lunes, 3 de junio de 2013

De los mediums

Obras Póstumas

Allan Kardec

Primera parte

MANIFESTACIONES DE LOS ESPÍRITUS


33. Los médiums, son las personas aptas para sentir la influencia de los Espíritus y transmitir su pensamiento.
Toda persona que sienta un grado de influencia de los Espíritus, es médium. Esta facultad es inherente al hombre, y por lo tanto, no es un privilegio exclusivo, así es que hay pocos en los cuales no se encuentre algún rudimento de ella. Se puede, por lo tanto, decir, que con poco esfuerzo, todo el mundo es médium; no obstante, en el uso, este calificativo no se aplica sino a aquellos en quienes se manifiesta esta facultad mediumnímica, por efectos ostensibles de cierta intensidad.
34. El fluido periespiritual es el agente de todos los fenómenos espiritistas; estos fenómenos no pueden operarse sino por la acción reciproca de los fluidos emitidos por el médium y por el Espíritu. El desarrollo de la facultad mediumnímica depende de la complexión mas o menos expansible del periespíritu del médium, y su asimilación mas o menos fácil con el de los Espíritus: dependiendo, pues, de la organización, puede desarrollarse cuando el principio existe; pero no puede adquirirse si no existe.
La predisposición mediumnímica es independiente del sexo, de la edad y del temperamento: se encuentran médiums en todas las categorías de los individuos, desde la más tierna edad, hasta la más avanzada.

35. Las relaciones entre los Espíritus y los médiums se establecen por medio del periespíritu; la facilidad que existe en estas relaciones depende del grado de afinidad que haya entre los dos fluidos: los hay que se asimilan fácilmente y otros que se repelen; de lo que deducimos que no basta ser médium para comunicarse indistintamente con todos los Espíritus; hay médiums que no pueden comunicarse con determinados Espíritus, y otros que solo lo consiguen por una transmisión de pensamiento, sin ninguna manifestasen exterior.

36. Por la asimilación de los fluidos el periespíritu se identifica, por decirlo así, con la persona que quiere influir; no solamente le transmite su pensamiento, sino que puede ejercer sobre ella una acción física y hacerle obrar o hablar a su voluntad, hacerle decir lo que quiere; en una palabra, servirse de sus órganos como si fueran los suyos, y puede, en fin, neutralizar la acción de su propio Espíritu y paralizar su libre albedrío.
Los buenos Espíritus se sirven de esta influencia para el bien, los malos para el mal.

37. Los Espíritus pueden presentarse de una infinidad de modos diferentes; mas, para poderlo verificar, es necesaria la condición de encontrar una persona apta para recibir y transmitir tal o cual género de impresión, según su aptitud; mas como no existe ninguna que posea las aptitudes en un mismo grado, se sigue que unos obtienen efectos que para otros son imposibles. De esta diversidad de aptitudes resulta la diferente variedad de médiums.

38. La voluntad del médium no siempre es necesaria; el Espíritu que quiere frecuencia se sirve de ella a su pesar; otras personas, al contrario, como tienen conciencia de su facultad, pueden provocar ciertas manifestaciones. En consecuencia de esto tendremos dos categorías de médiums: los médiums inconscientes y los médiums facultativos. En el primer caso, la iniciativa parte del Espíritu; en el segundo, del médium.

39. Los médiums facultativos solo se encuentran entre las personas que poseen un conocimiento más o menos completo de los medios de comunicarse con los Espíritus, y pueden, por lo mismo, querer servirse de su facultad; los médiums inconscientes, al contrario, se encuentran entre las personas que no tienen ninguna idea del Espiritismo ni de los Espíritus, aún entre los incrédulos, las cuales sirven de instrumente sin saberlo ni quererlo. Todas las clases de fenómenos espiritistas pueden producirse por la influencia de aquellos, y se han producido en todas las épocas y en todos los pueblos.
La ignorancia y la credulidad, han hecho que se atribuyeran a poderes sobrenaturales, y según los lugares y los tiempos, a los médiums se les ha hecho santos, se les ha creído hechiceros, locos o visionarios: el Espiritismo nos enseña en ellos la simple manifestación espontánea de una facultad natural.

