martes, 4 de junio de 2013

Mediumnidad y Sintonia

Francisco C. Xavier
Por el Espíritu de Emanuel

Examina tu Deseo

Mediumnidad es instrumento vibrátil y cada criatura consciente puede sintonizarlo con el objetivo que busca. Médium, por esa razón, no será solamente aquel que se desgasta en el intercambio entre los vivos de la Tierra y los vivos de la Espiritualidad.
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Cada persona es instrumento vivo de esa o de aquella realización, según el tipo de lucha a la que se subordina.
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“Hallarás lo que buscas” -enseña el Evangelio, y podemos ampliar- “harás lo que deseas”.
Siendo así, si te relegas a la maledicencia, pronto te constituirás en vehículo de los genios infelices que se dedican a la injuria y a la crueldad.
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Si te detienes en la caza del placer de los sentidos, pronto te convertirás en el intérprete de las inteligencias magnetizadas por los vicios de variada expresión.
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Si te confías a la supuesta superioridad, bajo la embriaguez de los valores intelectuales mal aplicados, en poco tiempo serás canal de insensatez y locura.
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Sin embargo, si te empeñas en la buena voluntad para con los semejantes, imperceptiblemente tendrás el corazón impelido por los mensajeros del Eterno Bien al servicio que puedas desempeñar en la construcción de la felicidad común.
Observa tu propio rumbo para que no te surjan problemas de compañía.
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Desciende a la animalidad y encontrarás la extensa multitud de aquellos que te acompañan con propósitos oscuros, en la retaguardia.
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Elévate en el perfeccionamiento propio y caminarás con el espíritu alentado por el concurso de aquellos pioneros de la evolución que te precedieron en la jornada de luz, guiándote las aspiraciones para las victorias del alma.
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Examina tus deseos y vigila tus propios pensamientos, porque donde sitúes el corazón ahí la vida te esperará con las alas del bien o con las esposas del mal.

Mediumnidad

Mediumnidad sin ejercicio en el bien es semejante al título profesional sin la función que le corresponde.
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La medicina es venerable en sus finalidades, pero si el médico abomina de los enfermos, no le vale la entrada en el apostolado de cura.
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La labranza es servicio que asegura a la comunidad el pan de cada día; sin embargo, si el hombre del campo odia el arado, prefiriendo acomodarse con la inercia, en vano la gleba en sus manos recogerá el apoyo del sol y la bendición de la lluvia.
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Mediumnidad no es pretexto para situarse la criatura en el fenómeno exterior o en el éxtasis inútil, a la manera del niño aturdido con el deslumbramiento de la fiesta vulgar.
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Es, por encima de todo, camino de arduo trabajo en que el espíritu, llamado a servirla, necesita consagrar lo mejor de sus propias fuerzas para colaborar en el desarrollo del bien.
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El médium, por ello, será vigilante cultor del progreso, asistiéndole la obligación de perfeccionarse incesantemente para reflejar con más seguridad la palabra o el consejo, el pensamiento o la sugerencia de la Vida Mayor.
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En ese sentido, sabiendo que la experiencia humana es vasta colmena de lucha en la cual enjambran desencarnados de toda suerte, urge sepa ajustarse a la compañía de orden superior, buscando en la convivencia de Espíritus Benevolentes y Sabios el clima ideal para la misión que le compete cumplir, significando eso disciplina constante en el estudio noble y acción incansable en la beneficencia en favor de los otros.
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Esa es la única senda de acceso a la vida más alta, a través de la cual, auxiliando sin la preocupación de ser auxiliado, sirviendo sin exigencia y distribuyendo, sin retribución, los talentos que recibe, podrá el medianero honrar efectivamente la mediumnidad, esparciendo por ella los frutos de Paz y Amor que le despuntan de la vida, en marcha gradual hacia la Gran Luz.

Mediumnidad y Nosotros

No siempre conseguirás materializar los amigos de la Vida Mayor para satisfacer la sed de verdad que tortura a muchos de nuestros compañeros en la Tierra, pero siempre puedes substanciar esa o aquella providencia susceptible de prodigarles tranquilidad y consolación.
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No siempre sonorizarás la voz de desencarnados queridos para reconforto de los que lloran de añoranza en el mundo; sin embargo, siempre puedes articular la frase calmante que les transmita ánimo y esperanza.
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No siempre obtendrás el mensaje de determinados amigos que residen en el Más Allá, para la edificación inmediata de los que sufren en el Plano Físico; sin embargo, siempre puedes improvisar algún recurso con el que les restaures la energía y el buen ánimo.
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No siempre lograrás la cura de ciertas enfermedades en el cuerpo de hermanos enfermos; sin embargo, siempre puedes mitigarles el corazón y aclararles el alma, con el apoyo fraterno, habilitándoles la mente para la cura espiritual.
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No siempre te evidenciarás como un fenómeno, pero siempre puedes, en cualquier tiempo, ser el auxilio de quien necesite de amparo.
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Médium quiere decir intérprete, medianero.
Y dar utilidad a la propia vida, transformándonos en socorro y bendición para los demás, es ser médium del Eterno Bien, bajo la inspiración del Espíritu de Jesucristo, privilegio que cada uno de nosotros puede disfrutar. 

