martes, 25 de febrero de 2014

MEDIUMNIDAD - Segura directriz

DIRETRICES DE SEGURIDAD

DIVALDO PEREIRA FRANCO
J. RAUL TEIXEIRA

CAPÍTULO 1
- ¿Cual es la finalidad de la mediumnidad en la Tierra?
Divaldo: La mediumnidad es, antes de todo, una oportunidad de servir. Bendición de Dios, que faculta mantener el contacto con la vida espiritual. Gracias al intercambio, podemos tener aquí no tan solo la certeza de la sobre vivencia después de la muerte, sino también el equilibrio para que rescatemos con provecho los débitos adquiridos en las encarnaciones anteriores. Es gracias a la mediumnidad que el hombre tiene una visión anticipada de su futuro espiritual y, al mismo tiempo, el relato de aquellos que lo precedieran en el viaje de regreso a la Erraticidad, trayéndole informes de seguridad, directrices de equilibrio y la oportunidad de rehacer el camino, guiado por las lecciones que él absorbe del contacto mantenido con los desencarnados. De este modo, la mediumnidad tiene una finalidad de alta importancia, porque es gracias a ella que el hombre se concientiza de sus responsabilidades de espíritu inmortal. Conforme a la afirmación del Apóstol Pablo, si no hubiese acontecido la resurrección de Cristo para traernos la certeza de la vida espiritual, de nada valdría el mensaje que Él nos dio.

CAPÍTULO 2  
- ¿Hay mediumnidades más importantes que otras? ¿Y médiums más fuertes que otros?
Raúl: Verdaderamente, no se puede decir que existan mediumnidades más importantes que otras, ni médiums más fuertes de lo que son otros. Existen médiums y mediumnidades. Según Pablo de Tarso existen los “dones”, y él se refiere a la visión, a la audición, a la cura, a la palabra, a la enseñanza, pero recuerda que “uno solo es el Señor”.
Ellos provienen de la misma fuente. Los individuos que psicografían, o psicofonizan, que materializan, podrán todos realizar un trabajo epistolar, en la realidad en que se encuentran.
No es el número de posibilidades lo que da importancia al médium. Lo que engrandece espiritualmente al médium es aquello que él hace con los dones que posee. Verificamos que la importancia del médium se localiza en la honra que tiene de poder servir.

No existen médiums más fuertes que otros, en la Doctrina Espirita, mas si, los que son más dedicados que otros, más fervorosos que otros, que están renunciando a la materia y efectuando el esfuerzo del auto mejoramiento más que otros. Esto sí ocurre. Y es ese esfuerzo por alcanzar lo más alto lo que le confiere al médium, o a otro servidor cualquiera, mejores condiciones para estar al frente en la lid. Pero eso no significa que los que vengan en la retaguardia no puedan alcanzarlo, realizando los mismos esfuerzos.
Conversando, oportunamente, con un grupo de amigos, nuestro venerable Chico Xavier decía para los compañeros que lo interrogaban que el día en el que Él no lloraba, es como si no lo hubiese vivido. Desprendemos de eso que, cuanto más se enaltece la mediumnidad, colocando a aquel que de ella es portador en una posición de claridad, naturalmente, los que no desean la luz, más lanzarán pedradas a la “lámpara”, intentando quebrarla, cuando no intentan “derrumbar” el poste que la sustenta
Deducimos entonces que el médium más importante viene a ser aquel que está más dispuesto para enfrentar esas luchas en nombre del Cristo, Médium de Dios por excelencia, y el más importante Señor de la mediumnidad que conocemos.

No nos cabe ningún desánimo a nosotros que aún nos localizamos en una faja primitiva de la mediumnidad, intentando los primeros pasos. Decimos esto porque hemos escuchado decir a compañeros que gustarían de recibir mensajes como Chico recibe; desearían recibir obras de aquel talante; desearán ser médiums de la envergadura de ese o de aquel compañero que se proyecta en la sociedad, pero desconocen la cota de sacrificios diarios, de luchas, de lágrimas, de renuncias a que ellos se tienen que predisponer y se disponen. Por eso, en Espiritismo, no existen médiums superiores a otros, ni mediumnidades más importantes que otras; existen oportunidades para que todos nosotros tomemos las herramientas de la evolución, sin volver la vista para atrás, creciendo siempre.

CAPITULO 3 
- ¿Existe la mediumnidad inconsciente?
Divaldo:Sin duda. Kardec clasificaba a los médiums, genéricamente, en dos tipos: seguros e inseguros. Dentro de esa clasificación, los seguros son aquellos que filtran con seguridad los mensajes, aquellos que son automáticos, sonambúlicos, inconscientes por lo tanto, por medio de los cuales el fenómeno ocurre dentro de un clima de profundidad, sin que la conciencia actual tome conocimiento.
Pueden ser los médiums conscientes, semiconscientes e inconscientes.
En cuanto a sus aptitudes y cualidades morales, ellos tienen una vasta calificación.