40. Entre las diferentes categorías de médiums, se distinguen principalmente: los médiums de efectos físicos, los médiums sensibles o impresionables, los médiums auditivos, parlantes, videntes, inspirados, sonámbulos, curativos, escribientes o psicógrafos, etc., solo describimos aquí los mas esenciales (1) .

41. Médiums de efectos físicos. - Estos son más especialmente aptos para la producción de fenómenos materiales, tales como los movimientos de cuerpos inertes, los ruidos, para mover, levantar y trasladar los objetos, etc. Estos fenómenos pueden ser espontáneos o provocados; en ambos casos, requieren el concurso voluntario o involuntario de los médiums dotados de facultades especiales, cuyos fenómenos son generalmente la producción de Espíritus de un orden inferior. Los Espíritus elevados no se ocupan más que de comunicaciones inteligentes e instructivas.

42. Médiums sensibles o impresionables.- Se designa así a las personas susceptibles de sentir la presencia de los Espíritus, por una vaga impresión, por una especie de roce en todos sus miembros, sin que puedan explicárselo. Esta facultad puede adquirir una sutileza tal, que el que de ella está dotado, reconoce por la impresión que experimenta, no solamente la naturaleza buena o mala del Espíritu, sino también su individualidad, como el ciego reconoce, instintivamente, la aproximación de tal o cual persona. Un buen Espíritu produce siempre una impresión dulce y agradable; la de uno malo siempre es penosa y desagradable: parece como si se sintiera un ambiente impuro.
(1) Para más detalles, vea ‘El Libro de los Mediums’.

48. Médiums auditivos. Estos oyen la voz de los Espíritus; algunas veces es una voz íntima que se siente interiormente; otras veces es una voz exterior, clara y distinta como la de una persona viva. Les médiums auditivos pueden de este modo entrar en conversación con los Espíritus. Cuando tienen la costumbre de comunicarse con ciertos Espíritus, los reconocen de inmediato por el sonido de la voz. Los que no sean médiums auditivos pueden comunicarse con un Espíritu sirviendo de intermedio un médium auditivo que le transmita sus palabras.

44. Médiums parlantes. Los médiums auditivos que no hacen sino transmitir lo que oyen, no son propiamente hablando médiums parlantes; estos últimos no oyen con frecuencia nada; en ellos el Espíritu obra sobre los órganos de la palabra, como obra sobre la mano del médium escribiente.
Cuando el Espíritu quiere comunicarse, se sirve del órgano que encuentra mas flexible; al uno le toma prestada la mano, a otro la palabra, y el oído a un tercero. El médium parlante se expresa generalmente sin tener conciencia de lo que dice, y a menudo dice cosas completamente fuera de sus ideas habituales, de sus conocimientos, y aún fuera del alcance de su inteligencia. Se ve, algunas veces, a personas poco ilustradas y de una inteligencia vulgar, expresarse, en tales momentos, con verdadera elocuencia, y tratar con incontestable superioridad cuestiones sobre las cuales serian incapaces de emitir su opinión en estado ordinario. Aunque el médium parlante está completamente despierto, conserva
raramente el recuerdo de lo que ha dicho.
El estado pasivo, sin embargo, no siempre es completo; pues los hay que reciben la intuición de lo que dicen en el momento en que pronuncian las palabras.
La palabra en el médium parlante, es el instrumente de que se vale el Espíritu, por medio del cual cualquiera persona extraña puede ponerse en comunicación, como puede hacerlo por medio de un médium auditivo; existe la diferencia de que el primero habla involuntariamente, al paso que el segundo habla voluntariamente para repetir lo que oye.

