jueves, 11 de abril de 2013

La indulgencia

El Evangelio según es Espiritismo

Allan Kardec

Capitulo X: BIENAVENTURADOS LOS MISERICORDIOSOS


17. La indulgencia no ve los defectos de los otros, o si los ve se guarda de hablar de ellos o de divulgarlos; por el contrario, los oculta con el fin de que sólo él los conozca; y si la malevolencia los descubre, siempre tiene a mano una excusa para paliarlos, es decir, una excusa plausible, formal y nada tiene de aquellas que queriendo atenuar la falta, la hacen resaltar con pérfida maestría.

La indulgencia nunca se ocupa de los actos malos de los demás a menos que no sea para hacer un favor, y aun así tiene cuidado de atenuarlos tanto como le es posible.
No hace observaciones que choquen; ni tiene reproches a mano, sino consejos, lo más a menudo disfrazados. Cuando criticáis, ¿qué consecuencias deben sacarse de vuestras palabras? Vosotros los que vituperáis, ¿no habréis hecho tal vez lo que reprocháis, valdréis, acaso, más que el culpable? ¡Oh, hombres! ¿cuándo juzgaréis por vuestros propios corazones, vuestros propios pensamientos, vuestros propios actos, sin ocuparos de lo que hacen vuestros hermanos? ¿Cuando no abriréis vuestros ojos severos sino para vosotros mismos?
Sed, pues, severos para con vosotros e indulgentes para con los demás. Pensad en el que juzga sin apelación que ve los pensamientos secretos de cada corazón y que por consiguiente, excusa muy a menudo las faltas que vosotros vituperáis, o condena lo que excusáis, porque conoce el móvil de todos los actos y porque vosotros, que gritáis tan alto ¡anatema!, quizás habéis cometido faltas más graves.
Sed indulgentes, amigos míos, porque la indulgencia atrae, calma, corrige; mientras que el rigor desalienta, aleja e irrita. (José, espíritu protector, Bordeaux 1863).

18. Queridos amigos, sed severos para con vosotros mismos e indulgentes para con las debilidades de los otros; también esto es una práctica de la santa caridad que muy pocas personas observan. Todos vosotros tenéis malas inclinaciones que vencer, defectos que corregir, costumbres que modificar, todos vosotros tenéis una carga más o menos pesada que depositar para subir a la cumbre de la montaña del progreso. ¿Por qué, pues, veis tanto para el prójimo, y sois tan ciegos para vosotros mismos? ¿Cuándo, pues, cesaréis de advertir en el ojo de vuestro hermano una arista de paja que le hiere, sin mirar en el vuestro la viga que os ciega, y os hace marchar de precipicio en precipicio? Creed en vuestros hermanos los espíritus: Todo hombre bastante orgulloso para creerse superior en virtud y en mérito a sus hermanos encarnados es insensato y culpable, y Dios le castigará en el día de su justicia. El verdadero carácter de la caridad, es la modestia y la humildad que consiste en no ver superficialmente los defectos para dedicarse a hacer volver lo que hay en el bueno y virtuoso; porque si el corazón humano es un abismo de corrupción, existe siempre en algunos de sus pliegues más escondidos, el germen de buenos sentimientos, chispa brillante de la esencia espiritual.
¡Espiritismo, doctrina consoladora y bendita; felices los que te conocen y se aprovechan de las saludables enseñanzas de los espíritus del Señor! Para ellos el camino es claro, y durante todo el viaje pueden leer estas palabras que les indican el medio de llegar al fin: caridad práctica, caridad de corazón, caridad para el prójimo como para sí mismo, en una palabra, caridad para todos y amor de Dios sobre todas las cosas porque el amor de Dios resume todos los deberes y porque realmente es imposible amar a Dios sin practicar la caridad, de la que hace una ley para con todas sus criaturas. (Dufétre, obispo de Nevers, Bordeaux).

AMOR FRATERNAL

La experiencia y la filosofía que no conducen a la indulgencia y a la caridad, son dos adquisiciones que no valen lo que cuestan. Alejandro Dumas (hijo)

No hay comentarios:

Publicar un comentario