jueves, 10 de octubre de 2013

En los dominios de la Mediumnidad

EL PSICOSCOPIO


...continuacion del texto Estudiando la mediumnidad.

–El psicoscopio**, sólo él, da motivo a muchas reflexiones. Imaginemos una sociedad humana que pudiese retratar la vida interior de sus miembros... Eso economizaría grandes cuotas de tiempo en la solución de numerosos problemas psicológicos.
  • Sí –agregó el mentor cordialmente– el futuro reserva prodigios al sentido común del hombre.
Habíamos alcanzado, entretanto, el portón del espacioso edificio que el asistente dijo ser el santuario que nos correspondía visitar para servir.
  • Esta es la casa espírita-cristiana donde encontraremos nuestro punto básico de experiencias y observaciones.
Entramos. Después de atravesar un amplio recinto, en el que estaban numerosas entidades desdichadas de nuestro plano, el orientador aclaró:
  • Vemos aquí el salón consagrado a la enseñanza pública. El núcleo que buscamos está situado en un reducto íntimo, así como el corazón está dentro del cuerpo.
Habiendo transcurrido algunos instantes, penetramos tímidamente en el aposento en el que se hallaba reunida una reducida asamblea en silenciosa concentración mental.
  • Nuestros compañeros –explicó el asistente– realizan el trabajo de armonización previa, quince minutos de oración, cuando no son de una exposición o lectura con bases morales elevadas. Saben que no deben abordar el mundo espiritual sin la actitud noble y digna que les otorgará la posibilidad de atraer compañías edificantes, por lo cual tampoco comparecen aquí sin portar consigo, en la faz invisible de su personalidad, las simientes de lo mejor que poseen.
Hilario y yo deseábamos indagar, pero el carácter respetable del recinto nos imponía silencio.
Amigos de nuestra esfera se detenían allí en oración, obligándonos a un profundo recogimiento.
El asistente armó el psicoscópio y, después de un breve control, nos invitó a observar por él.
Cuando llegó mi turno para usarlo, las peculiaridades del aparato me asombraron. Sin necesidad de esfuerzo mental alguno, noté que todas las expresiones de la materia física asumían un aspecto diferente, destacándose la materia de nuestro plano.
El techo, las paredes y los objetos de uso corriente, se mostraban como formados por corrientes de fuerza que emitían una claridad incolora. Me detuve en la contemplación de los compañeros encarnados, los que aparecían ahora más estrechamente unidos entre sí por amplios círculos radiantes que adornaban sus cabezas de un esplendor opalino.
Tuve la impresión de notar en torno del opaco bloque de masa semioscura a que se reducía la mesa, una corona de luz solar formada por diez puntos característicos, resaltando en el centro de cada uno de ellos el semblante espiritual de los amigos en oración.
De ese collar de focos dorados se alargaba una extensa franja de luz violeta, la que parecía ser contenida en otra franja de luz anaranjada que se prolongaba en tonalidades diversas que, en ese momento, no pude precisar dado que mi atención estaba puesta en el círculo de rostros fulgurantes estrechamente unidos entre sí, a la manera de diez pequeños soles ligados los unos con los otros. Noté que cada uno de ellos ostentaba sobre sí una aureola de rayos casi verticales, fulgentes y móviles, como si fuesen diminutas antenas de oro humeante.
Sobre esas coronas, que se distinguían de un compañero a otro, caían de lo Alto abundantes chorros de luminosidad estelar que, tocando las cabezas allí hermanadas, parecían suaves corrientes de fuerza que se iban transformando en pétalos microscópicos que se encendían y se apagaban, en miríadas de formas delicadas y caprichosas, gravitando, por momentos, alrededor de los cerebros en que se producían, cual satélites de vida breve en tomo a las fuentes vitales que les diera origen.
Custodiando la asamblea estaban los mentores espirituales, irradiando cada uno la luz que le era propia.
Admirado, sin embargo, por los hermanos de la esfera física que se revelaban tan afines en la onda brillante que los envolvía, pregunté con entusiasmo:
