lunes, 17 de junio de 2013

Ideas innatas / Facultades morales e intelectuales

El libro de los Espíritus

Allan Kardec

LIBRO SEGUNDO
Capitulos IV y VII

IX.- Ideas innatas

218. El Espíritu encarnado ¿conserva alguna huella de las percepciones que ha tenido y de los conocimientos que adquirió en sus vidas anteriores?
  • Le queda un vago recuerdo, que le da lo que denominamos ideas innatas.
218 a. ¿De manera que la teoría de las ideas innatas no es una quimera?
  • No: los conocimientos adquiridos en cada existencia no se pierden. Una vez desprendido de la materia, el Espíritu siempre los recuerda. En el trascurso de la encarnación podrá en parte olvidarlos, en forma temporaria, pero la intuición que le queda de ellos coopera a su progreso. A no ser por esto debería recomenzar de continuo. En cada nueva existencia, el Espíritu toma como punto de partida el alcanzado en su vida precedente.
218 b. Así pues, ¿ha de existir una gran conexión entre dos existencias sucesivas?
  • No siempre tan grande como podrías creerlo, por cuanto las situaciones son a menudo muy diferentes, y en el intervalo ha podido el Espíritu progresar.
219. ¿Cuál es el origen de las facultades extraordinarias de algunos individuos que, sin haber hecho estudios previos, parecen tener la intuición de ciertos conocimientos, como los idiomas, el cálculo matemático, etcétera?
  • Recuerdo del pasado. Progreso anterior del alma, pero del cual el individuo mismo no tiene conciencia. ¿De dónde quieres que provengan? El cuerpo cambia, pero no el Espíritu, aunque mude de vestimenta.
220. Al cambiar de cuerpo, ¿se puede perder ciertas facultades intelectuales, por ejemplo, dejar de aficionarse a las artes?
  • En efecto, si se ha manchado esa inteligencia o si se hizo mal uso de ella. Además, determinada facultad puede permanecer aletargada durante una existencia, porque el Espíritu quiere ejercer otra que no tiene relación con aquélla. Entonces queda en estado latente, para reaparecer más tarde.
221. ¿A un recuerdo retrospectivo debe el hombre, aun en estado salvaje, el sentimiento instintivo de la existencia de Dios y el presentimiento de la vida futura?
  • Se trata de un recuerdo que ha conservado de lo que sabía como Espíritu antes de encarnar. Pero el orgullo sofoca a menudo ese sentimiento.
221 a. ¿A ese mismo recuerdo se deben ciertas creencias relativas a la Doctrina Espírita, que en todos los pueblos encontramos?
  • Esta Doctrina es tan antigua como el mundo. De ahí que se la halle en todas partes, y esto constituye una prueba de que es verdadera. Al conservar la intuición de su estado como Espíritu, el Espíritu encarnado tiene la conciencia instintiva del Mundo Invisible, pero muchas veces ésta es falseada por los prejuicios, y la ignorancia mezcla a ella con la superstición.

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III.- Facultades morales e intelectuales

361. ¿De dónde le vienen al hombre sus cualidades morales, sean buenas o malas?
  • Son las del Espíritu que se halla encarnado en él. Cuanto más puro es el Espíritu, tanto más inclinado al bien es el hombre.
361 a. De ello parecería resultar que el hombre de bien sea la encarnación de un Espíritu bueno, y el individuo vicioso, la de un Espíritu malvado…
  • Sí, pero di más bien que es un Espíritu imperfecto, de otro modo se podría creer en Espíritus siempre malos, a los que llamáis demonios.
362. ¿Cuál es el carácter de las personas en quienes encarnan los Espíritus traviesos y frívolos?
  • Atolondrado, juguetón, y a veces malévolo.
363. Los Espíritus ¿tienen pasiones ajenas a la humanidad?
  • No. Si así fuese, vosotros también las tendríais.
364. ¿Es un mismo Espíritu el que da al hombre sus cualidades morales y las de la inteligencia?
  • Seguramente, es el mismo, y esto en virtud del grado que ha alcanzado. El hombre no tiene en sí dos Espíritus.
365. ¿Por qué hombres muy inteligentes –lo que denota en ellos un Espíritu superior- son a veces, al mismo tiempo, profundamente viciosos?
  • Porque el Espíritu encarnado no es lo bastante puro y el hombre cede a la influencia de otros Espíritus que son peores aún. El Espíritu progresa por una marcha ascendente insensible, pero su adelanto no se verifica en forma simultánea en todos los sentidos. En un período puede avanzar en conocimientos. En otro, en moralidad.
366. ¿Qué pensar de la opinión según la cual las diversas facultades intelectuales y morales del hombre serían el producto de otros tantos Espíritus diferentes encarnados en él, cada uno de los cuales poseería una aptitud especial?
  • Al reflexionar, se llega a la conclusión de que es absurda. El Espíritu debe poseer todas las aptitudes. Para poder progresar necesita una voluntad única. Si el hombre fuera una amalgama de Espíritus, esa voluntad no existiría y no habría en él individualidad, ya que a su muerte todos esos Espíritus serían como un montón de pájaros volando de la jaula. El hombre se queja a menudo de no comprender ciertas cosas, y es curioso ver cómo multiplica las dificultades, mientras que tiene a mano una explicación enteramente simple y natural. Una vez más es tomar el efecto por la causa. Aquéllos creían en tantos dioses como fenómenos hay en el Universo, pero entre ellos mismos las personas sensatas sólo veían en tales fenómenos efectos cuya causa era un Dios único.
El mundo físico y el moral nos ofrecen a este respecto numerosos puntos de comparación. Se ha creído en la multiplicidad de la materia en tanto se detenían los observadores en la apariencia de los fenómenos. Hoy en día, comprendemos que esos fenómenos tan variados pueden muy bien no ser sino modificaciones de una única materia elemental. Las diversas facultades son manifestaciones de una misma causa, que es el alma o Espíritu encarnado, y no de muchas almas, así como los diferentes sonidos del órgano constituyen el producto de una misma especie de aire, y no significan que haya tantas clases de aire como sonidos existen. De esta hipótesis resultaría que cuando un hombre adquiere o pierde ciertas aptitudes o tendencias, ello se debería a otros tantos Espíritus que vienen a él o de él se marchan, lo cual lo convertiría en un ser múltiple, carente de individualidad y, en consecuencia, sin responsabilidad. Además, esto se contradice con los ejemplos tan numerosos de manifestaciones mediante las cuales los Espíritus prueban su personalidad e identidad.

Un abrazo fraterno.
AMOR FRATERNAL

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