martes, 22 de octubre de 2013

Caridad para con los criminales

El Evangelio según el Espirtismo

Allan Kardec

Capitulo XI: AMAR AL PROJIMO COMO ASI MISMO

14. La verdadera caridad es una de las más sublimes enseñanzas que Dios haya dado al mundo. Entre los verdaderos discípulos de su doctrina, debe existir una fraternidad completa. Debéis amar a los desgraciados y a los criminales, como a criaturas de Dios a las cuales se concederá el perdón y la misericordia, si se arrepienten como a vosotros mismos, por las faltas que cometéis contra su ley. Pensad que vosotros sois más reprensibles, más culpables que aquellos a quienes rehusáis el perdón y la conmiseración, porque muchas veces ellos no conocen a Dios como vosotros lo conocéis, y se les harán menos cargos que a vosotros.
 
No juzguéis, ¡oh!, no juzguéis queridos amigos míos, porque el juicio que vosotros forméis os será aplicado aún con más severidad, y tenéis necesidad de indulgencia por los pecados que cometéis sin cesár. ¿No sabéis que hay muchas acciones que son crímenes a los ojos de Dios, a los ojos del Dios de pureza, y que el mundo sólo considera como faltas ligeras?
La verdadera caridad no consiste solamente en la limosna que hacéis, ni tampoco en las palabras de consuelo con que podéis acompañarla, no; no es esto sólo lo que Dios exige de vosotros. La caridad sublime enseñada por Jesús consiste también en la benevolencia concedida siempre y en todas las cosas a vuestro prójimo. Podéis también ejercitar esa sublime virtud con muchos seres que no tienen necesidad de limosnas y a quienes las palabras de amor, de consuelo y de valor conducirán al Señor.

Se acercan los tiempos, os repito, en que la gran fraternidad reinará en este globo; la ley de Cristo es la que regirá los hombres; ella sola será el freno y la esperanza, y conducirá a las almas a la morada de los bienaventurados. Amáos, pues, como hijos de un mismo padre; no hagáis diferencia entre los otros desgraciados, porque Dios es quien quiere que todos sean iguales; no despreciéis a nadie; Dios permite que estén entre vosotros grandes criminales con el fin de que os sirvan de enseñanza. Muy pronto, cuando los hombres sean conducidos a la práctica de las verdaderas leyes de Dios, ya no habrá necesidad dé esas enseñanzas, "y todos los espíritus impuros y rebeldes serán dispersados en mundos inferiores en armonia con sus inclinaciones".
 
Debéis a éstos de quienes hablo el socorro de vuestras oraciones: es la verdadera caridad. No es necesario que digáis de un criminal: "Es un miserable; es menester purgar la Tierra; la muerte que se le impone es demasiado benigna para un ser de su especie".
No, no es así como debéis hablar. Contemplad a Jesús, vuestro modelo; ¿qué diría si viese junto a El a ese desgraciado? Le compadecería; le consideraría como a un enfermo muy desdichado, y le tendería la mano. Vosotros no podéis hacerlo en realidad, pero al menos podéis rogar por él y asistir a su espíritu durante los pocos instantes que debe pasar en la Tierra. El arrepentimiento puede conmover su corazón, si rogáis con fe. Es vuestro prójimo, como el mejor de entre los hombres; su alma descarriada y rebelde, es creada como la vuestra, para perfeccionarse; ayudadle, pues, a salir del cenegal, y rogad por él. (Elisabeth de Francia. Havre, 1862).

15. "Un hombre está en peligro de muerte; para salvarle es menester exponer la propia vida; pero se sabe que ese hombre es un malhechor, y que si se escapa, podrá cometer nuevos crímenes. Sin embargo de esto, ¿debe uno exponerse para salvarle?"
 
Esta es una cuestión muy grave y que naturalmente se presenta a la inteligencia. Contestaré según mi adelantamiento moral, puesto que estamos en el punto de saber si uno debe exponer su vida aunque sea por un malvado. La abnegación es ciega: se socorre a un enemigo: debe, pues, socorrerse a un enemigo de la sociedad, a un malhechor, en una palabra. ¿Creéis que sólo se arrebata a la muerte a este desgraciado?

Quizá le arrancaréis a toda su vida pasada. Porque, acordáos de que en esos rápidos instantes que le roban los últimos minutos de la vida, el hombre perdido vuelve sobre su vida pasada, o más bien, esa vida se le presenta delante. Quizá la muerte llegue demasiado pronto para él; la reencarnación podrá ser terrible; ¡lanzáos, pues, hómbres! vosotros a quienes la ciencia espiritista ha iluminado, lanzáos, arrancadle a su condenación, y acaso entonces ese hombre que hubiera muerto blasfemando, se echará en vuestros brazos. Con todo, no hay necesidad de pensar si lo hará o no; pero marchad a su socorro, porque salvándole, obedecéis a la voz del corazón, que os dice: "¡Puedes salvarle, sálvale!" (Lamennais. París, 1862).

