sábado, 18 de febrero de 2017

CONOCIMIENTO DE SI MISMO

Por qué y para qué propicia el Espiritismo el conocimiento de sí mismo?


El conocimiento del hombre y de su personalidad es un tema que conflictúa a algunos y para otros, pasa desapercibido. Esta diferencia radica sustancialmente en el proceso de evolución en que se encuentra el ser.

El hombre despierta esta inquietud, cuando por medios conscientes procura su propia evolución.
Lo comprende en parte, pero aún se resiste a abandonar estados que conforman su propia personalidad, porque ésta satisface su vanidad, su ego; o su propia ambición de espíritu.

Una posición más amplia respecto al conocimiento de sí mismo le da al hombre la posibilidad de mayor libertad. Esta libertad se evidencia en el manejo de situaciones con una óptica universalista, y responde al intento de lograr su propia transformación moral y llegar a ser el hombre y el espíritu que ambiciona ser.

La conquista de la libertad es lo más cercano al concepto de felicidad que pueda ambicionar.

Así, el hombre, consciente de su destino trascendente, y procurando conducir con responsabilidad a su familia, busca el saber, lo que le dará a su alma la exaltación íntima de su unión con una Verdad superior. Disciplina del pensamiento, sentimientos mas armoniosos al bien que comprende y un accionar acorde a estos dos estados, propicia la transformación moral.

CONÓCETE A TI MISMO, tan antiguo como la filosofía misma, sigue teniendo vigencia y el espiritismo lo rescata y lo proyecta hacia una nueva visión del hombre.

...S. Smiles dice en su libro "El carácter": "El dominio de sí mismo es la raíz de todas las virtudes. Cuando el hombre da rienda suelta a su libertad y a sus pasiones, pierde instantáneamente su libertad moral."

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No hay progreso consciente sin la observación atenta de sí mismo. Es preciso vigilar todos nuestros actos, al mismo tiempo que los pensamientos y sentimientos, que lo generan y alimentan, a fin de saber en qué sentido debemos dirigir nuestros esfuerzos para mejorarnos, sin olvidar que no sólo somos responsables de lo que hacemos, pensamos o sentimos, sino también de que dejamos de hacer, pensar o sentir. Tratar siempre que el resultado de nuestra comprensión se refleje constantemente en cada una de las facultades del espíritu. Y cuando el hombre logra el dominio de su personalidad (que no significa superación total del error), y el control de sus reacciones, el espíritu puede considerarse en una medida, libre para impulsar su evolución consciente.

"Abocarse al conocimiento de sí mismo, es la más poderosa fuerza que debe desarrollar el hombre, porque se pone en contacto con la ley que rige la evolución de los seres conscientes del universo."

Así nos enfrentamos a esa gran responsabilidad que implica el descubrimiento de nuestro YO, ya sea en su imperfección primero, ya en la capacidad que cuenta para renovarse, para instruirse, para crear condiciones de superación y acceder a una posición universal en la escuela del conocimiento.

El conocimiento de sí mismo en su proyección mas generosa es también una forma de hacernos agradables a las personas que nos rodean por consideración a ellas.

¿Cuál es el método para comenzar el análisis de nuestra personalidad: cómo hacer para conocernos?:

  • Realizar un análisis retrospectivo de nuestros actos, sentimientos y pensamientos desde la edad de 14 años hasta al presente. Valorarlos en los momentos de reflexión, pidiendo ayuda a nuestro Espíritu Protector. Valorar la posición de hijo/a, de hermano/a, de padre o madre, de compañero/a, de amigo/a, de ciudadano/a.
Valorar a los padres y las virtudes que poseen, sin juzgarlos, sino analizando su conducta para aprender de sus aciertos y errores, y si hace falta, disculpar sus equivocaciones, intentando que su experiencia de vida sirva como fuente de aprendizaje para nosotros.
¿Por qué 14 años? Porque a esa edad el ser entra en su Libre Albedrío, es decir es responsable de lo que hace, piensa, dice, siente, aunque aún la personalidad no esté completamente formada, pero ya se registra en "El libro de la Vida".

