miércoles, 8 de mayo de 2013

Afecto de los Espíritus hacia ciertas personas

El Libro de los Espíritus

Allan Kardec

Libro Segundo

Capitulo IX: INTERVENCIÓN DE LOS ESPÍRITUS EN EL MUNDO CORPORAL 

V.- Afecto de los Espíritus hacia ciertas personas
 
484. Los Espíritus ¿dispensan un afecto preferente a determinadas personas?
  • Los Espíritus buenos simpatizan con los hombres de bien, o que son susceptibles de mejorarse. Los Espíritus inferiores, con las personas viciosas o que pueden llegar a serlo. De ahí su apego a ellas, consecuencia de la similitud de sensaciones.
Imagen ilustrativa. Los Espíritus no tienen alas, solo sirve para demostrar el estado de bien y amor de los Espíritus superiores hacia nosotros.
485. El afecto de los Espíritus hacia ciertas personas ¿es exclusivamente moral?
  • El afecto verdadero no tiene nada de carnal: pero cuando un Espíritu se apega a una persona, no siempre lo hace por afecto, sino que en ello puede mezclarse un resabio de las pasiones humanas.
486. ¿Se interesan los Espíritus por nuestros infortunios y por nuestra prosperidad? Aquellos que nos quieren bien ¿se afligen por los males que experimentamos en vida?
  • Los Espíritus buenos hacen todo el bien que les es posible y se sienten felices por todas vuestras alegrías. Se apenan por vuestros males cuando no los sobrelleváis con resignación, porque en tal caso esas desdichas no os reportan beneficio, y sois iguales al enfermo que rechaza el brebaje amargo que habrá de curarlo.
487. ¿De qué clase de nuestros males se afligen más los Espíritus, de los físicos o de los morales?
  • Por vuestro egoísmo y dureza de corazón. De ahí procede todo. Ellos ríen, en cambio, de todos esos males imaginarios nacidos del orgullo y de la ambición, y se regocijan de aquellos que tienen por efecto el de abreviar vuestro período de pruebas.
Sabiendo los Espíritus que la vida corporal no es sino transitoria y que las tribulaciones que la acompañan son medios para llegar a un estado mejor, se apenan más por las causas morales que nos alejan de la buena senda, que por los males físicos que sufrimos y que sólo son pasajeros.
Poco se preocupan los Espíritus por las desventuras que solamente afectan nuestras ideas mundanas, del mismo modo que hacemos nosotros con las pueriles congojas de los niños.
El Espíritu, que ve en las adversidades de la vida un medio de adelanto para nosotros, las considera como la crisis momentánea que ha de salvar al enfermo. Se compadece de nuestros sufrimientos, así como nosotros nos dolemos de los de un amigo. Pero, como ve las cosas desde un punto de vista más justo, los evalúa de otro modo que nosotros, y mientras los buenos Espíritus reaniman nuestro valor en interés de nuestro propio futuro, los otros nos empujan a la desesperación, con el designio de comprometer ese futuro.

488. Nuestros parientes y amigos que nos han precedido en el regreso a la otra vida ¿tienen más simpatía por nosotros que los Espíritus que nos son extraños?
  • Sin duda, y a menudo os protegen como Espíritus, según su poder.
488 a. ¿Son ellos sensibles al afecto que les profesamos?
  • Muy sensibles, pero en cambio olvidan a quienes los han olvidado.

AMOR FRATERNAL

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