45. Médiums videntes. Se da este nombre a las personas que en estado normal y perfectamente despiertas, gozan de la facultad de ver a los Espíritus. La posibilidad de verlos en sueño, resulta, sin duda alguna, de una clase de mediumnidad; pero no constituye, propiamente hablando, la de médium vidente.
Hemos explicado la teoría de este fenómeno en el capitulo de las Visiones y apariciones en El Libro de los Médiums. Las apariciones accidentales de personas que se han amado, o conocido, son muy frecuentes; y aunque los que las han tenido pueden ser considerados como médiums videntes, generalmente se aplica este nombre a los que gozan, hasta cierto punto de la permanencia de la facultad de ver a casi todos los Espíritus. En este numero los hay que solo ven a los Espíritus que se evocan, de los cuales pueden hacer la descripción con minuciosa exactitud, describiendo con los menores detalles sus gestos, la expresión de su fisonomía, los rasgos de su rostro, su traje y hasta los sentimientos de que parecen hallarse poseídos. Hay otros que poseen esta facultad más generalizada; ven toda la población espiritista aérea; los ven ir, venir y ocuparse, por decirlo así, de sus negocios. Estos médiums no están nunca solos; tienen a su alrededor una sociedad de la cual pueden escoger a su antojo, pues pueden, por su voluntad, separar a los Espíritus que no les convengan o atraer a aquellos que les son simpáticos.

46. Médiums sonámbulos. El sonambulismo puede ser considerado como una variedad de la facultad mediúmnica, o por mejor decir, son dos clases de fenómenos que se encuentran muy a menudo reunidos.
El sonámbulo obra bajo la influencia de su propio Espíritu, es su alma quien en los momentos de emancipación, ve, oye, percibe fuera del limite de los sentidos; lo que él expresa lo saca de si mismo; sus ideas son generalmente mas exactas que en estado normal, sus conocimientos más extensos, porque su alma esta libre; en una palabra, vive anticipadamente de la vida de los Espíritus. El médium, al contrario, es instrumento de una inteligencia extraña, es pasivo, y lo que dice no viene de él. En resumen, el sonámbulo expresa su propio pensamiento y el médium expresa el de otro. Pero el Espíritu que se comunica a un médium común, puede también hacerlo con un sonámbulo; con mucha frecuencia el estado de emancipación del alma, durante el sonambulismo, facilita la comunicación. Muchos sonámbulos ven perfectamente a los Espíritus y los describen con tanta precisión como los médiums videntes; pueden hablar con ellos y transmitirnos su pensamiento; lo que dicen fuera del círculo de sus conocimientos personales, les es a menudo inspirado por otros Espíritus.


47. Médiums inspirados. Estos médiums, son aquellos en que los signos de la mediumnidad son los menos aparentes; en ellos, la acción de los Espíritus es toda intelectual, toda moral, y se revela en las pequeñas circunstancias de la vida, como en las grandes concepciones: y bajo este concepto podemos decir que todo el mundo es médium, pues no hay persona que no tenga sus Espíritus protectores y familiares, que hacen los mayores esfuerzos por sugerirle pensamientos saludables. En el inspirado, es difícil a menudo el distinguir la idea propia de la inspirada; lo que caracteriza esta última, es, sobre todo, la espontaneidad.
La inspiración es más vidente en los grandes trabajos de la inteligencia. Los hombres de genio de todas clases, artistas, sabios, literatos, oradores, son sin duda Espíritus adelantados, capaces por si mismos de comprender y de concebir grandes cosas; pues precisamente porque son juzgados capaces, los Espíritus que quieren la realización de ciertos trabajos les sugieren las ideas necesarias, y por esto son, con frecuencia, médiums sin saberlo. Sin embargo, tienen una vaga intuición de una asistencia extraña, pues el que pide inspiración no hace sino evocar; si no esperase ser oído, por que exclama a menudo: ¡Ven en mi ayuda, buen genio mío!

48. Médiums de presentimientos. Son las personas que, en ciertas circunstancias, tienen una vaga intuición de las cosas futuras vulgares. Esta intuición puede provenir de una especie de doble vista, que permite entrever las consecuencias de cosas presentes, y la filiación de los acontecimientos; pero a menudo es fruto de comunicaciones ocultas, las cuales forman una variedad de médiums inspirados.

