sábado, 22 de marzo de 2014

Reuniones instructivas

El libro de los Mediumns

Allan Kardec

Capitulo XXIX: REUNIONES Y SOCIEDADES ESPÍRITAS

De las reuniones en general

327. Las reuniones instructivas tienen un carácter muy diferente, y como de ellas es de donde puede sacarse la verdadera enseñanza, insistiremos más sobre las condiciones que deben llenar.
La primera de todas, es el permanecer formales en toda la extensión de la palabra. Es preciso convencerse que los Espíritus a los cuales queremos dirigirnos son de una naturaleza enteramente especial; que no pudiéndose aliar lo sublime con lo trivial, ni el bien con el mal, si quieren obtener cosas buenas, es menester dirigirse a Espíritus buenos; pero no basta pedir buenos Espíritus; es menester condición expresa; estar en disposición propicia para que quieran venir; así, pues, los Espíritus superiores no irán a las asambleas de hombres ligeros y superficiales, como tampoco hubieran ido cuando vivían.
Una sociedad no es verdaderamente formal sino a condición de ocuparse de cosas útiles con exclusión de todas las otras; si aspira a obtener fenómenos extraordinarios por curiosidad o pasatiempo, los Espíritus que los producen podrán ir, pero los otros se alejarán. En una palabra, cualquiera que sea el carácter de una reunión, encontrará siempre Espíritus dispuestos a secundar sus tendencias. Una reunión formal se separa, pues, de su objeto si deja la enseñanza por la diversión. Las manifestaciones físicas como ya lo hemos dicho, tienen su utilidad; los que quieren ver, que vayan a las reuniones experimentales, y los que quieran comprender, que vayan a las reuniones de estudio; de este modo los unos y los otros podrán completar su instrucción espirita como en el estudio de la medicina los unos van a la clase y los otros a la clínica.

328. La instrucción espirita, no comprende sólo la enseñanza moral dada por los Espíritus, también el estudio de los hechos; ella incumbe la teoría de todos los fenómenos, la investigación de las causas, y como consecuencia, la confirmación de lo que es posible y de lo que no lo es; en una palabra, la observación de todo aquello que puede hacer adelantar a la ciencia. Así, pues, sería engañarse el creer que los hechos estén limitados a los fenómenos extraordinarios; que aquellos que hieren más los sentidos sean los únicos dignos de atención; se encuentran a cada paso en las comunicaciones inteligentes y que los hombres reunidos para el estudio no sabrían despreciar; estos hechos, que sería imposible enumerar, surgen de una multitud de circunstancias fortuitas; aunque menos ingeniosas, no dejan de tener interés para el observador que encuentre en ellas o la confirmación de un principio conocido, o la revelación de un principio nuevo que le hace penetrar más adelante en los misterios del mundo invisible; esto pertenece también a la filosofía.