Acerca de la Mediumnidad



Ser médium no es sencillamente hacerse vehículo de fenómenos que transcienden la comprensión ajena.
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Por encima de todo, es indispensable que entendamos en la facultad mediúmnica la posibilidad de servir, comprendiendo que semejante facultad es característica de todas las criaturas.
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Sucede, sin embargo, que el hombre espera habitualmente a las entidades protectoras en horas de prueba y sufrimiento, para lanzarse al estudio y al trabajo casi siempre con extremas dificultades de aprovechamiento de las lecciones que lo visitan, cuando nuestro deber más simple es el de seguir, en paz, al encuentro de la Espiritualidad Superior, moviendo nuestra propia iniciativa, en el terreno firme del bien.
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La misma naturaleza es pródiga de enseñanzas en ese particular.
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La tierra es médium de la flor que se materializa, tanto cuanto la flor es medianera del perfume que embalsama la atmósfera.
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El Sol es el médium de la luz que sustenta al hombre, tanto como el hombre es el instrumento del progreso planetario.
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Todos los aprendices de la fe pueden convertirse en médiums de la caridad a través de la cual opera el Espíritu de Jesús, de mil modos diferentes, en cada sector de nuestra marcha evolutiva.
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Ampara a tus semejantes y encontrarás la mejor fórmula para el seguro desarrollo psíquico.
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En la plantación de la simpatía, por intermedio de una simple palabra establecemos, alrededor nuestro, renovadora corriente de auxilio.
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No esperes el toque de inteligencias extrañas a la tuya, para que te transformes en el canal de la alegría y de la fraternidad, a beneficio de los otros y de ti mismo.
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Puedes traducir el mensaje del Señor, donde quiera que te encuentres, aprendiendo, amando, construyendo y sirviendo siempre, porque por encima de los médiums de esa o de aquella entidad espiritual, de ese o de aquel fenómeno que muchas veces espantan o conmueven, sin educar y sin edificar, permanecen la conciencia y el corazón consagrados al Supremo Bien, a través de los cuales el Señor se manifiesta, extendiendo para todos nosotros la bendición de la vida mejor.

Práctica Mediúmnica

Todo en la vida es afinidad y comunión, bajo las leyes magnéticas que le presiden los fenómenos.
Todo gravita alrededor de los centros de atracción y sustentación de fuerzas determinadas y específicas, en el plano en que evolucionamos hacia el Orden Superior.
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Igualmente la mediumnidad no puede escapar a semejantes impositivos.
Almas ignorantes atraen criaturas ignorantes.
Enfermos se afinan con enfermos.
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Hay entidades espirituales que se dedican al servicio del prójimo, en compañía de aquellos que estiman la práctica de la beneficencia, tanto cuanto existen inteligencias desencarnadas que, en desequilibrio, se consagran a lamentables alteraciones de la tranquilidad ajena, junto a las personas indisciplinadas e insumisas.
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Los obsesores viven con quien gusta perseguir y vampirizar, y los comunicantes irónicos solamente encuentran guarida en los compañeros del sarcasmo.
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He aquí por qué, por encima de la práctica mediúmnica, examinada bajo cualquier aspecto, situamos el imperativo de la educación en nuestros círculos doctrinarios.
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Se amontonan gusanos donde se congregan frutos desapro-vechados o podridos, así como la luz brilla donde encuentra fuerza o material que le sirvan de combustible.
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El médium recibirá siempre de acuerdo con las actitudes que adopta para sí mismo, ante la vida.
Si está airado, se sintoniza con las energías perturbadas de la desesperación; si es perezoso, vive a gusto con los desencarnados ociosos.
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Quien desee crecer hacia la Espiritualidad Superior no puede menospreciar el alfabeto, el libro, la enseñanza y la meditación.
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Mediumnidad no es exaltación de la inercia o de la ignorancia.
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El médium, para servir a Jesús de modo positivo y eficiente, en el campo de la Humanidad, necesita encariñarse a la instrucción, al conocimiento, a la preparación y a la propia mejoría, a fin de que sea filtro de luz y paz, elevación y engrandecimiento para la vida y para el camino de las criaturas.
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Jesús es nuestro Divino Maestro.
Eduquémonos con Él, a fin de que podamos realmente educar.

