martes, 23 de abril de 2013

Transmigración progresiva

El Libro de los Espíritus

Libro Segundo: MUNDO ESPIRITISTA O DE LOS ESPÍRITUS
Capirtulo IV: PLURALIDAD DE EXISTENCIA

VI.- Transmigración progresiva

189. ¿Goza el Espíritu de la plenitud de sus facultades desde el principio de su formación?
  • No, porque el Espíritu, igual que el hombre, tiene también su infancia. En su origen, los Espíritus sólo poseen una existencia instintiva y apenas si tienen conciencia de sí mismos y de sus actos. La inteligencia se desarrolla sólo poco a poco.
190. ¿Cuál es el estado del alma en su primera encarnación?
  • El estado de la infancia en la vida corporal. Su inteligencia despunta apenas. El alma se ensaya para la vida.
191. Las de nuestros salvajes ¿son almas en estado de infancia?
  • Infancia relativa, pues son almas ya desarrolladas, que poseen pasiones.
191 a. En consecuencia, ¿las pasiones constituyen un signo de desarrollo?
  • De desarrollo, sí; pero no de perfección. Son un indicio de actividad y de la conciencia del yo, en tanto que en el alma primitiva la inteligencia y la vida se hallan en estado de germen.
En su conjunto, la vida del Espíritu recorre las mismas fases que observamos en la existencia corporal. Pasa gradualmente del estado de embrión al de la infancia, para llegar, tras una sucesión de períodos, al estado de adulto, que es el de perfección, con la diferencia de que en la vida del Espíritu, no hay declinación ni decrepitud, como en la vida corporal acontece. Difiere, además, en que su existencia, que tuvo un comienzo, no tendrá un fin; en que necesita un tiempo inmenso, desde nuestro punto de vista, para pasar de la infancia espírita a un completo desarrollo, y su progreso se cumple no en una sola esfera, sino pasando por mundos diversos. La vida del Espíritu está integrada, pues, por un serie de existencias corporales, cada una de las cuales representa para él una oportunidad de progreso, del modo que cada vida corporal se compone de una serie de días, en cada uno de los cuales adquiere el hombre un poco más de experiencia e instrucción. Pero, así como en la vida humana existen jornadas que no aportan ningún fruto, así también en la del Espíritu hay existencias corporales que no dan provecho alguno, porque no supo aprovecharlas.
 
192. ¿Es posible ya, en esta vida, y por medio de una conducta perfecta, franquear todos los grados y convertirse en Espíritu puro, sin pasar por los grados intermedios?
  • No, porque lo que el hombre considera perfecto está lejos de serlo. Hay cualidades que desconoce y no puede comprender. Podrá ser tan perfecto como lo permita su naturaleza terrena, pero ello no será la absoluta perfección... el Espíritu debe progresar en conocimientos y en moralidad. Si sólo avanzó en uno de esos sentidos, precisa que adelante en el otro para alcanzar el punto más alto de la escala. Pero, cuanto más progrese el hombre en su vida presente, menos largas y penosas resultarán para él las pruebas que sigan.
192 a. ¿Puede el hombre asegurarse en esta vida una existencia futura menos llena de amargura?
  • Por cierto que sí, le cabe abreviar la longitud y las dificultades del camino. Sólo el despreocupado se encuentra siempre en el mismo punto.
193. ¿Podrá un hombre, en sus nuevas existencias, descender a un punto más bajo que aquel en que se hallaba?
  • En su posición social, sí; pero como Espíritu, no.
194. El alma de un hombre de bien ¿puede, en una nueva encarnación, animar el cuerpo de un malhechor?
  • No, puesto que no le es posible degenerar.
194 a. El alma de un perverso ¿podría convertirse en la de un hombre de bien?
  • Sí, si se ha arrepentido, y en tal caso se trata de una recompensa.
La marcha de los Espíritus es progresiva y jamás retrocede. Se elevan ellos de manera gradual en la jerarquía y no descienden del rango que han alcanzado. En sus diversas existencias corporales pueden descender en su condición humana, pero no como Espíritus. Así, el alma de un poderoso de la Tierra podrá más tarde animar el cuerpo del más humilde de los artesanos, y viceversa. Porque las categorías entre los humanos están, a menudo, en razón inversa de la elevación de los sentimientos morales. Herodes era rey, y Jesús, carpintero.
 
195. La posibilidad de mejorar en otra existencia ¿no puede inducir a ciertas personas a perseverar en un mal camino, por pensar que podrán siempre corregirse más tarde?
  • El que así piense no cree en nada y la idea de un castigo eterno ya no le hace mella, porque su razón la rechaza, y tal idea lleva a la incredulidad acerca de todo. Si sólo se hubieran empleado medios racionales para conducir a los hombres no existirían hoy tantos escépticos. Un Espíritu imperfecto podrá pensar, en su vida corporal, como tú acabas de decirlo, pero una vez desprendido de la materia reflexionará de otra manera, y pronto comprenderá que ha hecho mal sus cálculos, y es entonces que adquirirá un concepto distinto para aplicar en una nueva existencia. Así se lleva a cabo el progreso, y he aquí por qué tenéis en la Tierra unos hombres más adelantados que otros. Unos tienen ya una experiencia que otros no poseen aún, pero que adquirirán poco a poco. De ellos depende acelerar su progreso o retardarlo indefinidamente.
El hombre que se halle en mala posición deseará cambiarla lo antes posible. El que esté persuadido de que las adversidades de esta vida son la consecuencia de sus imperfecciones, tratará de asegurarse una nueva existencia menos penosa. Y este pensa-miento lo apartará más de la senda del mal que la idea del fuego eterno, en el cual no cree.
 
196. Puesto que no pueden los Espíritus mejorar si no es sufriendo las congojas de la existencia corpórea, ¿se deduce de ello que la vida material sería una especie de tamiz o depuratorio por el que deben pasar los Seres del Mundo Espírita para llegar a la perfección?
  • Sí, eso es precisamente. Mediante tales pruebas mejoran, evitando el mal y practicando el bien. Pero sólo después de muchas encarnaciones o depuraciones sucesivas alcanzan, en un tiempo más o menos prolongado, según hayan sido sus esfuerzos, la meta a la cual tienden.
196 a. ¿El cuerpo es el que influye sobre el Espíritu para mejorarlo, o el Espíritu el que influye sobre el cuerpo?
  • Tu Espíritu lo es todo. Tu cuerpo constituye una vestidura que entra en putrefacción: he ahí todo…
Hallamos una comparación material de los diversos grados de depuración del alma en el zumo de la uva. Contiene éste licor denominado espíritu o alcohol, pero debilitado por una cantidad de materias extrañas que alteran su esencia. Sólo alcanza la absoluta pureza tras varias destilaciones, en cada una de las cuales se va despojando de alguna impureza. El cuerpo es el alambique en el que debe entrar para depurarse. Las materias debe tener el mérito de sus acciones, así como le cabe la responsabilidad de ellas...

AMOR FRATERNAL

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