329. Las reuniones de estudio son además de una inmensa utilidad para los médiums de manifestaciones inteligentes, sobre todo para aquellos que tienen deseo formal de perfeccionarse y que no van a ellas con una vana presunción de infabilidad. Uno de los grandes escollos de la mediumnidad, es como lo hemos dicho ya, la obsesión y la fascinación; pueden, pues, hacerse ilusión de muy buena fe sobre el mérito de lo que ellos obtienen, y se concibe que los Espíritus mentirosos encuentran el camino expedito cuando tienen que habérselas con un ciego; por esto alejan a su médium de toda comprobación; que también le hace tomar aversión a cualquiera que pueda ilustrarle; a favor del aislamiento y de la fascinación, pueden a su gusto hacerle aceptar todo lo que quieren.
No nos cansaremos de repetirlo; aquí está no sólo el escollo sino el peligro; sí, lo decimos, un verdadero peligro. El sólo medio de librarse de él, es la comprobación de personas desinteresadas y benévolas que juzgando la comunicaciones con sangre fría e imparcialidad, pueden abrirle los ojos y hacerle ver lo que él no puede por sí solo. Así, pues, todo médium que teme este juicio está ya en el camino de la obsesión; el que cree que la luz sólo se ha hecho para él, está completamente bajo el yugo; si toma a mal las observaciones, si las rechaza, si le irritan, no puede quedar duda sobre la mala naturaleza del Espíritu que le asiste.
Lo hemos dicho, a un médium pueden faltarle los conocimientos necesarios para comprender los errores; puede dejarse engañar por grandes palabras y por un lenguaje pretencioso, ser seducido por los sofismas y esto con toda la buena fe del mundo; por esto, en defecto de sus propias luces, debe modestamente buscar el recurso de otros, según estos dos adagios que cuatro ojos ven más que dos y que uno nunca puede ser juez de su propia causa. A este punto de vista las reuniones son para el médium de una grande utilidad si es bastante sensato para escuchar las amonestaciones, porque allí se encontrarán personas más ilustradas que él, que observarán las diferencias a menudo muy delicadas por donde el Espíritu hace traición a su inferioridad.
Todo médium que desee sinceramente no ser juguete de la mentira, debe, pues, buscar producir en las reuniones formales y llevar a ellas lo que obtenga en particular; aceptar con reconocimiento y solicitar del mismo modo el examen crítico de las comunicaciones que recibe; si es objeto de Espíritus mentirosos, es el medio más seguro de desembarazarse de ellos probándoles que no pueden engañarle. Por lo demás, el médium que se irrita de la crítica es con tan poco fundamento como que su amor propio no debe resentirse por nada, puesto que lo que él dice no es suyo, y que no es más responsable que si leyera los versos de un mal poeta.

Hemos insistido sobre este punto, porque si este es un escollo para los médiums, lo es también para las reuniones a las cuales conviene no conceder confianza ligeramente a todos los intérpretes de los Espíritus. El concurso de todo médium obseso o fascinado les sería más pernicioso que útil; no deben, pues, aceptarle.
Creemos haber entrado en los desarrollos suficientes para que les sea imposible engañarse sobre los caracteres de la obsesión, si el mismo médium no puede conocerla; uno de los más marcados es, sin contradicción, la pretensión de tener sólo la razón contra la de todo el mundo. Los médiums obsesos que no quieren convenir en que lo están, se parecen a aquellos enfermos que se hacen ilusión sobre su salud y se pierden por no querer someterse a un régimen saludable.

330. Lo que debe proponerse una reunión formal es separar a los Espíritus mentirosos; estaría en error si se creyese al abrigo por su objeto y por la cualidad de sus médiums; no lo alcanzará hasta que ella misma se halle en condiciones favorables.
Para comprender bien lo que pasa en esta circunstancia, rogamos que se atienda a lo que hemos dichos anteriormente, (número 231) sobre la influencia del centro. Es menester representarse a cada individuo como rodeado de cierto número de acólitos invisibles que se identifican con su carácter, sus gustos y sus inclinaciones; pues toda persona que entra en una reunión lleva con ella Espíritus que le son simpáticos. Según su número y su naturaleza, estos acólitos pueden ejercer sobre la asamblea y sobre las comunicaciones una influencia buena o mala. Una reunión perfecta sería aquella en que todos sus miembros, animados por un mismo amor al bien, solo llevasen consigo buenos Espíritus; falta de la perfección, la mejor será aquella en que el bien supere al mal. Esto es demasiado lógico para que sea necesario insistir en ello.