Preparación Mediúmnica

Por más que se hable de mediumnidad, es forzoso referirnos siempre a la disciplina que sólo la Doctrina Espírita consigue orientar hacia el bien.
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Las potencialidades medianímicas son valores que pertenecen a todas las criaturas, tanto cuanto poseemos todos nosotros recursos virtuales para el desempeño de esa o de aquella tarea.
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Recordemos, sin embargo, el aprendiz en los primeros peldaños de un instituto de alfabetización.
Que él sabe leer y escribir, ciertamente sabe, pero si pretende partir hacia otras realizaciones, además de las bases primarias, tiene que matricularse voluntariamente en la escuela sin vacaciones del mayor esfuerzo.
Estudiar y aprender siempre.
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Así también el médium en las etapas iniciales del desarrollo de las energías psíquicas.
Que puede comunicarse con los desencarnados y recibirles la palabra, ciertamente puede, sin embargo, si desea partir en la dirección de tareas mayores, además de las bases iniciales, tiene que matricularse en el taller sin vacaciones del mayor esfuerzo.
Estudiar y servir siempre.
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¿Si una certificación de competencia en el campo de las profesiones liberales de la Tierra exige del candidato, desde el abecedario a la cima universitaria, nada menos de quince a veinte años de preparación, a fin de que se le ajusten los centros mentales para el comienzo del trabajo a desarrollar, a qué título esperar que un médium se forme con seguridad en unos días? ¿Encargarse de los intereses espirituales de los otros, conducirlos, armonizarlos, elevarlos o socorrerlos será menos importante que trazar una planta para el levantamiento de un puente o para la construcción de una casa?
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No nos ilusionemos con respecto a la formación mediúmnica.
Desarrollo medianímico sin perfeccionamiento del vehículo para las manifestaciones espirituales, es lo mismo que trabajo sin orientación del operario, que resulta invariablemente en cansancio inútil.
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Convenzámonos de que legiones de mediumnidades, así como legiones de inteligencias, enjambran en todas partes, pero perfeccionar unas y otras dándoles provecho y responsabilidad, exige estudio y trabajo pacientes para que se realice la educación. Pues sabemos todos que educación no aparece sin disciplina, como disciplina no llega hasta nosotros sin sacrificio, y el sacrificio no es fácil para nadie.

Tarea Mediúmnica

Mediumnidad no es instrumento de magia, con que los Espíritus Superiores adormezcan la mente de los amigos encarnados, utilizándolos en espectáculos indebidos para la curiosidad humana.
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Realmente observamos compañeros que se confían a entidades no perfeccionadas, aunque inteligentes, efectuando la fascinación provisional de muchos, en el sector de las gratificaciones sentimentales menos constructivas, sin embargo ahí sólo tenemos el encantamiento transitorio y nada más.
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Tarea mediúmnica, en el fondo, es consagración del trabajador al ministerio del bien.
El fenómeno, dentro de ella, surge en último lugar, porque, antes de todo, representa caridad operante, fe activa y dedicación al prójimo.
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Quien busque orientación para empresas de ese orden, procure la compañía de Cristo, que no vaciló en aceptar la cruz para servir, dentro del divino amor que le inflamaba el corazón.
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Ser medianero de las fuerzas elevadas que gobiernan la vida es sintonizarse con la ola renovadora del Evangelio, que instituyó el “amémonos los unos a los otros”, como Jesús se dedicó a nosotros todos los días de la vida.
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La prosperidad de los sentidos superiores del alma no reside en el artificialismo de los fenómenos transitorios y sí en la abnegación con que el discípulo de la verdad se honra en peregrinar con el Maestro del perdón y de la humildad, de la renuncia y de la vida eterna, auxiliando, sin excepción, a los viajeros del escabroso camino terrestre.
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¡Si pretendes un título en la mediumnidad que manifiesta en el mundo las revelaciones del Señor, no te fijes tan sólo en la técnica fenoménica; regocíjate con las oportunidades de servir, expresando buena voluntad en el socorro a todos los necesitados de la senda humana; y, renovando los sufridores y los ignorantes, los pertur-bados y los tristes, bajo el estandarte vivo de tu corazón abierto a la Humanidad, abrázalos como tu propia familia!

Después de eso, conserva la certeza de que vas hacia el frente y hacia lo alto, porque Jesús, el Divino Maestro, vendrá a tu encuentro, inundándote la jornada de esperanza, alegría y luz.

