jueves, 28 de febrero de 2013

La envidia



Muchas veces cuando charlamos diariamente comentamos sobre algún hecho en particular…eso es por envidiano te preocupes esta envidiosa/oy así constantemente, ¿pero sabemos realmente que significa ser Envidioso? ¿Qué es la Envidia?

Busquemos en el diccionario:

Primera definición: Tristeza o pesar del bien ajeno.

De acuerdo a la primera definición la envidia es sentir tristeza o pesar por el bien ajeno. De acuerdo a esto lo que no le agrada al envidioso no es tanto algún objeto en particular que un tercero pueda tener sino la felicidad en ese otro. Entendida de esta manera, es posible concluir que la envidia es la madre del RESENTIMIENTO, un sentimiento que no busca que a uno le vaya mejor sino que al otro le vaya peor.

Segunda definición: Emulación, deseo de algo que no se posee.

De acuerdo a la segunda de las acepciones la envidia se puede encuadrar dentro de la emulación o deseo de poseer algo que otro posee. Siendo en este caso que lo envidiado no es un sujeto sino un objeto material o intelectual. Por lo tanto en esta segunda acepción la base de la envidia sería el sentimiento de desagrado por no tener algo y además de eso el afán de poseer ese algo. Esto puede llegar a implicar el deseo de privar de ese algo al otro en el caso de que el objeto en disputa sea el único disponible.

Ahora bien. Una tercera posibilidad para comprender lo que la envidia implica sería la combinación de las dos acepciones mencionadas anteriormente. Cualquiera sea el caso, la envidia es un SENTIMIENTO que nunca produce nada positivo en el que lo padece sino una insalvable amargura.

El tema de hoy esta referido a los estados de unión, ¿Por qué?, porque interfiere directamente en las relaciones diarias, interfiere en nuestras familias, en nuestros trabajos, en la sociedad en la que vivimos, etc.  
LA ENVIDIA, es un estado de sentimiento que es socialmente descalificada, no esta bien
Vista” y por ello la tratamos de ocultar.
Es un estado que nos cuesta comprender la complejidad y el potencial que encierra.
Profundicemos un poco más y diremos que: es la reacción de enojo o dolor, que intenta destruir al otro o lo que el otro tiene, cuando hemos percibido que el otro ha alcanzado algo que nosotros deseamos y no hemos logrado.
Es un impulso destructivo, una forma de enojo, de enfrentamiento.
La definición habitual tiene el acento en la destrucción del otro o de los logros alcanzados, pero en realidad ese no es el objetivo central de la envidia.
El objetivo de la envidia es la eliminación de un CONTRASTE cuya percepción produce dolor.
Tratando de entender la diferencia diremos: si a una persona que padece envidia se le plantea:
·         1) si la persona envidiada perdiera todos los logros  que deseas ó
·         2) que yo (el envidioso) lograra alcanzar lo que el otro tiene y el otro lo mantiene

¿Cuál generalmente se elige?: La segunda opción.

Porque la prioridad de la envidia es lograr realizar lo que deseas y no puedes, cuando esto  parece poco posible y no se posee las fuerzas necesarias,  tratas de destruir al otro, que no es el fin en si mismo, sino neutralizar el contraste.
La envidia no es una forma de odio o destrucción, sino una forma de manifestar la necesidad, la  impotencia y el deseo desesperado de eliminar lo que significa mi carencia.

Cuando hay poca conciencia de esta motivación mas profunda se siente la necesidad de  atacar al envidiado, ya sea verbalmente, con ironía o desprecio.
Otros menos concientes aún de sus sentimientos de envidias creen que su enojo de  debe a algo que el otro a dicho o hecho; y detengamos un segundo en este hecho, por nuestra propia naturaleza tenemos la tendencia a victimizarnos, no nos hacemos cargo de nuestros sentimientos y siempre reflejamos en el otro nuestra falta. Estemos atentos a esto y veremos con más claridad el verdadero móvil de ese enojo.

Pocos se dan cuenta que quieren eliminar el contraste, que esto tiene su raíz en la disconformidad ante lo que se tiene, ante lo que se es. Y aquí nos detendremos otra vez, debemos comprender de forma más consiente que somos Espíritus Encarnados que estamos en esta vida con un fin o propósito y que nuestras vidas son el reflejo de lo que exactamente nos hará mejores personas, las personas que nos rodean, los logros materiales e intelectuales que tenemos son los exactamente necesarios para nuestro progreso en esta vida y que no podemos hacer lo que queremos porque hemos programado nuestra existencia y por lo tanto como nuestra naturaleza es resistirnos al cambio y al progreso si no tuviéramos esos límites que nos fortifican nos inclinaríamos solo a hacer lo que nos gusta, a estar solo con las personas que nos son afines y ello no contribuye con nuestro progreso ni el del resto de nuestros semejantes; también tengamos en cuenta cuando tomemos conciencia de nuestra esencia espiritual que quizás esa persona que hoy esta cerca nuestro y es objeto de nuestros desvelos en una existencia anterior pudimos hacerle algo que hoy estemos expiando, si logramos tener esto presente a cada instante cada una de las personas que nos rodean se convertirán en seres iguales a nosotros, con sus luchas, con sus errores y virtudes que están al igual que nosotros tratando de salir adelante lo mejor posible.
Ahora bien, regresemos a nuestro estudio, la carencia, esta referida a las necesidades que nos parecen importantes, ya sea dinero, belleza, desenvoltura en las relaciones, familia armónica etc.

