jueves, 13 de junio de 2013

Regreso a la vida corporal - Aborto

El Libro de los Espíritus

Allan Kardec

Capitulo VII: REGRESO A LA VIDA CORPORAL

UNION DEL ALMA Y DEL CUERPO

351. En el intervalo que media entre la concepción y el nacimiento ¿goza el Espíritu de la totalidad de sus facultades?
  • Más o menos, según lo avanzado del proceso, porque no está todavía encarnado, pero sí unido. Desde el instante mismo de la concepción empieza la turbación a apoderarse del Espíritu, el cual queda advertido por ello de que ha llegado la hora de iniciar una nueva existencia. Esa turbación va en aumento hasta el instante en que el niño nace. En el ínterin, su situación es más o menos la de un Espíritu encarnado durante el sueño del cuerpo. Conforme se aproxima la hora del nacimiento, sus ideas se van esfumando, así como el recuerdo del pasado, del cual ya no tiene conciencia cuando es hombre, una vez ingresado a la vida corporal. Mas ese recuerdo le volverá poco a poco a la memoria, cuando se encuentre en su estado de Espíritu desencarnado.
352. En el momento de renacer ¿recobra el Espíritu de inmediato la plenitud de sus facultades?
  • No, sino que éstas se van desarrollando en forma gradual, conjuntamente con los órganos asociados. Se trata, para él, de una nueva vida. Precisa aprender a servirse de sus instrumentos. Las ideas le vuelven de manera paulatina, como en un hombre que sale del sueño y se encuentra en una postura diferente de la que tenía antes de dormirse.
353. Puesto que la unión del Espíritu con el cuerpo sólo se consuma completa y definitivamente después del nacimiento, ¿podemos considerar al embrión como poseyendo un alma?
  • El Espíritu que debe animarlo existe, en cierto modo, fuera de él. No tiene pues, hablando con propiedad, un alma, ya que la encarnación está sólo en vías de operarse. Pero se encuentra unido al alma que debe poseer.
354. ¿Cómo se explica la vida intrauterina?
  • Es la de la planta que vegeta. El embrión vive la existencia animal. El hombre, en cambio, poseerá en sí la vida animal y la vegetal, que al nacer completa con la espiritual.
355. ¿Hay, como la ciencia lo indica, niños que desde el seno materno no tienen posibilidades de vivir? Y ¿con qué objeto sucede esto?
  • Ocurre a menudo, y Dios lo permite a título de prueba, ya sea para los progenitores, o bien para el Espíritu asignado para ocupar ese cuerpo.
356. ¿Hay niños nacidos muertos que no estaban destinados a la encarnación de un Espíritu?
  • Sí, los hay que no tuvieron jamás asignado a su cuerpo un Espíritu. Para ellos nada debía realizarse. En tal caso, sólo por los padres llegó ese niño.
356 a. Un ser de tal naturaleza ¿puede llegar al tiempo normal de nacimiento?
  • Sí, en ocasiones, pero entonces no vive.
356 b. Todo niño que ha sobrevivido a su nacimiento ¿tiene pues, por fuerza, un Espíritu encarnado en él?
  • ¿Qué podría ser sin Espíritu? No sería un ser humano.
357. ¿Cuáles son, para el Espíritu, las consecuencias del aborto?
  • Una existencia nula, que habrá de reiniciarse.
358. El aborto provocado ¿constituye un crimen, sea cual fuere el grado de desarrollo del proceso de gestación?
  • Siempre hay crimen, desde que trasgredís la ley de Dios. La madre, o cualquier otra persona, cometerá en todos los casos un crimen al quitar la vida al niño antes de su nacimiento, porque ello equivale a impedir al alma que afronte las pruebas cuyo instrumento debía ser el cuerpo.
359. En los casos en que la vida de la madre corre peligro si el niño nace, ¿es un crimen sacrificar a este último para salvar a aquélla?
  • Resulta preferible sacrificar al ser que no existe y no al ser que existe.
360. ¿Es racional dispensar al embrión las mismas consideraciones que al cuerpo de una criatura que ha vivido?
  • Ved en todo esto la voluntad de Dios y su obra. No tratéis, pues, con ligereza las cosas que debéis respetar. ¿Por qué no respetar aquellas obras de la Creación que han quedado truncas, a veces por voluntad mismo del Creador? Ello está dentro de sus designios, que nadie está llamado a juzgar.