Un abrazo fraterno.
AMOR FRATERNAL 

lunes, 3 de junio de 2013

De los mediums

Obras Póstumas

Allan Kardec

Primera parte

MANIFESTACIONES DE LOS ESPÍRITUS


33. Los médiums, son las personas aptas para sentir la influencia de los Espíritus y transmitir su pensamiento.
Toda persona que sienta un grado de influencia de los Espíritus, es médium. Esta facultad es inherente al hombre, y por lo tanto, no es un privilegio exclusivo, así es que hay pocos en los cuales no se encuentre algún rudimento de ella. Se puede, por lo tanto, decir, que con poco esfuerzo, todo el mundo es médium; no obstante, en el uso, este calificativo no se aplica sino a aquellos en quienes se manifiesta esta facultad mediumnímica, por efectos ostensibles de cierta intensidad.
34. El fluido periespiritual es el agente de todos los fenómenos espiritistas; estos fenómenos no pueden operarse sino por la acción reciproca de los fluidos emitidos por el médium y por el Espíritu. El desarrollo de la facultad mediumnímica depende de la complexión mas o menos expansible del periespíritu del médium, y su asimilación mas o menos fácil con el de los Espíritus: dependiendo, pues, de la organización, puede desarrollarse cuando el principio existe; pero no puede adquirirse si no existe.
La predisposición mediumnímica es independiente del sexo, de la edad y del temperamento: se encuentran médiums en todas las categorías de los individuos, desde la más tierna edad, hasta la más avanzada.

35. Las relaciones entre los Espíritus y los médiums se establecen por medio del periespíritu; la facilidad que existe en estas relaciones depende del grado de afinidad que haya entre los dos fluidos: los hay que se asimilan fácilmente y otros que se repelen; de lo que deducimos que no basta ser médium para comunicarse indistintamente con todos los Espíritus; hay médiums que no pueden comunicarse con determinados Espíritus, y otros que solo lo consiguen por una transmisión de pensamiento, sin ninguna manifestasen exterior.

36. Por la asimilación de los fluidos el periespíritu se identifica, por decirlo así, con la persona que quiere influir; no solamente le transmite su pensamiento, sino que puede ejercer sobre ella una acción física y hacerle obrar o hablar a su voluntad, hacerle decir lo que quiere; en una palabra, servirse de sus órganos como si fueran los suyos, y puede, en fin, neutralizar la acción de su propio Espíritu y paralizar su libre albedrío.
Los buenos Espíritus se sirven de esta influencia para el bien, los malos para el mal.

37. Los Espíritus pueden presentarse de una infinidad de modos diferentes; mas, para poderlo verificar, es necesaria la condición de encontrar una persona apta para recibir y transmitir tal o cual género de impresión, según su aptitud; mas como no existe ninguna que posea las aptitudes en un mismo grado, se sigue que unos obtienen efectos que para otros son imposibles. De esta diversidad de aptitudes resulta la diferente variedad de médiums.

38. La voluntad del médium no siempre es necesaria; el Espíritu que quiere frecuencia se sirve de ella a su pesar; otras personas, al contrario, como tienen conciencia de su facultad, pueden provocar ciertas manifestaciones. En consecuencia de esto tendremos dos categorías de médiums: los médiums inconscientes y los médiums facultativos. En el primer caso, la iniciativa parte del Espíritu; en el segundo, del médium.

39. Los médiums facultativos solo se encuentran entre las personas que poseen un conocimiento más o menos completo de los medios de comunicarse con los Espíritus, y pueden, por lo mismo, querer servirse de su facultad; los médiums inconscientes, al contrario, se encuentran entre las personas que no tienen ninguna idea del Espiritismo ni de los Espíritus, aún entre los incrédulos, las cuales sirven de instrumente sin saberlo ni quererlo. Todas las clases de fenómenos espiritistas pueden producirse por la influencia de aquellos, y se han producido en todas las épocas y en todos los pueblos.
La ignorancia y la credulidad, han hecho que se atribuyeran a poderes sobrenaturales, y según los lugares y los tiempos, a los médiums se les ha hecho santos, se les ha creído hechiceros, locos o visionarios: el Espiritismo nos enseña en ellos la simple manifestación espontánea de una facultad natural.

40. Entre las diferentes categorías de médiums, se distinguen principalmente: los médiums de efectos físicos, los médiums sensibles o impresionables, los médiums auditivos, parlantes, videntes, inspirados, sonámbulos, curativos, escribientes o psicógrafos, etc., solo describimos aquí los mas esenciales (1) .

41. Médiums de efectos físicos. - Estos son más especialmente aptos para la producción de fenómenos materiales, tales como los movimientos de cuerpos inertes, los ruidos, para mover, levantar y trasladar los objetos, etc. Estos fenómenos pueden ser espontáneos o provocados; en ambos casos, requieren el concurso voluntario o involuntario de los médiums dotados de facultades especiales, cuyos fenómenos son generalmente la producción de Espíritus de un orden inferior. Los Espíritus elevados no se ocupan más que de comunicaciones inteligentes e instructivas.