AMOR FRATERNAL

2 comentarios:

  1. caridad con los criminales ???
    http://www.periodismoalternativoblog.com/2013/10/nina-siria-le-extraen-el-corazon.html?m=1

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    1. Si, amigo/a, esta es una cuestión muy dificil de resolver, porque a primera instancia vemos el horror con nuestros ojos de hombres, y digo de hombres refiriendome a nuestra realidad de espiritus encarnados, limitados en nuestra capacidad de comprender la vida.
      Todos los seres que habitamos este planeta somos espiritus en error, con todas las escalas evolutivas que podamos fijar para definir particularmente cada estado, pero todos pertenecemos a un mismo estado evolutivo general, por eso estamos encarnados en este planeta de prueba y expiación, donde a diario ocurren cosas aberrantes como la que haces referencia, pero tambien ocurren a diario acciones a los ojos de Dios,tan graves o mas graves que ellas, que hacen que todos colaboremos a un mal general.
      El mal, en la Ley de Dios, es medido en relacion a la capacidad moral e intelectual del ser, no nos toca a nosotros juzgar a quienes nos rodean, lo cual no quiere decir que uno debe hacer la vista gorda o no meterse cuando podemos evitar un mal, solo piense en lo que Jesús dijo cuando apedreaban a Maria Magdalena, "el que este libre de pecado, que arroje la primera piedra"...y yo le pregunto y me pregunto, si la vida de nuestros espiritus viene de existencias anteriores, de sabe cuantos milenios, ¿estamos libres de pecados como esos?...acaso ¿no hemos recorrido ese camino?...y más aún, ¿que haria yo si hubiese nacido en ese lugar, en esa cultura? ¿si me han inculcado desde mi nacimiento el odio y el rencor?...entonces reflexiono; si yo, he cometido quizas esos mismos errores, quizas muchos peores, ¿puedo juzgar a quien los comete desde mi punto de vista actual?...acaso ¿matar a esa persona que a cometido semejante vejación lo libera de su mal?...no amigo, cuando uno comienza a comprender las leyes que rigen el camino de la evolución puede comenzar a comprender que es nuestro deber, como seres que ya hemos comprendido que eso no esta bien, es nuestro deber ayudar a quien lo cometa.
      Digame pues que sentido tienen las carceles asi como las viven en estos tiempos los hombres, ¿ayudan a esas almas a recuperarse?¿quienes somos nosotros para pensar que esa alma no puede redimirse?...no seria mejor ayudar a esas almas a reconocer su error para evitar que vuelvan a cometerlo y no tirar esos hombres al lodazal humano en que se han convertido las carceles humanas.
      Nadie dice que uno debe darle a un criminal las mismas atenciones que a un amigo, a un familiar, no podemos hacerlo, aun somos seres inperfectos, pero podemos colaborar para su mejoramiento.
      Cuando el mundo espiritual nos pide que debemos dar caridad a los criminales no nos piden otra cosa que le demos a esa persona una posibilidad; el rechazo, el aislamiento, la segregación no han dado resultado, entonces pensemos que quizas no le vamos a dar las llaves de nuestra casa a un ladron mientras nos vamos a trabajar, pero si podemos crear los espacios necesarios para que esas almas puedan desarrollarse, puedan reconocer su errores y trabajar por recuperarse, asi de igual que con un enfermo de adicción.
      Hay horrores humanos que no podemos evitar y las almas que los cometen quedan en manos de Dios y su justicia, pero hay una posibilidad mas a nuestro alcance que podemos trabajar a diario para evitar que la suma de todos los males nos lleven a convivir con sutuaciones de esa magnitud.
      Lo que hoy estamos viviendo como humanidad tiene un propósito, despertar nuestras conciencias. Acaso ¿vamos a seguir pensando que todo es culpa de los demas?
      Estimado lector, no es mi intención dar un sermón sobre la caridad, es mi intención transmitirle lo que mi alma a comprendido a través de esta maravillosa doctrina que abre a nuestras almas a un estado mayor de sentimiento, donde las personas que nos rodean no son buenas o malas, son espiritus como yo en el camino de la evolución y donde comprendo ademas mi necesidad de ayudar a quien lo necesite, sin importar su condición.
      Le envio un fraternal saludo y me alegra poder intercambiar nuestros pensamientos sobre un tema tan dificil como es este.

      Natalia por AMOR FRATERNAL.

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