lunes, 6 de mayo de 2013

Influencia oculta de los Espíritus sobre nuestros pensamientos y acciones

El Libro de los Espíritus

Allan Kardec

Libro Segundo

Capitulo IX: INTERVENCIÓN DE LOS ESPÍRITUS EN EL MUNDO CORPORAL


II.- Influencia oculta de los Espíritus sobre nuestros pensamientos y acciones459. ¿Influyen los Espíritus sobre nuestros actos y pensamientos? 
  • A ese respecto su influjo es mayor de lo que creéis, porque con sobrada frecuencia son ellos los que os dirigen.
460. ¿Tenemos pensamientos que nos son propios y otros que se nos sugieren?
  • Vuestra alma es un Espíritu que piensa. No ignoráis que muchos pensamientos os llegan a la vez sobre un mismo asunto, y a menudo muy contrarios los unos de los otros. Pues bien, lo hay siempre vuestros y nuestros. Es eso lo que os pone en la incertidumbre, porque tenéis en vosotros dos ideas que recíprocamente se combaten.
461. ¿De qué manera podemos distinguir los pensamientos propios de aquellos otros que nos son sugeridos?
  • Cuando un pensamiento os es inspirado, viene a ser como una voz que os habla. Vuestros propios pensamientos son, por lo general, los que se os ocurren primero. Por lo demás, esa distinción no reviste para vosotros gran interés, y a menudo resulta útil no saberlo, ya que así el hombre obra con más libertad. Si se decide por el bien, lo hace de mejor gana. Si por el contrario, opta por el mal camino, mayor será su responsabilidad.
462. Los hombres de gran inteligencia y aun geniales, ¿toman siempre sus ideas de su propio acervo?
  • En ocasiones las ideas les vienen de su propio Espíritu, pero con frecuencia también les son sugeridas por otros Espíritus que los juzgan capaces de comprenderlas y dignos de transmitirlas. Cuando en sí mismos no las encuentran, apelan a la inspiración: es esta una evocación que están haciendo sin sospecharlo.
Si fuese útil que pudiéramos distinguir con claridad nuestros propios pensamientos de aquellos otros que nos son inspirados, Dios nos hubiera proporcionado el medio para hacerlo, así como nos provee el de distinguir el día de la noche. Cuando una cosa permanece en la oscuridad es porque debe ser así para nuestro bien.
 
463. Se dice a veces que el primer impulso siempre es bueno. ¿Es esto exacto?
  • Puede ser bueno o malo, conforme al grado de adelanto del Espíritu encarnado. Es siempre bueno en aquel que escucha las buenas impresiones.
464. ¿Cómo distinguir si un pensamiento que nos es sugerido procede de un Espíritu bueno o de uno malo?
  • Estudiad el asunto. Los Espíritus buenos sólo aconsejan el bien. A vosotros cabe distinguir.
465. ¿Con qué propósitos los Espíritus imperfectos nos incitan al mal?
  • Para haceros sufrir como ellos sufren.
465 a. ¿Atenúa esto sus padecimientos?
  • No, pero lo hacen por envidia de ver a seres más dichosos.
465 b. ¿Qué clase de sufrimientos quieren que experimentemos?
  • Los que resultan de ser de un orden inferior y alejado de Dios.
466. ¿Por qué permite Dios que algunos Espíritus nos empujen al mal?
  • Los Espíritus imperfectos son instrumentos destinados a probar la fe y constancia de los hombres en el bien. Tú, puesto que eres Espíritu, debes progresar en la ciencia de lo infinito, de ahí que pases por las pruebas del mal para llegar al bien. Nuestra misión consiste en ponerte en el bueno camino, y cuando actúan sobre ti malas influencias es porque tú las llamas con el deseo del mal, por cuanto los Espíritus inferiores acuden a ayudarte en el mal cuando tienes la voluntad de cometerlo: sólo pueden secundarte en el mal cuanto tú así lo quieres. Si sientes inclinación por el crimen tendrás a tu lado una nube de Espíritus que fomentarán en ti ese pensamiento. Por habrá también a tu vera otros que tratarán de influir sobre ti para el bien, lo cual restablece el equilibrio y te deja dueño de escoger.
Así deja Dios librada a nuestra conciencia la elección de la ruta que debemos seguir, y la libertad de ceder a una u otra de las influencias opuestas que sobre nosotros se ejercen.
 
467. ¿Podemos liberarnos del influjo de aquellos Espíritus que incitan al mal?
  • Sí, porque no se dedican sino a quienes los solicitan con sus deseos o los atraen con sus pensamientos.
468. Los Espíritus cuya influencia es rechazada por la voluntad del hombre ¿renuncian a sus tentativas?
  • ¿Qué otra cosa quieres que hagan? Cuando no pueden obtener nada, ceden. Sin embargo, acechan el instante propicio, como hace el gato con el ratón.
469. ¿Por qué medio se puede neutralizar el influjo de los malos Espíritus?
  • Realizando el bien, y poniendo en ello toda vuestra confianza en Dios, rechazaréis la influencia de los Espíritus inferiores y destruiréis el imperio que querrían tener sobre vosotros. Guardaos de prestar oídos a las sugestiones de aquellos Espíritus que despiertan en vosotros malos pensamientos, que fomentan la discordia entre los hombres y excitan en vosotros todas las pasiones viles. Desconfiad, sobre todo, de aquellos que halagan vuestro orgullo, porque os están tomando por vuestro lado débil. He ahí por qué Jesús os hace exclamar en la oración dominical: “Señor, no nos dejéis caer en tentación, mas líbranos del mal”.
470. Los Espíritus que tratan de inducirnos al mal y que de este modo ponen a prueba nuestra firmeza en el bien, ¿han recibido la misión de hacerlo? Y si es una misión la que están cumpliendo ¿les cabe la responsabilidad de ella?
  • Ningún Espíritu recibe la misión de hacer el mal. Cuando lo acomete, es por su propia voluntad y, por tanto, sufre sus consecuencias. Dios puede permitirle que lo haga para probaros, pero no se lo ordena, y a vosotros toca rechazarlo.
471. Cuando experimentamos un sentimiento de angustia, de ansiedad indefinible, o de satisfacción interior sin causa conocida, ¿se debe esto únicamente a una disposición física?
  • Casi siempre se trata de un efecto de comunicaciones que, sin saberlo, tenéis con los Espíritus, o que habéis mantenido con ellos durante el sueño.
472. Los Espíritus que quieren incitarnos al mal ¿lo hacen aprovechando las circunstancias en que nos hallamos, o a éstas pueden producirlas?
  • Aprovechan las circunstancias existentes, pero a menudo también las provocan, empujándoos sin que lo sepáis hacia el objeto de vuestra codicia. Así por ejemplo, un hombre encuentra en su camino una suma de dinero. No creo que sean los Espíritus los que la han dejado en tal lugar, pero sí pueden inspirar al hombre la idea de ir hacia ese lado, y entonces ellos le sugieren que se apropie el dinero, en tanto otros Espíritus le están sugiriendo que lo devuelva a su legítimo dueño. Lo propio ocurre con todas las demás tentaciones.

Un abrazo fraterno.
AMOR FRATERNAL

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