42. Médiums sensibles o impresionables.- Se designa así a las personas susceptibles de sentir la presencia de los Espíritus, por una vaga impresión, por una especie de roce en todos sus miembros, sin que puedan explicárselo. Esta facultad puede adquirir una sutileza tal, que el que de ella está dotado, reconoce por la impresión que experimenta, no solamente la naturaleza buena o mala del Espíritu, sino también su individualidad, como el ciego reconoce, instintivamente, la aproximación de tal o cual persona. Un buen Espíritu produce siempre una impresión dulce y agradable; la de uno malo siempre es penosa y desagradable: parece como si se sintiera un ambiente impuro.
(1) Para más detalles, vea ‘El Libro de los Mediums’.

48. Médiums auditivos. Estos oyen la voz de los Espíritus; algunas veces es una voz íntima que se siente interiormente; otras veces es una voz exterior, clara y distinta como la de una persona viva. Les médiums auditivos pueden de este modo entrar en conversación con los Espíritus. Cuando tienen la costumbre de comunicarse con ciertos Espíritus, los reconocen de inmediato por el sonido de la voz. Los que no sean médiums auditivos pueden comunicarse con un Espíritu sirviendo de intermedio un médium auditivo que le transmita sus palabras.

44. Médiums parlantes. Los médiums auditivos que no hacen sino transmitir lo que oyen, no son propiamente hablando médiums parlantes; estos últimos no oyen con frecuencia nada; en ellos el Espíritu obra sobre los órganos de la palabra, como obra sobre la mano del médium escribiente.
Cuando el Espíritu quiere comunicarse, se sirve del órgano que encuentra mas flexible; al uno le toma prestada la mano, a otro la palabra, y el oído a un tercero. El médium parlante se expresa generalmente sin tener conciencia de lo que dice, y a menudo dice cosas completamente fuera de sus ideas habituales, de sus conocimientos, y aún fuera del alcance de su inteligencia. Se ve, algunas veces, a personas poco ilustradas y de una inteligencia vulgar, expresarse, en tales momentos, con verdadera elocuencia, y tratar con incontestable superioridad cuestiones sobre las cuales serian incapaces de emitir su opinión en estado ordinario. Aunque el médium parlante está completamente despierto, conserva
raramente el recuerdo de lo que ha dicho.
El estado pasivo, sin embargo, no siempre es completo; pues los hay que reciben la intuición de lo que dicen en el momento en que pronuncian las palabras.
La palabra en el médium parlante, es el instrumente de que se vale el Espíritu, por medio del cual cualquiera persona extraña puede ponerse en comunicación, como puede hacerlo por medio de un médium auditivo; existe la diferencia de que el primero habla involuntariamente, al paso que el segundo habla voluntariamente para repetir lo que oye.

45. Médiums videntes. Se da este nombre a las personas que en estado normal y perfectamente despiertas, gozan de la facultad de ver a los Espíritus. La posibilidad de verlos en sueño, resulta, sin duda alguna, de una clase de mediumnidad; pero no constituye, propiamente hablando, la de médium vidente.
Hemos explicado la teoría de este fenómeno en el capitulo de las Visiones y apariciones en El Libro de los Médiums. Las apariciones accidentales de personas que se han amado, o conocido, son muy frecuentes; y aunque los que las han tenido pueden ser considerados como médiums videntes, generalmente se aplica este nombre a los que gozan, hasta cierto punto de la permanencia de la facultad de ver a casi todos los Espíritus. En este numero los hay que solo ven a los Espíritus que se evocan, de los cuales pueden hacer la descripción con minuciosa exactitud, describiendo con los menores detalles sus gestos, la expresión de su fisonomía, los rasgos de su rostro, su traje y hasta los sentimientos de que parecen hallarse poseídos. Hay otros que poseen esta facultad más generalizada; ven toda la población espiritista aérea; los ven ir, venir y ocuparse, por decirlo así, de sus negocios. Estos médiums no están nunca solos; tienen a su alrededor una sociedad de la cual pueden escoger a su antojo, pues pueden, por su voluntad, separar a los Espíritus que no les convengan o atraer a aquellos que les son simpáticos.

46. Médiums sonámbulos. El sonambulismo puede ser considerado como una variedad de la facultad mediúmnica, o por mejor decir, son dos clases de fenómenos que se encuentran muy a menudo reunidos.
El sonámbulo obra bajo la influencia de su propio Espíritu, es su alma quien en los momentos de emancipación, ve, oye, percibe fuera del limite de los sentidos; lo que él expresa lo saca de si mismo; sus ideas son generalmente mas exactas que en estado normal, sus conocimientos más extensos, porque su alma esta libre; en una palabra, vive anticipadamente de la vida de los Espíritus. El médium, al contrario, es instrumento de una inteligencia extraña, es pasivo, y lo que dice no viene de él. En resumen, el sonámbulo expresa su propio pensamiento y el médium expresa el de otro. Pero el Espíritu que se comunica a un médium común, puede también hacerlo con un sonámbulo; con mucha frecuencia el estado de emancipación del alma, durante el sonambulismo, facilita la comunicación. Muchos sonámbulos ven perfectamente a los Espíritus y los describen con tanta precisión como los médiums videntes; pueden hablar con ellos y transmitirnos su pensamiento; lo que dicen fuera del círculo de sus conocimientos personales, les es a menudo inspirado por otros Espíritus.


