lunes, 27 de octubre de 2014

LA EMPATIA

Asistencia Fraterna

Manoel Philomeno de Miranda


Suely Caldas Schubert
Según el diccionario “Aurelio”, empatía quiere decir: sentir lo que se sentiría en el caso de que estuviese en la situación y circunstancia experimentadas por otra persona.
La palabra empatía viene de einfühlung; término usado por psicólogos alemanes, que significa, literalmente, “sentir dentro”. Es derivada del griego pathos que quiere decir sentimiento fuerte y profundo semejante al sufrimiento y teniendo como prefijo la preposición in.
Difiere de simpatía que exprime “sentir con”. La empatía es un estado de identificación más profundo de la personalidad, a tal punto en que una persona se sienta “dentro de la otra” personalidad. Es en esta identificación que el verdadero entendimiento entre las personas puede ocurrir.
El primer paso para que la persona alcance esa condición de empatía es la simpatía, o sea, sentir con. De esta forma, el Asistente Fraterno debe tener facilidad de simpatizar con las personas, de sentir con cada una los sufrimientos y dificultades que atraviesan, y, sentirse solidario.
La empatía denota un estado más avanzado y se puede decir que es la esencia del amor. Sólo aquel que ama al prójimo tiene la capacidad de “sentir dentro”, esto es, de filtrarse en el mundo de los sentimientos ajenos y captarles el mensaje silencioso, las llamadas, la búsqueda, y, en profunda donación, transmitir la palabra acertada, envuelta de ese amor desinteresado y tierno que trasciendo al entendimiento común.
Empatía es disposición para trascender las limitaciones del tiempo (“yo tengo tiempo para oírte”) y los propios contenidos emocionales, personales del asistente (“yo me pongo a su disposición y, en ese momento, usted es la persona más importante y sus problemas son el centro de mi interés”). Es aún la garantía de que el contenido de las declaraciones sea absolutamente sigilosas, pero más trágicas que sean, porque significa la verdad de quien habla, verdad esa muchas veces dolorosa, terrible o agresiva.
La persona empática es aquella que consigue, o se esfuerza para conseguir evitar que sus principios y valores interfieran en la declaración de quien habla, permitiendo que ésta sea integral, alcanzando, de esta forma, el objetivo del Asistente Fraterno, que es el de ofrecer espacio, tiempo, atención y amor fraternal para que el otro se libere, lo más posible, de sus contenidos emocionales negativos.
  
Alfredo Adler se expresa así sobre la empatía:
“La empatía ocurre en el momento en que un ser humano habla con el otro. Es imposible comprender a otro individuo si no fuese posible, al mismo tiempo, identificarse con él… Si buscamos el origen de esa capacidad de actuar y sentir como si fuésemos otra persona, iremos a encontrarla en la existencia de un sentimiento social innato. En realidad, ella es un sentimiento cósmico y un reflejo del encadenado de todo el cosmos que vive en nosotros. Es una característica inevitable del ser humano.”

La capacidad de empatizar denota madurez espiritual, que es progresivo y se desarrolla, cada vez más, exactamente proporcional a la medida en que la persona profundiza su disposición de amar al prójimo y, en último análisis, la vida en todas sus formidables expresiones.
La Doctrina Espírita abre perspectivas ilimitadas en esa área, invitando al individuo a ejercer la caridad plena, tal como señala la pregunta 886 de El Libro de los Espíritus, cuando los Instructores de la Vida Superior aleccionan que la verdadera caridad consiste en la benevolencia para con todos, indulgencia para con las imperfecciones ajenas y perdón de las ofensas.”

Para los servicios de Asistencia Fraterna el significado de empatía se amplía y se torna, realmente, en la capacidad de amar al prójimo, conforme la inolvidable enseñanza de Jesús, que sintetiza todo esto en plenitud: “Amar al prójimo como a sí mismo.”

AMOR FRATERNAL