  • Amigo Áulus, ¿los compañeros que visitamos son, por ventura, grandes iniciados en la revelación divina?
El interpelado hizo un gesto de buen humor y respondió:
  • No. Nos hallamos todavía muy lejos de semejantes apóstoles.
  • Nos vemos aquí en la compañía de cuatro hermanas y seis hermanos de buena voluntad. Son personas comunes. Comen, beben, se visten y se presentan en la Tierra con el aspecto común de las demás criaturas de la vida carnal. Sin embargo, ellos tienen la mente puesta al servicio de los ideales superiores de la fe activa, que se expresan por el amor a sus semejantes.
  • Procuran disciplinarse, ejercitan la renuncia, cultivan la bondad, constante y, por intermedio del esfuerzo propio en el bien y en el estudio noblemente llevado, adquieren un elevado grado de radiación mental.
Hilario, que había utilizado el psicoscopio en primer lugar, agregó, con el tono de admiración de una criatura sorprendida:
  • Pero, ¿y la luz? La materia que conocemos en el mundo se transfiguró. ¡Todo aquí se convirtió en una nueva claridad! ¡El espectáculo es magnífico!...
  • No es extraño –dijo el asistente con bondad– ¿no sabe usted que el hombre es un generador de fuerza electromagnética, con una oscilación por segundo que es registrada por el corazón? ¿Ignora, acaso, que todas las sustancias vivas de la Tierra emiten energías encuadradas en la gama de las radiaciones ultravioleta?
Volviendo a nuestros compañeros, tenemos en ellos almas regularmente evolucionadas y condiciones vibratorias apreciables por su sincera devoción al bien y el olvido de sus propios deseos. Pueden, de tal modo, proyectar rayos mentales en vías de sublimarse, asimilando corrientes superiores y enriqueciendo los rayos vitales que generan al igual que lo hace una dinamo.
  • ¿Rayos vitales? –preguntó mi colega deseoso de una aclaración.
  • Sí; para mayor claridad de la definición llamémosles rayos ectoplásmicos, uniendo así nuestra designación a la nomenclatura de los espiritistas modernos.
Esos rayos son peculiares a todos los seres vivos. Con ellos la oruga realiza sus complicadas demostraciones de metamorfosis, y es también en base a ellos que se efectúan todos los fenómenos de materialización mediúmnica, por cuanto los sensitivos encarnados por quienes se procesan aportan y liberan esas energías con más facilidad. Todas las criaturas, pues, les conservan en sí mismas, emitiéndoles en una frecuencia que varía en cada una, según las tareas que el plan de la vida les ha asignado.
Y optimista, agregó:
  • El estudio de la mediumnidad se afirma sobre las bases de la mente y su prodigioso campo de radiaciones. La ciencia de los rayos potenciará, en breve, una gran renovación en los diversos sectores culturales del mundo. Aguardemos el porvenir.
En seguida, Áulus nos invitó a realizar una inspección más directa, a la que correspondimos con interés.

...continuará.
En los dominios de la Mediumnidad 
 Francisco Cándido Xavier 
(dictado por el Espíritu de Adré Luiz)

 
** Es un aparato al que intuitivamente se refirió un ilustre estudioso de la fenomenología espírita a fines del siglo pasado. Se lo destina a la observación del alma y puede definir las vibraciones de ésta, a la vez que para realizar estudios acerca de la materia –aclaró Áulus con una leve sonrisa. Esperemos que esté en el futuro entre los humanos. Funciona con electricidad y magnetismo, utilizando elementos radiantes análogos en su esencia a los rayos gamma. Está constituido por lentes de aumento con posibilidades para la microfotografía.


Conocer los mecanismos espirituales que trabajan a nuestro lado cuando realizamos una sesion mediumnica nos ayuda a ser mas responsables y concsientes de la necesidad de nuestra preparación, de la formacion de mediumns equilibrados y estudiosos de sus estados interiores, para poder garantizar la perfecta realizacion del acto mediumnico.

Un abrazo fraterno.
AMOR FRATERNAL

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