47. Médiums inspirados. Estos médiums, son aquellos en que los signos de la mediumnidad son los menos aparentes; en ellos, la acción de los Espíritus es toda intelectual, toda moral, y se revela en las pequeñas circunstancias de la vida, como en las grandes concepciones: y bajo este concepto podemos decir que todo el mundo es médium, pues no hay persona que no tenga sus Espíritus protectores y familiares, que hacen los mayores esfuerzos por sugerirle pensamientos saludables. En el inspirado, es difícil a menudo el distinguir la idea propia de la inspirada; lo que caracteriza esta última, es, sobre todo, la espontaneidad.
La inspiración es más vidente en los grandes trabajos de la inteligencia. Los hombres de genio de todas clases, artistas, sabios, literatos, oradores, son sin duda Espíritus adelantados, capaces por si mismos de comprender y de concebir grandes cosas; pues precisamente porque son juzgados capaces, los Espíritus que quieren la realización de ciertos trabajos les sugieren las ideas necesarias, y por esto son, con frecuencia, médiums sin saberlo. Sin embargo, tienen una vaga intuición de una asistencia extraña, pues el que pide inspiración no hace sino evocar; si no esperase ser oído, por que exclama a menudo: ¡Ven en mi ayuda, buen genio mío!

48. Médiums de presentimientos. Son las personas que, en ciertas circunstancias, tienen una vaga intuición de las cosas futuras vulgares. Esta intuición puede provenir de una especie de doble vista, que permite entrever las consecuencias de cosas presentes, y la filiación de los acontecimientos; pero a menudo es fruto de comunicaciones ocultas, las cuales forman una variedad de médiums inspirados.

49. Médiums proféticos. Son igualmente una variedad de los médiums inspirados, los cuales reciben, con el permiso de Dios, y con más precisión que los médiums de presentimientos, la revelación de las cosas futuras de un interés general, que están encargados de hacer conocer a los hombres para su instrucción. El presentimiento es dado a la mayor parte de los hombres, en cierta medida, para su uso personal; el don de profecía, al contrario, es excepcional, e implica la idea de una misión en la tierra.
Si hay verdaderos profetas, los hay falsos en mayor número, que toman los sueños de su imaginación por revelaciones, si es que no son engañadores que se hacen pasar por profetas por ambición.
El verdadero profeta es un hombre de bien inspirado por Dios; se le pude reconocer por sus palabras y sus acciones: Dios no puede servirse de la boca de un mentiroso para enseñar la verdad. (El Libro de los Espíritus, Nº 624).

50. Médiums escribientes o psicógrafos. Se designa con este nombre a las personas que escriben bajo la influencia de los Espíritus. Del mismo modo que un Espíritu puede obrar sobre los órganos de la palabra de un médium parlante para hacerle pronunciar palabras, puede servirse de su mano para hacerle escribir. La mediumnidad psicógrafa presenta tres variedades muy distintas: los médiums mecánicos, intuitivos y semi mecánicos.
En el médium mecánico, el Espíritu obra directamente sobre la mano, a la cual da el impulso. Lo que caracteriza esta clase de mediumnidad, es la inconsciencia absoluta de lo que se escribe; el movimiento de la mano es independiente de la voluntad, marcha sin interrupción, aunque se oponga el médium, mientras el Espíritu tiene algo que decir, y se para cuando ha concluido. En el médium intuitivo, la transmisión del pensamiento se hace sirviendo el Espíritu del médium de intermediario. El Espíritu extraño, en este caso, no obra sobre la mano para dirigirla: obra sobre el alma con la cual se identifica y a la cual imprime su voluntad y sus ideas; ella recibe la idea del Espíritu extraño y la transmite. En esta situación, el médium escribe voluntariamente y tiene conciencia de lo que escribe, aunque no sea su propio pensamiento. Es con mucha frecuencia bastante difícil distinguir el pensamiento propio del médium y el que le es sugerido, lo que conduce a que muchos médiums de esta clase lleguen a dudar de su facultad. Se puede reconocer la idea sugerida en que jamás se concibió antes; nace a medida que se escribe, y a menudo es contraria a la idea anterior que se había formado, y puede al mismo tiempo estar fuera de los conocimientos del médium.
Existe gran analogía entre la mediumnidad intuitiva y la inspiración; la diferencia consiste en que la primera es la que más a menudo se concreta a cuestiones de actualidad, y puede aplicarse a cosa que no están al alcance de la capacidad intelectual del médium; podría tratar por intuición una materia que desconozca por completo. La inspiración se extiende sobre un campo más vasto, y generalmente acude en ayuda de las capacidades y de las preocupaciones del Espíritu encarnado. Las huellas de la mediumnidad, son mucho menos evidentes. 
El médium semi-mecánico o semi-intuitivo participa de la otras dos. En el médium puramente mecánico, el movimiento de la mano es independiente de la voluntad; en el médium intuitivo el movimiento es voluntario y facultativo. El médium semi-mecánico siente un impulso dado a su mano a pesar suyo; pero al mismo tiempo, tiene conciencia de lo que escribe a medida que se forman las palabras. En el primero, el pensamiento sigue el acto de la escritura; en el tercero, le acompaña.

