martes, 26 de marzo de 2013

LOS FLUIDOS

EL GENESIS - Allan Kardec

CAPÍTULO XIV
Los fluidos

1. Naturaleza y propiedades de los fluidos:

Elementos fluídicos2. ...el fluido cósmico universal es la materia elemental primitiva y sus modificaciones y transformaciones constituyen la gran variedad de los cuerpos de la Naturaleza. En cuanto a principio elemental del Universo, posee dos estados diferenciados: el de eterización o imponderabilidad, al que podemos considerar su estado normal y primitivo, y el de materialización o ponderabilidad, que sería consecutivo del primero. El punto intermedio es el estado de transformación del fluido en materia tangible, pero aun en este caso, la transición no es brusca, puesto que podemos considerar a nuestros fluidos imponderables como un término medio entre ambos estados.


Cada uno de estos dos estados produce fenómenos especiales: al segundo pertenecen los del mundo visible y al primero los del mundo invisible. Unos, denominados fenómenos materiales, son del dominio específico de la ciencia, y los otros, llamados fenómenos espirituales o psíquicos, se relacionan en especial con la existencia de los espíritus y entran dentro del dominio del Espiritismo. Pero, como la vida espiritual y la corporal se hallan en contacto constante, los fenómenos de ambos órdenes se presentan a menudo en forma simultánea. El hombre encarnado sólo posee la percepción de los fenómenos psíquicos que se relacionan con la vida corporal. Aquellos que son del dominio exclusivo de la vida espiritual escapan a los sentidos materiales y sólo pueden percibirse en el estado de espíritu.

4. Los elementos fluídicos del mundo espiritual escapan a los instrumentos de análisis y a la percepción de nuestros sentidos, adecuados para la materia tangible y no para la etérea. Hay algunos que pertenecen a un medio tan diferente del nuestro, que sólo los podemos juzgar mediante comparaciones imperfectas como las que haría un ciego de nacimiento para definir los colores.
Pero entre esos fluidos, algunos están estrechamente ligados a la vida corporal y pertenecen, en cierta forma, al medio terrestre. Como no se pueden percibir directamente, debemos estudiar sus efectos, así como se observan los efectos del fluido del imán, que jamás se ha visto, y podremos adquirir sobre su naturaleza conocimientos casi exactos. Este estudio es esencial, ya que nos dará la respuesta a una cantidad de fenómenos inexplicables por las solas leyes de la materia.

5. El punto de partida del fluido universal es el grado de pureza absoluto, difícil de concebir por nosotros. El extremo opuesto es su transformación en materia tangible. Entre ambos extremos existe una infinita cantidad de transformaciones, más próximas a uno u otro de ellos. Los fluidos más cercanos a la materialidad, es decir, los menos puros, constituyen lo que podemos denominar la atmósfera espiritual terrestre. En ese medio es también posible encontrar diversos grados de pureza: los espíritus encarnados o desencarnados de la Tierra extraen de él los elementos necesarios para la economía de su existencia. Esos fluidos, si bien sutiles e impalpables para nosotros, son de naturaleza grosera en comparación con los fluidos etéreos de las regiones superiores.

Lo mismo sucede en la superficie de todos los mundos, salvo las diferencias propias de constitución y las condiciones de vida de cada uno. ¡Cuando menos materializada sea la vida en un planeta, menos afinidad con la materia tendrán los fluidos espirituales!
La expresión fluidos espirituales no es del todo precisa, ya que en definitiva siempre se trata de materia más o menos quintaesenciada. Nada es verdaderamente espiritual fuera del alma o principio inteligente. Se le llama así por comparación y, sobre todo, en razón de su afinidad con los espíritus. Puede decirse que son la materia del mundo espiritual: por eso se les llama fluidos espirituales.

7. El periespíritu, o cuerpo fluídico de los espíritus, es una de las formas más importantes que adopta el fluido cósmico.  


Constituye la condensación de ese fluido en derredor de un centro de inteligencia o alma. Ya vimos que el cuerpo carnal basa su principio en el mismo fluido transformado y condensado en materia tangible. En el periespíritu, la transformación molecular se opera de otra manera, ya que el fluido conserva su imponderabilidad y sus cualidades etéreas. El periespíritu y el cuerpo carnal se originan en el mismo elemento primitivo: uno y otro son materia, aunque en estados diferentes.
8. Los espíritus conforman su periespíritu con elementos del medio en que se encuentran, es decir, que esta envoltura se integra con fluidos propios del ambiente; en consecuencia, los elementos constitutivos del periespíritu varían de acuerdo con los mundos. Júpiter es considerado un mundo muy avanzado en comparación con el nuestro. Allí la vida corporal no es de la materialidad grosera que hay en la Tierra, por lo que los cuerpos periespirituales deben ser de naturaleza infinitamente más quintaesenciada que en nuestro planeta. Ahora bien, al igual que no podríamos vivir en ese mundo con nuestro cuerpo carnal, nuestros espíritus no podrán penetrar en él con su periespíritu terrestre. Al abandonar la Tierra, el espíritu reviste su envoltura fluídica con los fluidos apropiados al mundo al que debe trasladarse.

9. La naturaleza de la envoltura fluídica se relaciona siempre con el grado de progreso moral del espíritu. Los espíritus inferiores no pueden cambiarla a voluntad y, en consecuencia, no les es posible por iniciativa propia trasladarse de un mundo a otro. Los hay cuyos cuerpos fluídicos, aunque etéreos e imponderables en relación con la materia tangible, son aún demasiado groseros, si así podemos calificarlos, en relación con el mundo espiritual, como para permitirles salir de su medio. Debemos incluir en esta categoría a esos espíritus que, en razón de ser sus periespíritus muy condensados confunden a éstos con sus cuerpos carnales pretéritos y, por ello, creen estar vivos aún. Estos espíritus, cuyo número es cuantioso, permanecen en la superficie de la Tierra al igual que los encarnados, creyendo ocuparse de sus asuntos. Otros, más desmaterializados, no lo son lo bastante, sin embargo, como para elevarse por encima de las regiones terrestres.
Los espíritus superiores, por el contrario, pueden acercarse a los mundos inferiores e incluso encarnar en ellos. Extraen del mundo en que entran los elementos necesarios para recubrir la envoltura fluídica o carnal adecuada al nuevo milenio. Actúan como el noble que abandona sus hermosos ropajes para vestir momentáneamente el sayal, sin dejar por ello de ser un gran señor.
Así es como los espíritus del orden más elevado pueden manifestarse a los habitantes de la Tierra o encarnar entre ellos en misión. Estos espíritus no traen consigo la vestidura, pero sí el recuerdo intuitivo de las regiones de donde vienen, percibiéndolas con el pensamiento. Son los iluminados en el país de los ciegos.








Continuara...


AMOR FRATERNAL

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