viernes, 22 de febrero de 2013

Leyes Morales

El Libro de los Espíritus

Libro Tercero: LEYES MORALES
Capitulo I: LEY DIVINA O NATURAL

I.- Caracteres de la ley natural   

614. ¿Qué se debe entender por la ley natural?
  • La ley natural es la ley de Dios. Es la única verdadera para la felicidad del hombre. Le indica lo que debe hacer o no hacer, y sólo es desdichado porque de ella se aparta.

615. ¿Es eterna la ley de Dios?

  • Es eterna e inmutable, como Dios mismo.
616. ¿Ha podido Dios prescribir a los hombres, en una época lo que les hubiera prohibido en otra?
  • Dios no puede equivocarse. Son los hombres los que están obligados a cambiar sus leyes, por ser ellas imperfectas. Pero las leyes de Dios son perfectas. La armonía que rige al universo material y al universo moral está basada sobre las leyes que Dios estableció de toda eternidad.

617. ¿Qué objetos abarcan las leyes divinas? ¿Conciernen a algo más que la conducta moral?

  • Todas las leyes de la Naturaleza son leyes divinas, puesto que Dios es el autor de la totalidad de las cosas. El sabio estudia las leyes de la materia, el hombre de bien estudia las del alma y la practica.

617 a. ¿Es dado al hombre profundizar unas y otras?

  • Sí, pero una sola existencia no basta para ello.

¿Qué son, en efecto, unos pocos años para adquirir todo lo que constituye el Ser perfecto, incluso si sólo tomamos en cuenta la distancia que separa al salvaje del hombre civilizado? La vida más larga posible resulta insuficiente, y con más razón cuando se ve abreviada, como sucede a gran número de personas.
Entre las leyes divinas, unas regulan el movimiento y las relaciones de la materia inerte. Son las leyes físicas. Su estudio es del dominio de la ciencia. Otras conciernen, en especial, al hombre en sí mismo, así como en sus relaciones con Dios y con sus semejantes. Comprenden las reglas de la vida de cuerpo tanto como las de la vida del alma. Éstas son las leyes morales.

618. Las leyes divinas ¿son las mismas para todos los mundos?

  • La razón dice que deben ser adecuadas a la naturaleza de cada mundo y proporcionales al grado de adelanto de los seres que en esos mundos residen.

II.- Conocimiento de la ley natural
619. ¿Ha dado Dios a todos los hombres los medios de conocer su ley?

  • Todos pueden conocerla, pero no todos la comprenden. Los que la comprenden mejor son los hombres de bien y los que quieren buscarla. No obstante, todos la comprenderán algún día, porque es preciso que el progreso se cumpla.
La justicia de las diversas encarnaciones del hombre es una consecuencia de este principio, puesto que en cada nueva vida su inteligencia se halla más desarrollada y comprende mejor lo que es el bien y lo que es el mal. Si todo debiera consumarse para él en una sola existencia, ¿qué suerte cabría a tantos millones de seres que mueren a diario en medio del embrutecimiento del salvajismo, o en las tinieblas de la ignorancia, sin que hayan tenido posibilidad de instruirse? (Ver párrafos 171 a 222).

620. El alma, antes de su unión con el cuerpo, ¿comprende la ley de Dios mejor que después de su encarnación?
  • La comprende, según el grado de perfeccionamiento a que haya arribado, y conserva su recuerdo intuitivo después de su unión con el cuerpo. Pero los malos instintos del hombre hacen que con frecuencia la olvide.
621. ¿Dónde está escrita la ley de Dios?
  • En la conciencia.
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III.- El bien y el mal
629. ¿Qué definición se puede dar de la moral?

  • La moral es la regla para conducirse bien, vale expresar, la distinción entre el bien y el mal. Se basa en la observancia de la ley de Dios. El hombre se comporta bien cuando hace todo con miras al bien de todos, porque en tal caso está observando la ley de Dios.
630. ¿Cómo podemos distinguir el bien del mal?
  • El bien es todo aquello que está de acuerdo con la ley de Dios, y e mal, todo lo que de ella se aparta. Así pues, realizar el bien es conformarse a la ley de Dios. Hacer el mal, infringir dicha ley.
631. ¿Tiene el hombre, de por sí, los medios para distinguir lo que está bien de aquello otro que está mal?
  • Sí, cuando cree en Dios y quiere saberlo. Dios le ha concedido la inteligencia para discernir lo uno de lo otro.
632. El hombre, sujeto como está al error, ¿no puede equivocarse en la evaluación del bien y el mal, y creer que hace bien cuando en realidad está haciendo mal?
  • Jesús os lo dijo: Ved lo que quisierais que se os hiciese o no se os hiciese. Todo está allí. No os equivocaréis. 

Continuará...
AMOR FRATERNAL  

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