Las carencias en la vida tienen su trasfondo en la disconformidad y falta de aceptación de lo que la vida nos brinda, desvalorizando todo lo positivo y valedero que gozan,  y poniendo el deseo en algo a veces intrascendente a la vista de los demás, también en algunos casos  la imaginación que nos crea un cuadro doloroso de nuestras carencias.

Muchas veces es tal la desvalorización que de lo propio se hace, que genera en el plano imaginario fantasías o creencias cargadas de exageración.
A veces es asociado y existe confusión con carencia e inferioridad y para muchos no tener lo deseado es testimonio de inferioridad ante el otro y nos hace sentir humillados y en baja estima, además subyace un estado interno que nos recrimina como egoísta, poco generoso o malo por no poder compartir la alegría del otro.
Este estado genera una catarata de estímulos íntimos que producen una desorganización y surge la envidia destructiva.


En el plano de las relaciones, cuando subyace la envidia se producen desencuentros progresivos que desembocan en agresiones verbales o agravios que surgen a modo de descarga emocional.
Este es un elemento que impide relaciones, generar vínculos armónicos o estados de unión,  aún entre integrantes de la familia.

Cuando deseo algo, no estoy todo el tiempo pensando o en contacto con el deseo no realizado, es como si el deseo estuviera anestesiado. Ante un detonante, la anestesia cesa y junto a ello surge una cascada de deseos no realizados, así el contraste es doloroso y significativo, supera la capacidad de absorberlo y se cree que el otro es el causante de su dolor y ve en ello una actitud de ostentación.

En el proceso de maduración del ser va cambiando las aspiraciones y también van cambiando el objeto de la envidia: Pasa de objetos materiales (casa, coche, ropa), a posición social o lugar que ocupa dentro de un grupo o sociedad, luego la característica moral que cree el otro posee (imaginaria).
La disconformidad con lo que la vida te brinda, y la falta de aceptación de las diferencias.
La comprensión del funcionamiento de la Ley de Dios donde cada circunstancia de vida tiene su razón de ser, y con ello la prueba de tener, o de no tener, de responsabilidad, de gloria o lugar de mando o lugar de ser mandado.
Mucho se ha hablado de valorar al otro, pero creo muy importante también aprender a valorarnos como espíritus en crecimiento y con conquistas aquilatadas.

·         ¿Qué diferencia hay entre admirar y envidiar?

Al admirar reconozco que el admirado cuenta con características que yo valoro y eventualmente quisiera tener, existe una diferencia entre lo que percibo y como me siento.
En la admiración el contraste no es doloroso, el admirado funciona como modelo o estímulo para que yo me acerque a lo deseado.
En la envidia el contraste me remite a lo que no tengo o no soy  sin camino de crecimiento o transformación.
Son dos formas de mirar, una dolorosa, otra estimulante.
Resolver la envidia es una forma de transformación hacia la admiración o valoración y este pasaje se resuelve a partir de que hemos descubierto nuestra necesidad o deseo no logrado que nos permite trabajar en ello o aceptar nuestro nivel.
Trabajar nos permite abordar el porque no he podido abordar ese deseo, aquí podre reconocer nuestra íntima opinión interior: no he trabajado en ello, no estoy dispuesta al esfuerzo, no tengo edad para hacer determinada cosa, activar la memoria de logros alcanzados y disfrutar de ellos y las posibilidades de crecimiento o desarrollo que cada uno posee.
Abordemos también el estado teniendo en cuenta que motiva esa envidia, detrás de esa necesidad de lograr determinados deseos existe un estado de orgullo encubierto que nos impulsa a no ser menos, a querer lo que le otro tiene porque yo me lo merezco también, estemos atentos a ello y comprenderemos cuan profundo es ese sentimiento, ese orgullo nos sobre estima y nos creemos merecedores de tal o cual cosa sin poder valorar realmente si es necesario para nosotros o nuestro entorno. Nos lleva a embarcarnos en proyectos ambiciosos porque queremos superar a nuestro prójimo y el ver que el otro llega antes que yo produce dolor, dolor a nuestro orgullo herido.


Ante una circunstancia hipotética (que mi amiga encontró novio y esta felizmente enamorada y dispuesta a tener una vida juntos) ante una persona envidiosa puede generar una doble acción, por una parte alegrarse genuinamente con mi amiga y simultáneamente sentir dolor o tristeza ante la imposibilidad de yo realizar ese anhelo. Legitimando esta doble acción alegrarse de verdad y decirlo y contar que también le gustaría estar enamorada.

Es necesario que todos comencemos a reconocer que es distinta la alegría de alcanzar un logro mientras otros no lo han podido hacer, a la alegría de un logro compartido y generar una situación de integridad sin necesidad de mancillar o eliminar el logro del otro.
 

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