  • Para esta tarea debemos adoptar una actitud de serenidad, lucidez e inspiración. No se puede hacer un análisis sincero y profundo durante la vorágine diaria, sino en los momentos de calma, conectándose previamente con el estado espiritual elevado.
  • Sinceridad para con nosotros mismos: tener para nosotros la misma meticulosidad y exigencia que tenemos para analizar la personalidad ajena, sin disculpar nuestros estados, que comprendemos interfieren en la lucha diaria, no para apesadumbrarnos, sino para tratar de superarlos.
  • Detenernos a meditar y analizar cada impulso erróneo con la finalidad de detectar a qué tendencia o debilidad profunda del espíritu corresponde. Esa meditación irá alertando y fortaleciendo el control de nuestros actos, muchas veces antes que éstos se manifiesten.
Por ejemplo, analicemos nuestra FORMA DE EXPRESIÓN:

Siempre es más fácil comenzar por lo inmediato, que por simple y cotidiano se desestima, pero que va marcando los pasos para llegar a lo mas profundo y conflictivo del ser humano.

Por ello decimos que la expresión, el modo de manifestarse, nos esta dando la primera pauta de la personalidad.

Cuando queremos entender a una persona, nos fijamos como habla, como se expresa, que cosas dice. Por allí comienzan los sentimientos y pensamientos a manifestarse.

Este primer paso, que puede parecer simple, es la manifestación externa que delatará paulatinamente al espíritu. 

  • Si las expresiones son cálidas y dulces emanan emoción y ternura.
  • Los gritos evidencian violencia emocional, imposición y personalismo.
  • Las malas palabras, falta de respeto al semejante.
  • Los silencios prolongados, meditación o indiferencia, falta de comunicación, orgullo.
  • El hablar demasiado, falta de meditación, exaltación de la personalidad, falta de respeto por escuchar la opinión ajena.
  • Las ironías, burla, falta de valentía para decir las cosas de frente.
Y como éstas, hay infinidad de situaciones que cabría analizar, para comenzar a conocerse a sí mismo a través de las expresiones que usamos, es decir, la forma con que nos comunicamos con los demás -la consideración que sentimos hacia los otros, o si simplemente les hacemos "soportar" nuestra personalidad como es-.

Otro ejemplo: EL PENSAMIENTO

  • ¿Puedo pensar libremente o me envuelvo en mis propias conjeturas? 
  • ¿Soy dueño de mis pensamientos?
Ser dueños de nuestros propios pensamientos es saber detenernos a analizar sobre lo que estamos pensando, si hay en ellos juzgamientos o tienen influencia de otros errores humanos como la envidia, el egoísmo, los celos, etc.

Debemos desconfiar de nuestros propios conceptos, si estos no fueran conscientemente analizados, si no hemos sabido rescatar de cada situación de vida el aspecto positivo, si no somos capaces de observar las situaciones con justicia y ecuanimidad.

  • "Quien domina sus pensamientos es dueño de su conducta". Esto es una gran verdad.
  • ¿Qué debemos hacer?
Una reflexión diaria, vida interior, preocupación por conocer nuestra forma de pensar, planificarnos un método comunicación, dialogo.

VERACIDAD

Significa no justificarnos, tener valentía y objetividad para admitir nuestra propia incapacidad de dominar algunas situaciones.

"Soy nerviosa, por eso grito". 
"Me hacen enojar, por eso me violento".
"Ese es mi carácter, que los voy a hacer".
Esto no es así. Debemos ser capaces de detenernos a pensar que la verdad no requiere gritos, requiere razones. "La fuerza del grito la da la debilidad de la sinrazón".

