domingo, 30 de junio de 2013

Pruebas de la riqueza y de la pobreza

El Libro de los Espíritus

Allan Kardec

Libro Tercero: LEYES MORALES

Capitulo VII: LEY DE IGUALDAD


814. ¿Por qué ha concedido Dios a unos riqueza y poder, y miseria a otros?
  • Con el propósito de probar a cada cual de una manera diferente. A más de esto, ya lo sabéis, tales pruebas han sido escogidas por los mismos Espíritus, quienes con frecuencia caen vencidos por ellas.
815. ¿Cuál de las dos pruebas es la más difícil para el ser humano: la de la desgracia o la de la fortuna?
  • Ambas lo son igualmente. La miseria provoca la rebeldía contra la Providencia. La riqueza, por su parte, empuja a todos los excesos.
816. Si bien es cierto que el rico está sujeto a más tentaciones, ¿no es verdad asimismo que posee más medios para realizar el bien?
  • Precisamente es lo que no siempre hace. Se torna egoísta, orgulloso e insaciable. Sus necesidades aumentan con su fortuna y cree no tener jamás lo bastante para sí.
Una alta posición en el mundo y el gozar de autoridad sobre los semejantes son pruebas tan grandes y difíciles como la desgracia. Porque cuanto más rico y poderoso se sea, tanto más obligaciones se tendrán y mayores son los medios disponibles para realizar el bien o cometer el mal. Dios prueba con la resignación al pobre y al rico por medio de uso que haga de sus bienes y de su poder.
Riqueza y poder engendran todas las pasiones que nos unen a la materia y nos alejan de la perfección espiritual. De ahí que Jesús haya dicho: “De cierto os digo, que difícilmente entrará un rico en el reino de los cielos. Otra vez os digo, que es más fácil pasar un camello por el ojo de una aguja, que entrar un rico en el reino de Dios”

VI.- Igualdad de derechos del hombre y la mujer

817. El hombre y la mujer ¿son iguales ante Dios y poseen los mismos derechos?
  • ¿Acaso Dios no concedió a ambos la inteligencia del bien y el mal y la facultad de progresar?
818. ¿A qué se debe la inferioridad moral de la mujer, en ciertas regiones?
  • Al dominio injusto y cruel que ha ejercido el hombre sobre ella. Es un resultado de las instituciones sociales y del abuso de la fuerza sobre la debilidad. En los hombres poco adelantados desde el punto de vista moral la fuerza constituye el derecho.
819. ¿Con qué objeto la mujer es físicamente más débil que el hombre?
  • Para asignarle funciones particulares. Al hombre tocan los trabajos rudos, por ser el más fuerte. La mujer, en cambio, debe encargarse de las tareas delicadas. Y ambos han de ayudarse mutuamente para superar las pruebas de una existencia llena de amargura.
820. La fragilidad física de la mujer, ¿no la pone naturalmente bajo la dependencia del hombre?
  • Dios otorgó a unos la fuerza para que protejan al débil y no con el objeto de que lo esclavicen.
Dios ha adecuado la organización de cada ser a las funciones que debe cumplir. Si dio a la mujer menos fuerza física, la dotó al mismo tiempo de mayor sensibilidad, en armonía con la delicadeza de las funciones maternales y la debilidad de los seres que se confían a su cuidado.
 
821. Las funciones a que la Naturaleza destina a la mujer ¿tienen una importancia equivalente a las asignadas al hombre?
  • Sí, e incluso mayor. Ella da al hombre las primeras nociones de la vida.
822. Puesto que los hombres son iguales ante la ley de Dios ¿deben serlo también ante la ley humana?
  • Es el primer principio de la justicia: “No hagáis a los demás lo que no quisierais que se os hiciere”.
822 a. Según esto, para que una legislación sea perfectamente justa ¿debe consagrar la igualdad de derechos del hombre y la mujer?
  • Sí de derechos, pero no de funciones. Precisa que cada uno de ellos tenga su lugar especificado. Ocúpese el hombre de lo exterior, y la mujer del hogar. Cada cual según sus aptitudes. Para ser equitativa, la ley humana tiene que consagrar la igualdad de derechos entre el hombre y la mujer. Todo privilegio otorgado a uno o a otro es contrario a la justicia. La emancipación de la mujer sigue al progreso de la civilización. Su esclavitud, en cambio, está de acuerdo con la barbarie. Por otra parte, los sexos sólo existen en lo que concierne a la organización física, ya que los Espíritus pueden adoptar uno u otro, no hay diferencia entre ellos a este respecto y, por tanto, ambos deben disfrutar de iguales derechos.

AMOR FRATERNAL

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