miércoles, 26 de junio de 2013

Ley de conservación

El Libro de los Espíritus

Allan Kardec
LIBRO SEGUNDO
Capitulo V

I.- Instinto de conservación

702. ¿Es una ley natural el instinto de conservación?
  • A no dudarlo. Es dado a todos los seres vivientes, sea cual fuere su grado de inteligencia. En unos es puramente mecánico; en otros, racional.
703. ¿Con qué objeto otorgó Dios a todo ser vivo el instinto de conservación?
  • Porque todos ellos deben cooperar a los designios de la Providencia. Por eso Dios les dio la necesidad de vivir. Además, la vida es necesaria para el perfeccionamiento de los seres. Éstos lo sienten por instinto, sin caer en la cuenta de ello.

II.- Medios de conservación

704. Al dar Dios al hombre la necesidad de vivir, ¿le ha provisto siempre de los medios?
  • Sí, y si no los encuentra es por falta de comprensión. Dios no ha podido dar al hombre la necesidad de vivir sin proporcionarle los medios para ello, de ahí que haga Él producir a la tierra aquello que provea de lo necesario a todos sus habitantes; porque únicamente lo necesario es útil, al paso que lo superfluo nunca lo es.
705. ¿Por qué no siempre produce la tierra lo bastante para abastecer de lo necesario al hombre?
  • Porque el hombre –ingrato- la descuida. No obstante, es ella una excelente madre. Con frecuencia también el hombre acusa a la Naturaleza de aquello que constituye un resultado de su impericia o de su imprevisión. La tierra produciría siempre lo necesario si el hombre supiera contentarse con ello. Si la tierra no basta a todas sus necesidades es porque el hombre emplea en lo superfluo lo que podría destinar a lo necesario. Mira al árabe del desierto: encuentra siempre de qué vivir, porque no se crea necesidades caprichosas. Pero, cuando la mitad de los productos obtenidos se dilapida en satisfacer fantasías, ¿debe el hombre extrañarse de que no le quede nada para el día siguiente, y tiene razón de quejarse de estar desprovisto de todo cuando llegan tiempos de escasez? En verdad os digo, no es la Naturaleza la imprevisora, sino el hombre, que no sabe administrarse.
 
706. Por bienes de la tierra ¿debemos entender únicamente los productos del suelo?
  • El suelo es la fuente primera de donde derivan todos los otros recursos, porque en definitiva esos recursos no son más que una transformación de los productos del suelo. De ahí que haya que entender por bienes de la tierra, todo aquello de que puede el hombre disfrutar en este mundo.
707. A menudo a algunos individuos les faltan recursos para subsistir, aun en medio de la abundancia que les rodea. ¿A quién deben ellos echar la culpa de esta situación?
  • Al egoísmo de los hombres, que no hacen siempre lo que debieran. En segundo lugar, y casi siempre, a sí mismos. Buscad y encontraréis. Estas palabras no quieren significar que base con mirar el suelo para hallar lo que se desea, sino que precisa buscarlo con ardor y perseverancia y no con molicie; sin dejarse desalentar por los obstáculos que con sobrada frecuencia no son otra cosa que medios para poner a prueba vuestra constancia, paciencia y firmeza.
Si la civilización multiplica las necesidades, también multiplica las fuentes de trabajo y los medios de subsistencia. Pero hay que convenir en que a este respecto le queda todavía mucho por hacer. Cuando haya comprendido cuál es su obra, nadie podrá decir que carece de lo necesario, si no es por su propia culpa. La desgracia de muchos consiste en que se internan en un camino que no es el que la Naturaleza les ha trazado, y entonces les falta la inteligencia necesaria para triunfar. Hay sitio para todos bajo el sol, pero a condición de que cada cual ocupe el que le corresponde y no el de los demás.

La Naturaleza no puede ser responsable por los vicios de la organización social y por las consecuencias de la ambición y el amor propio.
...
 
708. ¿No hay situaciones en que los medios de subsistencia no dependen en modo alguno de la voluntad humana, y en que la privación de lo más indispensable es un resultado de la fuerza de las circunstancias?
  • Se trata de una prueba, frecuentemente cruel, que debe sufrir, y a la que sabía que iba a estar expuesto. Su mérito estriba en la sumisión a la voluntad de Dios, si su inteligencia no le proporciona ningún medio para salir de la dificultad. Y si ha de venirle la muerte, tiene que someterse a ella sin protestar, pensando que la hora de la verdadera liberación ha llegado para él y que la desesperación de los postreros instantes puede hacerle perder el fruto de su resignación.
709. Los que en ciertas situaciones críticas se han visto precisados a sacrificar a sus semejantes para alimentarse con sus despojos ¿han cometido un crimen? Y si constituye un crimen ¿se ve atenuado por su necesidad de subsistir, a lo que su instinto de conservación les impulsa?
  • Ya he respondido a eso, diciendo que hay más mérito en sufrir todas las pruebas de la vida con valor y abnegación. Existe homicidio, y crimen de lesa Naturaleza, culpa que debe ser doblemente castigada.
710. En los mundos en que la organización es más depurada, ¿tienen los seres vivos necesidad de alimentarse?
  • Sí, pero sus alimentos se hallan en relación con su naturaleza. Esos alimentos no serían lo bastante sustanciosos para vuestros estómagos groseros. De igual modo, ellos no podrían digerir los vuestros.

AMOR FRATERNAL

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