49. Médiums proféticos. Son igualmente una variedad de los médiums inspirados, los cuales reciben, con el permiso de Dios, y con más precisión que los médiums de presentimientos, la revelación de las cosas futuras de un interés general, que están encargados de hacer conocer a los hombres para su instrucción. El presentimiento es dado a la mayor parte de los hombres, en cierta medida, para su uso personal; el don de profecía, al contrario, es excepcional, e implica la idea de una misión en la tierra.
Si hay verdaderos profetas, los hay falsos en mayor número, que toman los sueños de su imaginación por revelaciones, si es que no son engañadores que se hacen pasar por profetas por ambición.
El verdadero profeta es un hombre de bien inspirado por Dios; se le pude reconocer por sus palabras y sus acciones: Dios no puede servirse de la boca de un mentiroso para enseñar la verdad. (El Libro de los Espíritus, Nº 624).

50. Médiums escribientes o psicógrafos. Se designa con este nombre a las personas que escriben bajo la influencia de los Espíritus. Del mismo modo que un Espíritu puede obrar sobre los órganos de la palabra de un médium parlante para hacerle pronunciar palabras, puede servirse de su mano para hacerle escribir. La mediumnidad psicógrafa presenta tres variedades muy distintas: los médiums mecánicos, intuitivos y semi mecánicos.
En el médium mecánico, el Espíritu obra directamente sobre la mano, a la cual da el impulso. Lo que caracteriza esta clase de mediumnidad, es la inconsciencia absoluta de lo que se escribe; el movimiento de la mano es independiente de la voluntad, marcha sin interrupción, aunque se oponga el médium, mientras el Espíritu tiene algo que decir, y se para cuando ha concluido. En el médium intuitivo, la transmisión del pensamiento se hace sirviendo el Espíritu del médium de intermediario. El Espíritu extraño, en este caso, no obra sobre la mano para dirigirla: obra sobre el alma con la cual se identifica y a la cual imprime su voluntad y sus ideas; ella recibe la idea del Espíritu extraño y la transmite. En esta situación, el médium escribe voluntariamente y tiene conciencia de lo que escribe, aunque no sea su propio pensamiento. Es con mucha frecuencia bastante difícil distinguir el pensamiento propio del médium y el que le es sugerido, lo que conduce a que muchos médiums de esta clase lleguen a dudar de su facultad. Se puede reconocer la idea sugerida en que jamás se concibió antes; nace a medida que se escribe, y a menudo es contraria a la idea anterior que se había formado, y puede al mismo tiempo estar fuera de los conocimientos del médium.
Existe gran analogía entre la mediumnidad intuitiva y la inspiración; la diferencia consiste en que la primera es la que más a menudo se concreta a cuestiones de actualidad, y puede aplicarse a cosa que no están al alcance de la capacidad intelectual del médium; podría tratar por intuición una materia que desconozca por completo. La inspiración se extiende sobre un campo más vasto, y generalmente acude en ayuda de las capacidades y de las preocupaciones del Espíritu encarnado. Las huellas de la mediumnidad, son mucho menos evidentes. 
El médium semi-mecánico o semi-intuitivo participa de la otras dos. En el médium puramente mecánico, el movimiento de la mano es independiente de la voluntad; en el médium intuitivo el movimiento es voluntario y facultativo. El médium semi-mecánico siente un impulso dado a su mano a pesar suyo; pero al mismo tiempo, tiene conciencia de lo que escribe a medida que se forman las palabras. En el primero, el pensamiento sigue el acto de la escritura; en el tercero, le acompaña.

51. No siendo el médium sino un instrumento que recibe y transmite el pensamiento de un Espíritu extraño, el cual sigue el impulso mecánico que les es dado, no hay nada que no pueda hacer fuera de sus conocimientos si está dotado de la flexibilidad mediumnímica necesaria. De aquí que existan médiums dibujantes, pintores, músicos, versificadores, aunque extraños al arte del dibujo, de la pintura, de la música y de la poesía: médiums iletrados que escriben sin saber leer ni escribir: médiums polígrafos que reproducen diferentes géneros de escritura y algunas veces con perfecta exactitud la que el Espíritu tenía cuando vivía; médiums poliglotas que hablan o escriben idiomas que les son desconocidos.

