sábado, 2 de marzo de 2013

Dios y el Alma

Razonada Profesión de Fe Espiritista

1. Dios

 
1. Hay un Dios, inteligencia suprema y causa primera de todas las cosas. La prueba de la existencia de Dios se encuentra en el siguiente axioma: No hay efecto sin causa. Continuamente vemos una multitud innumerable de efectos cuya causa no esta en la humanidad, puesto que esta es impotente para producirlos y aun para explicarlos: la causa esta, pues, por encima de la humanidad, y es a esta causa que se llama Dios, Jehová, Allah, Brahma, Fo-He, Gran Espíritu, etc., según la diversidad de idiomas, tiempos y lugares.
Estos efectos no se producen al acaso, fortuitamente y sin orden: desde la organización del más pequeño insecto y de la más diminuta semilla, hasta la ley que gobierna a los mundos que circulan por el espacio, todo indica un pensamiento, una combinación, previsión y solicitud que supera a todas las concepciones humanas. Por lo tanto, esta causa es soberanamente inteligente.
2. Dios es eterno, inmutable, inmaterial, único, todopoderoso y soberanamente justo y bueno. 
Dios es eterno, porque si hubiese tenido un principio, se daría a entender que algo había existido antes que El: o bien que había salido de la nada, o que un ser anterior a Dios le había creado. Así es que por grados nos remontamos al infinito de la eternidad.
Es inmutable, porque si estuviese sujeto a cambios, las leyes que rigen el universo no tendrían estabilidad alguna.
Es inmaterial, es decir, que su naturaleza difiere de todo lo que nosotros llamamos materia, pues de otro modo estaría sujeto a las continuas transformaciones de esta y ya no sería inmutable.
Es único, porque de haber varios Dioses habría diversidad de voluntades, y por consiguiente, no habría ni unidad de miras ni de poder en el arreglo del universo.
Es omnipotente porque es único. Si no fuese omnipotente, es que habría algo más poderoso que Él: Dios no lo habría creado todo, y aquellas cosas que no fuesen obra suya, serian la obra de otro Dios.
Es soberanamente justo y bueno. La sabiduría providencial de las leyes divinas se manifiesta lo mismo en los objetos más pequeños que en los más grandes, y esta sabiduría no permite dudar ni de la justicia ni de la bondad de Dios.
3. ¡Dios es infinito en su perfección! Si se supusiera imperfecto uno solo de los atributos de Dios o se suprimiera la más pequeña porción de la eternidad, inmutabilidad, inmaterialidad, unidad, omnipotencia o justicia y bondad de Dios, se daría lugar a la suposición de un ser poseedor de lo que a aquel le faltaría, y este ser, siendo más perfecto, seria Dios.
 

2. El Alma

4. Hay en el hombre un principio inteligente llamado Alma o Espíritu, independiente de la materia y que le concede el sentido moral y la facultad de pensar.
Si el pensamiento fuese una propiedad de la materia, se vería a esta pensar; luego, como nadie ha visto jamás a la materia inerte dotada de facultades intelectuales, porque cuando el cuerpo ha muerto ha cesado de pensar, es preciso deducir de todo lo expuesto que el alma es independiente de la materia, y que los órganos materiales no son otra cosa que los instrumentes de que se aprovecha el hombre para manifestar su pensamiento.
 