CAPITULO 4 
– ¿Tiene, el médium inconsciente, responsabilidad por lo que ocurre durante las comunicaciones?
Divaldo: El fenómeno es sonambúlico, pero la comunicación está relacionada con la conducta moral del médium. Éste es siempre responsable por lo que ocurre, así como en muchas obsesiones, cuando el individuo entra en una faja de subyugación y pierde la conciencia, él parece no ser responsable por lo que pasa; sin embargo, lo es por haberse sintonizado con aquel Espíritu que lo dominó temporariamente. El asunto está en el Evangelio de Jesús colocado de una manera brillante por el Maestro cuando dice: “Ve y no vuelvas a pecar, para que no te acontezca algo peor”. (Jesús, Juan, capítulo 5º, versículo 14)
Porque el individuo que no se modifica permanece en una faja vibratoria negativa y se sintoniza con las entidades más desdichadas y por lo tanto, semejantes. Colocándonos en el plano de la mediumnidad, nuestra vivencia moral interviene en el intercambio con las entidades frívolas.
Las entidades malévolas difícilmente se adentran en la Casa Espírita que tiene un padrón vibratorio noble, porque las defensas impiden que tales espíritus rompan las barreras magnéticas. Pero la persona que se adentra sin el perseguidor deberá reformarse aprovechando los momentos que se encuentra en el ambiente espiritual. ¿Entonces que ocurre? Tal individuo, en vez de acompañar al adoctrinador, de observar y meditar con respecto de las lecciones que le son administradas, por un enviciamiento mental, continúa con los mismos clichés que trajo desde afuera, quedando entonces y sin embargo dentro del Centro, ligado a los Espíritus con los cuales se hace afín, manteniendo una vinculación hipnótica telepática.

Hay personas que no consiguen orar, y cuando van a orar, les ocurren pensamientos de tenor vibratorio muy bajo. En la hora de la oración esas personas son invadidas por recuerdos de cosas desagradablemente vulgares y sensuales, y no saben comprender como les sucede eso. Eso es también el resultado del hábito mental.
Si nosotros, la vida entera, lanzamos para el inconsciente, ideas depresivas, vulgaridades, etc., creamos ideo-plastias perniciosas. Nuestra memoria anterior o subconsciente queda encharcada en esas fijaciones. En la hora en que vamos a ejercitar el pensamiento, a lo cual no estamos acostumbrados, es lógico que lo primero que afloren sean aquellos pensamientos que nos son frecuentes.
Ilustraremos mejor: Imaginemos aquí un vaso comunicante en forma de letra “U”. De repente vamos a orar o sintonizarnos con Espíritus Nobles. Por el subconsciente viene una idea y pasa hacia el consciente y desciende al inconsciente. Al pasar por allí recibe el injerto de las ideas archivadas y llega nuevamente a la razón, influenciada por la mezcla de lo que está en el depósito. Si tomamos un vaso que está con hollín, con polvo, y colocamos en él agua limpia, ella entra cristalina, no obstante ella sale sucia, hasta que, si perseveramos y continuamos colocando agua limpia, ella irá aseando a aquel recipiente y
finalmente saldrá como entró. Es necesario entonces, porfiar en la idea, insistir en los planes positivos y permanecer en los pensamientos superiores.
Somos siempre responsables por cualquier comunicación dado a que somos el factor que atrae a la entidad que se va a presentar, gracias a nuestras vibraciones y conducta intelecto-moral.

CAPITULO 5 
- ¿De que medios dispone el médium psicofónico consciente para diferenciar su pensamiento del pensamiento de la entidad comunicante?
Divaldo: El médium consciente dispone del buen sentido. Y esto es así porque antes de ejercitar la mediumnidad debe estudiarla; antes de entregarse al ministerio de la vivencia mediúmnica le es necesario entender el propio mecanismo del fenómeno mediúmnico. Allan Kardec, además de ser un sabio por excelencia, tuvo la dichosa inspiración de ofrecer a la Humanidad primero, “El Libro de los Espíritus”, que es un tratado de filosofía moral. Poco después, “El Libro de los Médiums” que es un compendio de metodología del ejercicio de la facultad mediúmnica. Ha de verse en el Capítulo 3º, que está dedicado al método, sobre la necesidad que tiene el individuo de conocer la función que va a disciplinar.
Entonces, el médium tiene conocimiento de sus propias aptitudes y de su capacidad para ejercitarlas. En la mediumnidad consciente o lúcida, el fenómeno es al principio “inspirativo”.
Naturalmente, los Espíritus se valen del nivel cultural del médium, lo mismo ocurre en las demás expresiones mediúmnicas: en la semiconsciente y en la inconsciente o sonambúlica. El médium en el comienzo tendrá que vencer el constreñimiento de la duda, en cuyo período él no tiene una mayor certeza respecto a si lo que ocurre es parte de su inconsciente, de los archivos de la memoria anterior, o si provienen de una inducción de naturaleza extrínseca. A través del ejercicio, él adquirirá un conocimiento de tal manera equilibrado que podrá identificar cuando se trata de sí propio – animismo – o de una interferencia espiritual – mediumnismo.

A través de la Ley de los Fluidos, por las sensaciones que el médium registra, durante la influencia que lo envuelve, pasa a identificar cual es la entidad que se le acerca. A partir de ahí, se ofrece en una entrega tranquila, y el Espíritu que lo conduce lo inspira por sobre su propia capacidad dándole ligereza a sus ideas habituales, ofreciéndole la posibilidad de síntesis que no le es común, canalizando ideas a las cuales no está acostumbrado y que ocurren solamente en aquel instante de la concentración mediúmnica. Sin embargo, solo el tiempo, a través del ejercicio continuado, ofrecerá la lucidez, la seguridad para discernir cuando se trata de información de sus propios archivos o de la interferencia de los Buenos Espíritus.

Continuará...
AMOR FRATERNAL

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