VI.- De la infancia

379. El Espíritu que anima el cuerpo de un niño ¿está tan desarrollado como el de un adulto?
  • Puede estarlo más, si progresó más. Sólo la imperfección de los órganos de que dispone le impide manifestarse. Obra en virtud del instrumento con cuya ayuda puede exteriorizarse.
380. En un niño de tierna edad, el Espíritu, fuera del obstáculo que la imperfección de los órganos opone a su libre manifestación, ¿piensa como un niño o como un adulto?
  • Mientras sea niño es natural que los órganos de la inteligencia, sin desarrollarse, no pueden darle toda la intuición de un adulto. En efecto, su inteligencia en ese período es muy limitada, y ella está a la espera de que los años hagan madurar su razón. La turbación que acompaña a la encarnación no cesa de súbito, en el instante del nacimiento. Sólo en forma gradual se va disipando, con el desarrollo de los órganos.
Una observación acude en apoyo de esta respuesta: los sueños del niño no tienen el mismo carácter que los de las personas mayores. Su tema es casi siempre pueril, lo que denota la índole de las preocupaciones del Espíritu.
 
381. A la muerte del niño ¿recobra de inmediato el Espíritu su primitivo vigor?
  • Debe recuperarlo, puesto que se halla desembarazado de su envoltura carnal. No obstante, sólo vuelve a su lucidez anterior cuando el desprendimiento se ha completado, vale expresar, cuando no existe ya ningún lazo entre cuerpo y Espíritu.
382. ¿Sufre el Espíritu encarnado, durante la niñez, el constreñimiento que la imperfección de sus órganos impone?
  • No: ese estado constituye una necesidad. Está en la Naturaleza y es conforme con las miras de la Providencia. Para el Espíritu se trata de un período de reposo.
383. ¿Qué utilidad tiene, para el Espíritu, el hecho de pasar por el estado de infancia?
  • Puesto que el Espíritu encarna con el objeto de perfeccionarse, durante ese período es más accesible a las impresiones que recibe y que pueden cooperar a su adelanto, al cual deben contribuir aquellas personas que están a cargo de su educación.
384. ¿Por qué el llanto es el primer grito del niño recién nacido?
  • Para despertar el interés de la madre y provocar los cuidados que le son precisos. ¿No comprendes que si sólo lanzara exclamaciones de alegría, cuando aún no sabe hablar, las personas mayores se inquietarían poco de lo que él necesita? Admirar en todo, pues, la sabiduría de la Providencia.
385. ¿A qué se debe el cambio que se opera en el carácter a cierta edad, particularmente al salir de la adolescencia? ¿Es el Espíritu el que se modifica?
  • Es el Espíritu, que recobra su naturaleza y se muestra como era.
No conocéis el secreto que ocultan los niños en su inocencia. No sabéis lo que son, lo que han sido ni lo que serán. Y, sin embargo, los amáis, los acariciáis, como si fueran parte de vosotros mismos, de tal manera que el amor de una madre para con sus hijos es considerado el más grande amor que un ser pueda dispensar a otro ser. ¿De dónde procede esa dulce afección, esa tierna benevolencia que incluso los extraños demuestran al niño? ¿Lo sabéis? No; y es esto lo que voy a explicaros.
Los niños son Espíritus que Dios envía a nuevas existencias. Y para que no puedan reprocharle una severidad excesiva, les concede todas las apariencias de la inocencia. Aun en un niño de mala índole, sus malas acciones se recubren por la inconsciencia de sus actos. Y esa inocencia no es una superioridad real sobre que eran antes. No: es la imagen de lo que deberían ser, y si no lo son, a ellos solos corresponderá la pena.
Pero Dios les ha dado ese aspecto no únicamente por ellos mismos, sino además, y sobre todo, por sus progenitores, cuyo amor es necesario a su debilidad, y ese amor se vería singularmente debilitado por la comprobación de un carácter áspero y brusco, mientras que por el contrario, creyendo los padres que sus hijos son buenos y tiernos, les dispensan todo su afecto y les rodean de las más delicadas atenciones. Mas, cuando los niños dejan de tener ya necesidad de tal protección, de esa asistencia que se les ha prestado durante quince a veinte años, su carácter real e individual reaparece en toda su desnudez. Sigue siendo bueno si fundamentalmente lo era. Pero adquiere siempre matices que habían permanecido ocultos en su primera infancia.
Ya veis que los caminos de Dios son siempre los mejores y que, cuando se posee un corazón puro, la explicación de ello es fácil de concebir.
...
La niñez tiene todavía otra utilidad. Los Espíritus sólo ingresan a la vida corporal con el objeto de perfeccionarse, de mejorar. La debilidad de los primeros años los torna flexibles, accesibles a los consejos de la experiencia y de aquellas personas que deben hacerlos adelantar. Es entonces cuando resulta posible reformar su carácter y reprimir sus malas inclinaciones. Tal es el deber que Dios ha puesto en manos de sus padres, misión sagrada por la que tendrán éstos que responder.
Así pues, la infancia del hombre no solamente es útil, necesaria e indispensable, sino que además constituye la consecuencia natural de las leyes que Dios ha establecido y que rigen el Universo.



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