5. Las doctrinas materialistas son incompatibles con la moral y subversivas del orden social.
Si el pensamiento fuese secretado por el cerebro, como lo es la bilis por el hígado, según pretenden los materialistas, resultaría que, a la muerte del cuerpo, la inteligencia del hombre, lo mismo que todas sus cualidades morales, entrarían de nuevo en la nada; que todos aquellos parientes o amigos que se habría amado, se hubieran perdido definitivamente; que el hombre de genio no tendría mérito alguno, puesto que sus eminentes facultades las debería a la casualidad que presidió en su organización, y que entre el hombre de talento y el imbécil, no habría otra diferencia que la de tener una masa cerebral mas o menos imperfecta. Las consecuencias de esta doctrina serían tristísimas. No esperándose nada para después de esta vida, no habría el menor interés en practicar el bien y nada más natural que procurarse el mayor número posible de goces, aun cuando fuese a costa de otros. Sería soberanamente ridículo causarse molestia por los demás, y el egoísmo sería el más racional de todos los sentimientos. El hombre verdaderamente desgraciado encontraría excelente remedio en el suicidio, porque lograría el beneficio de abreviar sus padecimientos. La doctrina materialista es, pues, la sanción del egoísmo, fuente de todos los vicios, la negación de la caridad, manantial de todas las virtudes y base del orden social, y la justificación del suicidio.
6. La independencia del alma es probada por el Espiritismo. La existencia del alma es probada por los actos inteligentes del hombre, que deben reconocer una causa inteligente y no inerte. Su independencia de la materia esta claramente demostrada por los fenómenos espiritistas que la demuestran obrando por ella misma, y sobre todo, por el experimento durante la vida, que le permite manifestarse, pensar y obrar ausente del cuerpo.
Puede decirse que así como la química separa los elementos constitutivos del agua poniendo al descubierto sus propiedades, y puede a voluntad descomponer o rehacer un cuerpo compuesto cualquiera, también el Espiritismo puede aislar los dos elementos constitutivos del hombre: el Espíritu y la materia, el alma y el cuerpo; separarlos y reunirlos a voluntad, lo cual no permite dudar de su independencia.
7. El alma del hombre sobrevive al cuerpo y conserva su individualidad después de la muerte. Si el alma no sobreviviera al cuerpo, el hombre no tendría delante de si otra perspectiva que el vacío, lo mismo que si la facultad de pensar fuese producto de la materia; si no conservara su individualidad, esto es, si fuese a perderse en el gran todo, como las gotas del agua en el Océano, sería esto para el hombre el vacío del pensamiento y las consecuencias las mismas que si no tuviera alma. La vida del alma después de la muerte corporal, queda probada de una manera irrecusable, y hasta cierto punto palpable, por las comunicaciones espiritistas. Su individualidad esta demostrada por el carácter y las cualidades propias de cada uno, pues siendo estas cualidades el distintivo de unas almas de otras, constituyen lo que se llama su personalidad; y si fuesen confundidas en un todo común, estas cualidades serian de todo punto uniformes. Además de estas pruebas inteligentes, existe la material de las manifestaciones visibles o apariciones, que son tan frecuentes y auténticas que no es posible dudar de ellas.
8. El alma del hombre es feliz o desgraciada después de la muerte, según el bien o el mal que haya hecho durante la vida. Admitida la existencia de un Dios soberanamente justo, no puede admitirse que las almas tengan reservada una suerte igual. Si la situación futura del criminal y del hombre virtuoso debiera ser idéntica, quedaría excluida la utilidad de obrar bien; así que, suponer que Dios no establezca diferencia entre el que obra bien o mal, sería negar su justicia. No siendo castigada la maldad ni premiada la virtud durante la peregrinación terrestre, es forzoso creer que la justicia se demostrar mas tarde, pues de lo contrario, Dios no sería justo. Las penas y goces quedan probados, además, por las comunicaciones que el hombre puede establecer con las almas de los que fueron y que describen su estado venturoso o feliz, la clase de sus goces o sufrimientos, como también la causa de ellos.
9. Dios, el alma, la individualidad y vida del alma después de la muerte del cuerpo, y las penas y recompensas futuras, son los principios fundamentales de todas las religiones. El Espiritismo añade a las pruebas morales de estos principios, las pruebas materiales de los hechos; y la experimentación destruye los sofismas del materialismo. En presencia de los hechos, la incredulidad no tiene razón de ser; así es que el Espiritismo devuelve la fe a los que la han perdido y aclara las dudas de los indecisos.
OBRAS PÓSTUMAS - Allan Kardec 

Un abrazo fraterno.
AMOR FRATERNAL

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