jueves, 18 de julio de 2013

Pena de muerte

El Libro de los Espiritus

Allan Kardec

LIBRO TERCERO

Capitulo VI: LEY DE DESTRUCCIÓN


760. ¿Desaparecerá algún día de la legislación humana la pena de muerte?
  • La pena capital ha de desaparecer, incuestionablemente, y su desaparición señalará un progreso para la humanidad. Cuando los hombres estén más esclarecidos la pena de muerte será abolida por completo en la Tierra. Los hombres no necesitarán ya ser juzgados por otros hombres. Hablo de una época que está todavía bastante lejana para vosotros.
Sin lugar a dudas, el progreso social todavía deja mucho que desear, pero seríamos injustos para con la sociedad moderna si no viéramos un progreso en las restricciones impuestas a la pena capital en los pueblos más adelantados, de acuerdo con la índole de los crímenes a que se limita su aplicación. Si comparamos las garantías que en esos mismos pueblos se esfuerza la justicia por otorgar al acusado y el trato humanitario que le dispensa –aun cuando haya sido reconocido culpable- con las prácticas vigentes en épocas que aún no están muy distantes, no podemos dejar de reconocer la senda progresiva por la que marcha la humanidad.
 
761. La ley de conservación concede al hombre el derecho de preservar su propia vida. ¿No está haciendo uso de ese derecho cuando elimina de la sociedad a un miembro peligroso?
  • Hay otros medios de defenderse del peligro fuera del de matar al agresor. Por otra parte, es preciso abrir al criminal la puerta del arrepentimiento y no cerrársela.
762. Si la pena capital puede ser desterrada de las sociedades civilizadas, ¿no ha constituido una necesidad en tiempos de mayor atraso?
  • “Necesidad” no es la palabra adecuada. El hombre cree siempre que una cosa es necesaria cuando no encuentra nada mejor. Conforme evoluciona, va comprendiendo más acertadamente lo que es justo y lo que es injusto, y repudia los excesos que en épocas de ignorancia se cometían en nombre de la justicia.
763. La restricción de los casos en que se aplica la pena de muerte, ¿es un indicio del progreso en la civilización?
  • ¿Puedes ponerlo en duda? ¿No se subleva tu Espíritu al leer el relato de las matanzas humanas que se hacían otrora en nombre de la justicia, y a menudo en honor a la Divinidad; de las torturas que se infligían al condenado, e incluso al simple acusado a fin de arrancarle, mediante el exceso de sufrimientos, la confesión de un crimen que en muchos casos no había cometido? Pues bien, si hubieras vivido en aquellos tiempos habrías considerado todo eso muy natural, y quizá siendo juez hubieras hecho otro tanto. Porque lo que es considerado justo en una época parece bárbaro en otra. Sólo las leyes divinas son eternas. Las humanas se modifican con el progreso. Y seguirán cambiando todavía, hasta que hayan sido puestas en armonía con las leyes divinas.
764. Dijo Jesús: “Vuelve tu espada a su lugar; porque todos los que tomen espada, a espada perecerán” Esas palabras, ¿no significan la consagración de la ley del talión? Y la muerte que se inflige al matador ¿no constituye la aplicación de esa ley?
  • Andaos con tiento. Os habéis equivocado acerca de estas palabras, como respecto a otras muchas. La ley del talión es la justicia de Dios y Él la aplica. Todos vosotros sufrís a cada instante esa ley, porque sois castigados por donde habéis pecado, en esta vida o en otra. Quien haya hecho padecer a sus semejantes se hallará en una situación en que sufrirá él mismo lo que haya infligido a los demás. Tal el sentido de esas palabras de Jesús. Pero ¿no os ha dicho también “perdonad a vuestros enemigos”, y no os ha enseñado que pidáis a Dios os perdone vuestras faltas como perdonáis vosotros las de los demás? Es decir, en la misma proporción en que hayáis vosotros perdonado: comprended bien esto.
765. ¿Qué hemos de pensar de la pena capital que se aplica en nombre de Dios?
  • Es tomar el lugar de Dios en la administración de la justicia. Los que obran así ponen de relieve cuán lejos se hallan de comprender a Dios, y demuestran que deben expiar todavía muchas cosas. La pena de muerte es un crimen e igualmente lo es cuando se aplica en nombre de Dios, y a los que la infligen les cabe la responsabilidad, por tratarse de otros tantos asesinatos.

Un abrazo fraterno
AMOR FRATERNAL

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