  • ¿Hago juzgamientos rápidos?
  • ¿Hay placer en la critica? ¿Hay placer en ver los errores de los demás?
Muchos usan el "piensa mal y acertarás". Esta aseveración es totalmente equivocada, es preferible equivocarse por haber pensado bien que condenar a un inocente. Pensar bien de los demás no nos convierte en ingenuos, o atropellados, ni nos quita lucidez para analizar las situaciones.

DIVAGACIONES
  • ¿Puedo concentrarme en procurar analizar situaciones, o mi pensamiento divaga sin rumbo? ¿Son mis pensamientos profundos o vanos? ¿Poseen un valor real?
Todas esa preguntas y sus respuestas y muchas más que podemos hacernos nos llevarán a esclarecer los puntos básicos que conforman nuestra personalidad.

Adoptar una posición de valoración y de humildad: ambas actitudes muy difíciles de lograr. No olvidemos que este es un método para toda la vida, no para un día o un año, y que la constancia en el análisis nos abrirá nuevos panoramas.

HUMILDAD: significa reconocer nuestras limitaciones, saber que algunas podemos superarlas y otras no, lo que no quiere decir que nos deprimamos, o que adoptemos una actitud "que me aguanten como soy". La lucha debe ser permanente porque aún nos falta mucho para interpretar a Dios y sus Leyes. Hay situaciones en la vida que no podemos comprender, que debemos aceptarlas y convivir con ellas, sin que nos produzca rebeldía o desconformidad aunque desconozcamos las causas que lo motivaron.

VALORACIÓN: por un lado, de lo que poseemos y por el otro de nosotros mismos.

De los que poseemos: sentir agradecimiento por la familia. Valoración de las personas que nos rodean, reconocer sus virtudes. ¿Sentimos agradecimiento a la vida; o la enfrentamos porque consideramos que no nos dio lo suficiente?

Valoración significa aceptación, con criterio optimista y sin dejar de luchar por nuestro progreso. Significa deslindar lo trascendente de lo secundario, y significa analizar además como nuestra personalidad afecta a los demás.

Dicen los Espíritus: 
"El ser está en continua lucha consigo mismo, porque desea llegar al equilibrio; equilibrio que le darán las experiencias vividas, los desengaños y el conocimiento de la personalidad imperfecta. El espíritu encierra en sí potencias que los llevarán al control de la personalidad. Por ello disponerse con vocación a la espiritualidad.
Por ello es necesaria la valoración permanente de los estados básicos que hacen a la personalidad del ser para medir en que medida está influenciando en nuestra forma de apreciar las cosas. Luego de ello viene la fuerza íntima que promueve la voluntad para el control del pensamientos que alimenta nuestros sentimientos erróneos y como última parte para llegar al dominio de sí mismo."

La valoración de nosotros mismos significa saber:
  • ¿Cómo se encuentran mis sentimientos? ¿Por quién soy capaz de sentirme bien?. Medirlos por la preocupación que sentimos por los demás.
  • ¿Siento el conocimiento espirita como una necesidad? ¿me gusta? ¿lo siento como una seguridad?
  • ¿Qué elementos hay en mi capaz de hacer feliz a otros?
  • ¿Soy un elemento estabilizante, armonizante o de discordia?. ¿Cómo trasciende mi conducta con mis hijos, con mi cónyuge? ¿Soy ejemplificante?
  • ¿Tengo conquistas en la humildad? Ser humildes significa desarrollar un sentimiento de consideración hacia las personas, sus logros y sus yerros.
  • Ser capaces de medir nuestra capacidad de comprensión por la capacidad de juzgar ante la falta.
  • ¿Somos capaces de reconocer las virtudes del prójimo o aprender de ellas?
Recordar que todo análisis meticuloso de nuestra personalidad incluye una dosis de vergüenza y dolor, pero que ésta no nos anule, sino que nos impulse al cambio.