51. No siendo el médium sino un instrumento que recibe y transmite el pensamiento de un Espíritu extraño, el cual sigue el impulso mecánico que les es dado, no hay nada que no pueda hacer fuera de sus conocimientos si está dotado de la flexibilidad mediumnímica necesaria. De aquí que existan médiums dibujantes, pintores, músicos, versificadores, aunque extraños al arte del dibujo, de la pintura, de la música y de la poesía: médiums iletrados que escriben sin saber leer ni escribir: médiums polígrafos que reproducen diferentes géneros de escritura y algunas veces con perfecta exactitud la que el Espíritu tenía cuando vivía; médiums poliglotas que hablan o escriben idiomas que les son desconocidos.

52. Médiums curativos. Este género de mediumnidad consiste en la facultad que ciertas personas poseen de curar por el simple contacto, por la imposición de manos, con la mirada, con sólo un gesto, sin el concurso de ningún medicamento.
Esta facultad tiene, sin duda alguna, su principio en la potencia magnética; sin embargo, difiere de ella por la energía y la instantaneidad de la acción, al paso que las curas magnéticas exigen un tratamiento metódico más o menos largo. Casi todos los magnetizadores son aptos para curar, si saben aprovechar convenientemente de su aptitud; poseen la ciencia adquirida; en los médiums curadores la facultad es espontánea, y algunos la poseen sin haber jamás oído hablar de magnetismo.
La facultad de curar por la imposición de manos tiene evidentemente su principio, en una potencia excepcional de expansión fluídica; pero esta acrecentada por diversas causas, entre las cuales es menester poner en primera línea la pureza de sentimientos, el desinterés, la benevolencia, el deseo ardiente de aliviar, la oración ferviente, y la confianza en Dios; en una palabra: todas las cualidades morales. El poder magnético es puramente orgánico; puede, como la fuerza muscular, ser dado a todo el mundo, hasta al hombre perverso; pero el hombre de bien solo lo usa exclusivamente para el bien, sin premeditación de interés personal, ni para satisfacer su orgullo ni su vanidad; su fluido más puro, pose propiedades benéficas y reparadoras que no puede tener el del hombre vicioso o interesado.
Todo efecto mediúmnico, como se ha dicho, es resultado de la combinación de fluidos emitidos por su Espíritu y por el médium; por esta unión semejantes fluidos adquieren propiedades nuevas, 'que no tendrían por separado, o al menos que no tendrían en el mismo grado. La oración, que es una verdadera evocación, atrae los buenos Espíritus, solícitos en venir a secundar las fuerzas del hombre bien intencionado: su fluido bienhechor se une fácilmente con el de este, mientras que el fluido del hombre vicioso, se alía con el de los malos Espíritus que lo rodean.
El hombre de bien que no tuviera poder fluídico, podría poco por sí mismo y solo puede pedir la asistencia de los buenos Espíritus; pero su acción personal es casi nula; una gran potencia fluídica aliada con la mayor suma de cualidades morales, puede operar verdaderos prodigios de curación.

53. La acción fluídica es, por otra parte, poderosamente secundada por la confianza del enfermo, y Dios recompensa a menudo su fe con el éxito.

54. Solo la superstición puede atribuir una virtud, a ciertas palabras, y solo Espíritus ignorantes o mentirosos pueden conservar tales ideas, haciendo prescribir formulas. Sin embargo, para personas poco ilustradas e incapaces de comprender las cosas puramente espirituales, el empleo de una formula de oración o de una práctica determinada, contribuye a darles confianza; en este caso, no es la formula la eficaz, sino la fe aumentada con la idea atribuida al empleo de la formula.

55. Es menester no confundir los médiums curativos con los médiums medicales: estos últimos son simples médiums escribientes, cuya especialidad es servir fácilmente de interpretes a los Espíritus para las prescripciones medicales; pero no hacen absolutamente mas que transmitir el pensamiento y no tienen, por lo mismo, influencia alguna.