52. Médiums curativos. Este género de mediumnidad consiste en la facultad que ciertas personas poseen de curar por el simple contacto, por la imposición de manos, con la mirada, con sólo un gesto, sin el concurso de ningún medicamento.
Esta facultad tiene, sin duda alguna, su principio en la potencia magnética; sin embargo, difiere de ella por la energía y la instantaneidad de la acción, al paso que las curas magnéticas exigen un tratamiento metódico más o menos largo. Casi todos los magnetizadores son aptos para curar, si saben aprovechar convenientemente de su aptitud; poseen la ciencia adquirida; en los médiums curadores la facultad es espontánea, y algunos la poseen sin haber jamás oído hablar de magnetismo.
La facultad de curar por la imposición de manos tiene evidentemente su principio, en una potencia excepcional de expansión fluídica; pero esta acrecentada por diversas causas, entre las cuales es menester poner en primera línea la pureza de sentimientos, el desinterés, la benevolencia, el deseo ardiente de aliviar, la oración ferviente, y la confianza en Dios; en una palabra: todas las cualidades morales. El poder magnético es puramente orgánico; puede, como la fuerza muscular, ser dado a todo el mundo, hasta al hombre perverso; pero el hombre de bien solo lo usa exclusivamente para el bien, sin premeditación de interés personal, ni para satisfacer su orgullo ni su vanidad; su fluido más puro, pose propiedades benéficas y reparadoras que no puede tener el del hombre vicioso o interesado.
Todo efecto mediúmnico, como se ha dicho, es resultado de la combinación de fluidos emitidos por su Espíritu y por el médium; por esta unión semejantes fluidos adquieren propiedades nuevas, 'que no tendrían por separado, o al menos que no tendrían en el mismo grado. La oración, que es una verdadera evocación, atrae los buenos Espíritus, solícitos en venir a secundar las fuerzas del hombre bien intencionado: su fluido bienhechor se une fácilmente con el de este, mientras que el fluido del hombre vicioso, se alía con el de los malos Espíritus que lo rodean.
El hombre de bien que no tuviera poder fluídico, podría poco por sí mismo y solo puede pedir la asistencia de los buenos Espíritus; pero su acción personal es casi nula; una gran potencia fluídica aliada con la mayor suma de cualidades morales, puede operar verdaderos prodigios de curación.

53. La acción fluídica es, por otra parte, poderosamente secundada por la confianza del enfermo, y Dios recompensa a menudo su fe con el éxito.

54. Solo la superstición puede atribuir una virtud, a ciertas palabras, y solo Espíritus ignorantes o mentirosos pueden conservar tales ideas, haciendo prescribir formulas. Sin embargo, para personas poco ilustradas e incapaces de comprender las cosas puramente espirituales, el empleo de una formula de oración o de una práctica determinada, contribuye a darles confianza; en este caso, no es la formula la eficaz, sino la fe aumentada con la idea atribuida al empleo de la formula.

55. Es menester no confundir los médiums curativos con los médiums medicales: estos últimos son simples médiums escribientes, cuya especialidad es servir fácilmente de interpretes a los Espíritus para las prescripciones medicales; pero no hacen absolutamente mas que transmitir el pensamiento y no tienen, por lo mismo, influencia alguna.

Un abrazo fraterno.
AMOR FRATERNAL

4 comentarios:

  1. muy bonito el blogg, un abrazo espiritual
    jesus morales

    Barcelona España

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  2. muy bonito el blogg, un abrazo espiritual
    jesus morales

    Barcelona España

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    Respuestas
    1. Muchas gracias Jesus por tus palabras!!...bienvenido, intentamos aportar nuestro granito de arena en la tarea de la divulgación espírita!!
      Un abrazo fraterno!

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  3. Muchas gracias por tu aporte, has aclarado muchas dudas.

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