción directa y proporcional a la trasgresión; y tercero, el libre albitrio del hombre le permite siempre compensar o atenuar esta acción restauradora, mediante su apertura y disposición consciente.
Sobre la base de estos tres puntos el ser puede atenuar o evitar en parte.
Si esto no sucediera y el dolor llegara a nuestras vidas, acusaríamos recibo por:
  1. NEGLIGENCIAS E IMPRESICIONES
  2. ERRORES, CONCECUENCIAS DE NUESTROS ACTOS
  3. PRUEBAS O EXPIACIONES (DE VIDAS PASADAS)
LA EXPIACION PUEDE SER UNA PRUEBA, PERO LA PRUEBA NO ES UNA EXPIACION.
Huimos y le tememos naturalmente al dolor, enfocado así, lo aceptamos más, le perdemos miedo, es que nuestras ignorancias, nuestras vidas pasadas y la carga instintiva nos ha hecho evitarlo y temerle siempre, esto nos lleva a plantearnos nuestra aceptación, nuestra FE.
Si el dolor hace a la evolución, ésta anula progresivamente el dolor, demostrando que la justicia y bondad de la ley, (no es ley de mal y de dolor), es ley de bien y de felicidad.
Hace falta concebir el dolor no como un mal debido al azar, sino como una forma de justicia, como una función de equilibrio, que enseña al hombre aún respetando su libertad, las verdaderas vías de la vida, y lo obliga después de tentativas y errores, a marchar por el único camino posible, el de su propio progreso.
No se roba, no se escapa, en el tiempo a la ley, rebelarse es producir un mayor choque de retorno en la elasticidad de la ley.
La anulación del dolor se opera valerosamente a través del dolor, naturalmente le tememos, le escapamos instintivamente y cuando lo sufrimos nos rebelamos, nos desconformamos y nos abatimos, debemos abandonar la utopía de pretender conquistar todas las felicidades.
Existen tantas formas de dolor y este es tanto más grave cuento más abajo se encuentra el ser, la medida del dolor cambia conforme al grado de evolución, se evapora en el proceso de la espiritualización progresiva.
Decimos que las aflicciones obligaban al espíritu a replegarse en si, prepara el camino a las ondas introspecciones, despierta y desarrolla sus cualidades hasta entonces latentes y multiplica todas sus potencias.

Mencionamos que las aflicciones son justas que existe justicia en ellas, sin embargo analicemos la reacción humana, podríamos hasta expresar “dime como sufres y te diré quien eres”, esta reacción humana:
  1. Rebeldía
  2. Disconformidad
  3. Dolor Moral
1)- Es el enojo, nos sentimos agraviados, algo nuevo invadió nuestra calma, nos altera nuestro orden, nuestra rutina, es nuestra intolerancia ante algo que nos disgusta, es decir, es una falta de aceptación activa, de esta forma genera salida.
2)- es la reacción de bloqueo, de encerrarnos, es decir es una falta de aceptación pasiva. Llegamos a la apatía.
3)- Es cuando creemos ser víctimas de los hechos, de las situaciones o de las personas que originaron la aflicción.
Cualquiera de ellas lleva implícito un sentimiento de falta de aceptación en nuestros sentimientos. Lo creemos injusto, estamos convencidos en el fondo no merecerlo, maldecimos y renegamos, mejor es rogar y comprender, estas dos actitudes son un acto de humildad y establece una diferencia, es decir un estado de apertura.
Solo cesara el dolor cuando hayamos aprendido la lección, aquí entra el concepto de la divina providencia penetrada de equilibrio, esta sujeta al mérito, compensando al que cae si ha merecido subir y aplastando al que sube si ha merecido caer, es un principio de orden, una fuerza de nivelación. Esta ley que representa a la justicia, protege al humilde, indefenso y honesto, da al que merece y le quita a aquel que se abusa, premia y castiga mas allá de la concepción humana.
Pero el sentimiento humano se comporta como si el hombre se hallara solo, aislado en el espacio y en el tiempo, la ignorancia de la inmensa ley que todo lo rige le permite creer que vive en un caos de tendencias, desordenadas, abandonado a sus fuerzas, que es su egoísmo la única ayuda; Podemos decir entonces: LA JUSTICIA DE LAS AFLICCIONES
Podemos preguntarnos entonces ¿Es justo el dolor?
Contestamos. Es Justo
¿Es Justo nuestro dolor?
Contestamos. Es Justo
Preguntémonos sí Sentimos Justo Nuestro Dolor.
Intentemos llevar esta teoría la realidad diaria de nuestra vida, evaluemos el conocimiento, nuestras pruebas y reacción ante ellas, y preguntémonos si sentimos verdaderamente justas a ellas, entiendo que en nuestro nivel debemos tomar tres cuestiones de referencia fiel para evaluarlo ellas son: 
 
1)- ¿ROGAMOS A DIOS?
2)- ¿INTENTAMOS COMPRENDERLAS?
3)- ¿TENEMOS UNA ACTITUD ACTIVA?
A nuestro entender estas tres referencias dan el nivel que deberíamos aspirar, no menciono la actitud de plena asimilación, decimos que la simulación del dolor en nuestro nivel transcurre por intentar conscientemente estas tres cuestiones.
Debemos poner en claro dos situaciones de la vida: 
1)- situación normal y 
2)- situación de crisis
La primera va a esgrimir la teoría referencialmente sin resistencias internas, siendo capaces de deducir, de definir y de admirar los progresos (netamente intelectual), en la segunda hay dos caminos, o nos rebelamos, desconformamos y nos creernos víctimas o rogar a Dios, intentamos comprenderlas, intentar actitud activa.
Esto representa la humildad, la evolución consciente y esta anula como hoy dijimos progresivamente el dolor.
Esta humildad representa el deseo, la apertura y la voluntad para tomar con el pensamiento de la capacidad intelectual el bien que conocemos y reconocernos en nuestra realidad, ante nuestras tendencias, si somos capaces de manejarnos conscientemente en la crisis.
Prueba, expiación, imprevisiones, negligencias, descuidos, todos tenemos hoy en nuestras vidas una aflicción, sea nuestro compromiso espiritual, nuestra esposa, esposo, nuestros hijos, nuestra salud, nuestra situación económica, nuestro trabajo, nuestras desafinidades, etcétera.
Cuando Cristo decía “Bienaventurados los que lloran, porque de ellos es el reino de los cielos”, no se refería a los que sufren en general, pues todos los que se hallan en la tierra sufren se sientan en un aromo o duermen en una pocilga. Pero, desdichadamente, pocos son los que bien sufren. Pocos comprenden que solo las pruebas que se soportan bien son las que pueden conducirnos al reino de Dios. El desaliento es una falta: Dios os rehusa consuelos porque acrecéis de valor. La oración en cambio, constituye un sorteen para el alma, pero no resulta suficiente. Precisa que este apoyada en una fe viva en la bondad de Dios, con frecuencia se nos ha dicho que no impone El a hombres débiles un fardo pesado, el fardo será proporcional a las fuerzas, así como la recompensa estará proporcionada a la resignación y el valor.

Artículo extraido de la página de nuestros amigos de la Fundación de Estudios y Difusión Espírita:  http://estudioydifusionespirita.blogspot.com.ar

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