331. Una reunión es un ser colectivo cuyas cualidades y propiedades son la resultante de todas las de sus miembros, y forman como un manojo; así, pues, este manojo tendrá tanta más fuerza cuanto más homogéneo sea. Si se ha comprendido bien lo que se ha dicho (núm. 282, pregunta 5ª) sobre la manera que los Espíritus son advertidos de nuestro llamamiento, se comprenderá fácilmente el poder de la asociación del pensamiento de los asistentes. Si el Espíritu es de algún modo herido por el pensamiento como nosotros lo somos por la voz, uniéndose veinte personas con la misma intención, necesariamente tendrán más fuerza que una sola; pero para que todos estos pensamientos concurran a un mismo fin, es menester que vibren unísonos; que se confundan por decirlo así, en uno solo; lo que no puede tener lugar sin el recogimiento.
Por otra parte, llegando el Espíritu a un centro simpático, está más a gusto; no encontrando allí sino amigos va con más voluntad y está mejor dispuesto a contestar. El que haya seguido con alguna atención las manifestaciones espiritistas inteligentes se habrá podido convencer de esta verdad. Si los pensamientos son divergentes, resulta un choque de ideas desagradables para el Espíritu, y de consiguiente pernicioso para la manifestación. Lo mismo sucede con un hombre que debe hablar en una asamblea; si siente que todos los pensamientos le son simpáticos y benévolos, la impresión que de ello recibe obra sobre sus propias ideas y le dan más verbosidad; la unanimidad de este concurso ejerce sobre él una especie de acción magnética que duplica sus medios, mientras que la indiferencia o la hostilidad le turba y le paraliza; así es que los actores están electrizados por los aplausos; luego los Espíritus mucho más impresionables que los humanos deben sentir aun mucho mejor la influencia del centro.
Toda reunión Espiritista debe, pues, procurar la mayor homogeneidad posible; bien entendido que hablamos de aquellas que quieren llegar a resultados formales y verdaderamente útiles; si se quieren obtener simplemente comunicaciones, aun cuando sea sin reparar en la cualidad de aquellos que las dan, es evidente que todas estas precauciones no son necesarias, pero en tal caso no hay que quejarse tampoco de la cualidad del producto.

332. El recogimiento y la comunión de pensamientos, siendo las condiciones esenciales de toda reunión formal, se comprende que el número demasiado crecido de los asistentes, debe ser una de las causas más contrarias a la homogeneidad. Ciertamente no hay ningún límite absoluto para este número, y se concibe que cien personas, suficientemente recogidas y atentas, estarán en menores condiciones que diez que estuviesen distraídas y en desorden; pero también es evidente que cuanto más grande es el número, más difícil es que las condiciones tengan efecto. Es un hecho probado por la experiencia que los pequeños grupos íntimos están siempre más favorecidos por hermosas comunicaciones, y es por los motivos que hemos explicado.

333. Hay también otro punto que no es menos necesario: la regularidad de las reuniones. En todas hay siempre Espíritus que podrían llamarse los acostumbrados a la asistencia, y no se entienda por esto que queremos decir que estos Espíritus se encuentran por todo y se mezclan en todo; estos son ya Espíritus protectores, ya aquellos a quienes se pregunta más a menudo. No debe creerse que estos Espíritus no tengan otra cosa que hacer que escucharnos; tienen sus ocupaciones y también pueden encontrarse en condiciones poco favorables para ser evocados.
Cuando las reuniones tienen lugar en día y hora fijas se disponen en consecuencia, y es raro que falten. Los hay también que llevan la puntualidad hasta el exceso; se formalizan si se retardan un cuarto de hora, y si ellos mismos señalan el momento de una conversación, se les llamaría en vano algunos minutos más pronto.
Sin embargo, añadamos que aun cuando los Espíritus prefieren la regularidad, los que verdaderamente son superiores, no son meticulosos sobre este punto. La exigencia de una puntualidad rigurosa es una señal de inferioridad, como todo lo que es pueril. Fuera de las horas consagradas sin duda pueden venir, y aun vienen con gusto si el objeto es útil; pero nada es más pernicioso para las buenas comunicaciones que el llamarles a diestro y siniestro, cuando se apodera de nosotros la fantasía y sobre todo sin motivo formal; como no están obligados a someterse a nuestros caprichos, podría ser muy bien que no quisieran incomodarse, y entonces es cuando sobre todo otros pueden tomar su puesto y su nombre.