COMUNICACIÓN: el diálogo, la comunicación como toda una disciplina que la pareja humana en función matrimonial debe cultivar para aunar criterios, conformar fuerzas, establecer armonía y llegar al entendimiento, aunque no necesariamente piensen igual.

LECTURA PERIÓDICA: buscar lecturas que estimulen nuestra concentración, que nos enriquezca como personas y que nos ejercite en la reflexión metódica, en el análisis.

FE - SEGURIDAD: en el continuo progreso y optimismo en los logros obtenidos.

  • ¿POR QUÉ CAMBIAR? ¿POR QUÉ DEBEMOS DESGLOSAR ERRORES? Este es otro interrogante que plantea el conocimiento de sí mismo. 
  • Porque en un momento de nuestra evolución fueron necesarios para progresar: ¿CÓMO ES QUE CRECIERON?

¿CUALES SON LAS TENDENCIAS ERRÓNEAS QUE DEBEMOS DETECTAR Y QUE SIGNIFICARON ESTAS EN LA EVOLUCIÓN DEL SER?

Debemos saber que cada una sirvió para encontrar una solución de vida. Es la exageración de su uso lo que transformo esas tendencias en erróneas. Por eso algunas se marcaron más que otras, por eso cada persona tiene una característica diferente.

VEAMOS:

Frente a todo este panorama evolutivo y en el ámbito cotidiano recordemos que:
  • Es en la familia donde nos manifestamos como somos realmente, sin acondicionamientos. La familia es el sitio donde se ensayan todas las virtudes y donde dejamos que surjan con cierta libertad los sentimientos negativos. Allí es donde el ser, libre de presiones del medio, se manifiesta como es y puede llegar a conocerse realmente.
  • El conocimiento profundo de la personalidad espiritual no aflora en la tranquilidad y en el bienestar, aflora cuando es contradecido en sus anhelos, en sus ambiciones y es en eso momentos cuando nos evidenciamos tal cual somos.
  • La finalidad del espíritu es el AMOR y tarde o temprano, el espíritu llega a él. Pero cuando el hombre descubre que el camino del amor es el mas elocuente, el más feliz, aunque conserve aún muchos errores, se puede decir que su espíritu se inspira en Dios, para luchar y progresar en bien de sus semejantes y de toda la humanidad.
  • El desarrollo del amor es un estado que permitirá transitar etapas futuras hacia una libertad consciente.
Así frente a la pregunta, ¿quien soy? ¿cómo soy? ¿que nos contestamos? 
Partiendo de un máximo de sinceridad y admitiendo un máximo de buena fe podemos dar las siguientes interpretaciones de la personalidad de cada hombre:

  • Cómo creo ser: cada uno tiene su concepto. Es el yo visto por cada uno. Como pienso, siento y actúo.
  • Cómo deseo ser: el yo del hombre no coincide con su ideal. Acá interviene el conocimiento espirita, con el conocimiento del yo.
  • Cómo creo que me ven: generalmente nos sobrestimamos al analizar como nos ven los demás: marido, esposa, jefe, compañeros de trabajo, etc. Existe una tendencia a creer que nos ven mejor de lo que somos, que nuestros errores o defectos, aunque los ubiquemos, no son tan visibles a los demás, y sucede exactamente lo contrario, incluso cuando los queremos disimular.
A veces existe subestimación. No hay un punto exacto. Generalmente nos interesa quedar bien o resultar simpáticos o agradables. No hay un concepto claro al respecto porque estamos actuando involucrados emocionalmente.
  • Cómo nos ven en realidad los demás: en este aspecto es interesante recalcar que hay que escuchar las criticas que nos hacen quienes nos quieren.
Sería ideal poder sintetizar estos juicios en uno solo. De su coincidencia llegaríamos al conocimiento de nosotros mismos.

De cualquier forma, el esfuerzo por la transformación debe hacerlo sin duda, el hombre mismo, cada uno de nosotros.

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