viernes, 1 de marzo de 2013

Ley de Libertad

El libro de los Espírtus

Capitulo IX

 
9.- LEY DE LIBERTAD
 

I.- Libertad natural
825. ¿Hay posiciones en el mundo en las que el hombre pueda jactarse de disfrutar de libertad absoluta?

  • No, porque todos necesitáis los unos de los otros, así los humildes como los poderosos.
826. ¿En qué condición podría el hombre gozar de absoluta libertad?
  • El eremita en un desierto. Tan pronto como haya dos hombres juntos, tendrán derechos ajenos que respetar y, por tanto, ya no gozarán de libertad absoluta.
827. La obligación de respetar los derechos de los demás ¿quita al hombre el derecho de ser dueño de sí?
  • De ninguna manera, porque es ese un derecho que le otorga la Naturaleza.
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II.- Esclavitud
829. ¿Hay hombres que, por naturaleza misma, estén destinados a ser propiedad de otros hombres?
  • Toda sujeción absoluta de un hombre a otro es contraria a la ley de Dios. La esclavitud constituye un abuso de la fuerza. Desaparece con el progreso, de la manera que poco a poco van concluyendo todos los abusos.
La ley humana que consagra la esclavitud es una ley antinatural, puesto que equipara al hombre con el animal y lo degrada moral y físicamente.


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831. La desigualdad natural de las aptitudes ¿no pone a ciertas razas humanas bajo la dependencia de otras más inteligentes?
  • Sí, mas para elevarlas y no para embrutecerlas todavía más mediante la servidumbre. Durante demasiado tiempo han venido considerando los hombres a los individuos de ciertas razas humanas como animales de labor, provistos de brazos y manos que se han creído con derecho a vender cual si se tratara de bestias de carga. Aquellos hombres que se conceptúan de sangre más pura. ¡Insen-satos, que sólo ven la materia! No es la sangre la que sea pura en mayor o menor grado, sino el Espíritu. (Ver párrafos 361 y 803).
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III.- Libertad de pensamiento
833. ¿Hay en el hombre algo que escape a todo constreñimiento y por lo cual goce de una libertad absoluta?
  • Por el pensamiento disfruta el hombre de una libertad sin fronteras, porque aquél no conoce obstáculos. Se puede impedir su manifestación, pero no aniquilarlo.


834. ¿Es responsable de su pensamiento el hombre?
  • Es responsable de él ante Dios. Puesto que sólo Él puede conocerlo, lo condena o lo absuelve con arreglo a su justicia.
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V.- Libre albedrío
843. ¿Tiene el hombre el libre albedrío de sus actos?
  • Puesto que posee libertad de pensar, dispone asimismo de la libertad de actuar. A no ser por el libre arbitrio, el hombre sería una máquina.
844. Desde su nacimiento ¿goza de libre arbitrio el hombre?
  • Goza de la libertad de obrar tan pronto como tiene la voluntad de hacer. En los primeros períodos de la vida su libertad es casi nula. Se desarrolla más tarde, y cambia de objeto, junto con las facultades. Puesto que el niño tiene pensamientos acordes con las necesidades propias de su edad, aplica su libre albedrío a las cosas de que necesita.
845. Las predisposiciones instintivas que el hombre trae al nacer ¿no son un obstáculo para el ejercicio del libre albedrío?
  • Esas predisposiciones instintivas son las del Espíritu antes de su encarnación. Según sea él más o menos evolucionado, pueden inducirlo a cometer actos reprensibles, y en esto será secundado por los Espíritus que simpatizan con tales predisposiciones; pero no hay fuerza que sea irresistible cuando se tiene voluntad de resistir. Recordad que querer es poder. (Ver parágrafo 361).
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848. La alteración de las facultades mentales por causa de la embriaguez ¿excusa los actos censurables que el hombre en tal estado cometa?
  • No, por cuanto el ebrio se ha privado voluntariamente de su razón a fin de satisfacer brutales pasiones. En vez de una falta, está cometiendo dos.

AMOR FRATERNAL

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