AMOR FRATERNAL


miércoles, 12 de marzo de 2014

Grupo Mediumnico

DIRETRICES DE SEGURIDAD

DIVALDO PEREIRA FRANCO
J. RAUL TEIXEIRA

Segunda Parte:

30 – ¿Que es un Grupo Mediúmnico y cual es el número adecuado de personas que debe constituirlo?
Divaldo - Entendemos por grupo mediúmnico a la asociación de personas que tienen conocimiento de la Doctrina Espirita y que pretenden dedicarse al estudio de la fenomenología mediumnímica y, simultáneamente practicar la excelente lección del propio Espiritismo que es la caridad.
El número de personas oscila de acuerdo con las posibilidades de los que dirigen el Grupo. Lo ideal es que esté constituido de elementos, como dice Allan Kardec (KARDEC, Allan. El libro de los Médiums, capítulo 29º, ítem 331, 53ª edición, FEB, Brasilia-DF, 1986.), que persigan objetivos superiores, que deseen instruirse y que estén dispuestos al ministerio del servicio continuo; entretanto, merece considerarse que todo grupo de experiencias mediúmnicas fundamentado en un número excesivo de miembros está relativamente predestinado al fracaso. Los espíritus prescriben un número en torno de 15*** (quince), con un máximo 20 (veinte), o no inferior a 6 (seis), para que haya un equipo de los que funcionarán en la mediumnidad, propiamente llamada, bien como el equipo de los que atenderán en el socorro de los pases y a través de la mediumnidad de Adoctrinamiento, y, al mismo tiempo, el grupo de los que podrán atender como asesores para cualquier otra cooperación necesaria.
***NOTA AMOR FRATERNAL: El número de personas que componen el grupo mediumnico varían según el objetivo y finalidad del mismo. Aquí nuestra experiencia y sugerencia del mundo espiritual nos dice que un mínimo de 4 personas, bien intencionadas, en armonía y unión pueden iniciar un grupo de prueba hasta poder integrar al resto de los miembros, pero en nuestro caso no se recomienda mas de 7 u 8 personas finales. Calculamos que la cantidad sugerida por los autores responde a la finalidad y tipos de trabajos que se realizan en su área. 
De no contar con una persona con experiencia y un basto conocimiento de la Doctrina Espirita cada grupo debería, de ser posible, antes de comenzar a realizar las pruebas, ponerse al estado del mundo espiritual para poder evaluar la posibilidad de conformar el mismo y para poder evaluar las aptitudes de cada miembro.

31 - ¿Cuál es el objetivo de una Sesión Mediúmnica?
DivaldoEs, por encima de todo, una oportunidad para el individuo de auto-reformarse; de hacer silencio para escuchar las lecciones de los espíritus que nos visitan después de la muerte, llorando y sufriendo, siendo este un medio de evitar que caigamos en sus errores. Es también olvidar la ilusión de que nosotros estemos ayudándolos a ellos, toda vez que ellos pueden pasar sin nosotros. En el mundo de los espíritus, las Entidades Superiores promueven trabajos de esclarecimiento y de socorro en su favor; nosotros, entretanto, necesitamos de ellos, aún mismo de los que se encuentran sufriendo, porque son la lección de advertencia en nuestro camino, convidándonos al equilibrio y a la serenidad. Así, vemos que la ayuda es recíproca: El médium es alguien que se sitúa entre los dos hemisferios de la vida. El componente de un grupo de socorro mediúmnico, es alguien que debe estar siempre a las ordenes de los Espíritus Superiores para los menesteres elevados.
En la hora da reunión, se deben mantener, además de las actitudes sociales del equilibrio, la serenidad, un estado de paz interior compatible con las necesidades del proceso de sintonía, sin lo que, cualquier intento en este campo, resultarán inútiles, cuando no, negativos.
Después de la reunión, es necesario que se mantenga el mismo ambiente agradable, porque, a la hora en que cesan las labores de la incorporación y la psicografía, (el fenómeno objetivo externo en sí), no acaban los trabajos mediúmnicos en el mundo espiritual. Cuando un paciente sale de la sala de cirugía, el pos operatorio es tan importante cuanto la propia cirugía. Por eso el paciente queda asistido cariñosamente por enfermeros vigilantes, que están asignados para atenderlo ante cualquier necesidad que pueda ocurrir.
Cuando termina la labor mediúmnica, queda allí cerrada momentáneamente la labor de los encarnados, la que será recomenzada poco después, en el instante en que él penetre en la esfera del sueño, para proseguir bajo otro aspecto, ayudando a los que quedaran sin ser atendidos y que no pudieran serlo por una u otra razón.

Entonces, conviene que, al terminar la reunión mediúmnica sea mantenida la atmósfera psíquica en un nivel agradable, en la que las conversaciones mantenidas sean edificantes. Se puede y se debe hacer un análisis del trabajo realizado, un estudio, un cotejo en el campo de las comunicaciones y después, una verificación de la productividad; todo esto en un clima saludable de fraternidad, teniendo como objetivo dirimir futuras inquietudes y otros problemas.

32 - ¿Cómo se deben portar los médiums y los demás miembros del Grupo, antes y después del trabajo mediúmnico?
Divaldo - ¡Como verdaderos cristianos! Deben mantener la probidad, el respeto a sí mismos y a su prójimo; tener una vida, en cuanto posible sana, sabiendo que el ejercicio mediúmnico no debe ser limitado en las dimensiones de apenas una hora de reloj, reservada a tal ministerio.

33 - ¿Los participantes de una sesión mediúmnica deben realizar algún tipo    de preparación íntima durante el día, antes del inicio de la reunión?
Divaldo - El espirita debe hacer una preparación normal, porque es un deber que le compete, dado a que nunca sabe la hora en la que será convocado al retorno a la conciencia libre.
El Espirita que frecuenta la labor mediúmnica, además de espirita es una pieza importante en el mecanismo de acción de los Espíritus en la dirección de la Tierra. El debe hacer una preparación, no solamente en los días de la reunión, sino siempre, porque tal preparación sería insuficiente e ineficaz, ya que nadie muda de hábitos, solamente por alterar su actitud momentáneamente.
En los trabajos mediúmnicos, son exigibles hábitos mentales de comportamiento moral ennoblecidos y éstos no pueden ser improvisados. Entonces, los miembros del Grupo de una sesión mediúmnica son personas que deben estar normalmente vigilantes todos los días y, en especial, en los reservados a labor, para que se salven de las incursiones de los espíritus livianos y adversarios del Bien, que, en ese día, intentarán perjudicar su colaboración y perturbarles el estado interior, llevando disturbios al trabajo general, que es el objetivo de ellos. Entonces, en ese día, la vigilancia debe ser mayor: orar, leer una página iluminativa, meditar en ella, reflexionar, evitar actitudes de la llamada reacción y cultivar las de la acción; pensar antes de actuar, mantenerse ocupado y si eventualmente fuera cogido por la tempestad de la ira, por la tentación de la revancha que a veces nos llega, mantener la actitud recomendada por el Evangelio de Jesús.

40 - ¿Cómo debe proceder el Director de las Sesiones Mediúmnicas para alcanzar los objetivos superiores del trabajo?
Raúl - A fin de alcanzar la meta propuesta por los Dirigentes Espirituales de las sesiones, será de buen arbitrio que el dirigente encarnado atienda la tarea con la máxima seriedad, considerándola como su encuentro más íntimo con la Espiritualidad.
En su condición de conductor encarnado del cometido mediúmnico, deberá prepararse para filtrar las inspiraciones de Lo Invisible Superior, por medio de las indispensables disciplinas del carácter, de una vida ennoblecida por el cumplimiento del deber, por la renuncia a los vicios de todo tipo que deshonran tanto su psiquismo cuanto su organismo físico.
Será de gran valor para el dirigente, cuanto para aquellos que se hacen candidatos a tal dirección de trabajos mediúmnicos, el gusto por estudiar las obras literarias del Espiritismo, como así también el hábito de la meditación de todo aquello que haya leído, facilitando la identificación de los diversos sucesos que se podrán dar en las sesiones, como permitiendo interferencias indispensables en esas ocasiones, con conocimiento de causa.
El fenómeno del animismo cuanto el de las mistificaciones, solamente a la costa de mucha reflexión en torno de mucho estudio y maduración, con el consecuente conocimiento del ser humano, podrá ser identificado satisfactoriamente.

AMOR FRATERNAL