Un abrazo fraterno.
AMOR FRATERNAL

sábado, 1 de junio de 2013

Enmancipación del alma

Obras Póstumas

Allan Kardec

Primera parte
MANIFESTACIONES DE LOS ESPÍRITUS

24. Durante el sueno sólo el cuerpo reposa, pero el Espíritu no duerme, sino que aprovecha el descanso de aquél y los momentos en que no es necesaria su presencia, para obrar separadamente e ir a donde quiere, gozando entonces de su libertad y de la plenitud de sus facultades. Durante la vida, el Espíritu no esta nunca completamente separado del cuerpo; a cualquiera distancia que se transporte, esta unido a aquél por un lazo fluídico que sirve para atraerle cuando es necesaria su presencia. Este lazo solo se rompe con la muerte. 
“El sueno libera parcialmente al alma del cuerpo. Cuando uno duerme, se encuentra por un momento en el mismo estado en que fijamente se halla después de la muerte. Los Espíritus que con prontitud se separan de la materia en el acto de la muerte, han tenido sueños inteligentes. Cuando duermen, se unen de nuevo a la sociedad de otros seres superiores a ellos; viajan, hablan y se instruyen con ellos, y hasta trabajan en obras que encuentran completamente hechas al morir. Esto debe enseñarnos una vez más a no temer la muerte, puesto que, según las palabras del santo, morís todos los días.” 
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25. La independencia y la emancipación del alma, se manifiestan sobre todo, de una manera evidente, en el fenómeno del sonambulismo natural y magnético, en la catalepsia y la letargia. La lucidez sonambúlica no es más, que la facultad que posee el alma de ver y sentir sin auxilio de los órganos materiales. Esta facultad es uno de los atributos, que residen en todo su ser, y los órganos del cuerpo son los estrechos canales por donde llegan ciertas percepciones. La vista a distancia que poseen ciertos sonámbulos, proviene de la traslación del alma que ve lo que ocurre en los lugares a donde se ha transportado. En sus peregrinaciones está siempre revestida de su periespíritu, agente de sus sensaciones, pero que nunca esta enteramente separado del cuerpo, según hemos dicho. La separación del alma produce la inercia del cuerpo, que parece a veces privado de vida.

26. Esa separación puede igualmente producirse en diversos grados en el estado de vigilia; pero entonces no goza nunca completamente de su actividad normal: existe siempre una absorción, un desprendimiento mas o menos completo de las cosas terrestres; el cuerpo no duerme, camina, funciona; pero los ojos miran sin ver, y se comprende que el alma, esta en otra parte. Como en el sonambulismo, ve las cosas ausentes, tiene percepciones y sensaciones que nos son desconocidas, y a veces tiene la presciencia de ciertos acontecimientos futuros por la trabazón que en ellos distingue con las cosas presentes. Penetrando en el mundo invisible, ven los Espíritus con los que puede hablar y cuyo pensamiento pueden transmitimos.
El olvido de lo pasado, sigue con bastante frecuencia, a la vuelta al estado normal, pero a veces se conserva un recuerdo más o menos vago, como el de un sueño.

27. La emancipación del alma amortigua a veces las sensaciones físicas hasta el extremo de producir una verdadera insensibilidad, que en los momentos de exaltación, puede hacer que se soporten, con indiferencia, los más vivos dolores. Semejante insensibilidad proviene del desprendimiento del periespíritu, agente de transmisión de las sensaciones corporales; el Espíritu ausente no siente las heridas del cuerpo.

28. La facultad de emancipación del alma en su manifestación más sencilla, produce lo que se llama soñar despierto; da también a ciertas personas la presciencia que constituye los presentimientos, y en un mayor grado de desarrollo produce el fenómeno designado bajo el nombre de segunda vista, doble vista o sonambulismo despierto.

29. El éxtasis, es el grado máximo de la emancipación del alma. "En el sueño y en el sonambulismo, el alma vaga por los mundos terrestres; en el éxtasis, penetra en un mundo desconocido, en el de los Espíritus etéreos con los cuales se comunica, sin poder, empero, salvar ciertos límites, que no podría franquear sin romper completamente los lazos del cuerpo. Un brillo resplandeciente, nuevo del todo, la rodea, armonías desconocidas en la tierra la arrebatan, y la penetra un bienestar indefinible: goza anticipadamente de la beatitud celeste, y puede decirse que pone un pie en el umbral de la eternidad.
"En el estado de éxtasis, es casi completo el anonadamiento del cuerpo; no goza, por decirlo así, más que de la vida orgánica, y se conoce que el alma, no esta unida a él, más que por un hilo, que bastaría para romperlo definitivamente, un esfuerzo más". (El Libro de los Espíritus, Nº 455).

30. El éxtasis, lo mismo que los otros grados de emancipación del alma, esta  lejos de ser siempre la expresión de la verdad absoluta. La razón esta en la imperfección del Espíritu humano, que solo cuando ha llegado a la cima de la escalera, puede juzgar sanamente de las cosas, pues hasta entonces, no le es dado verlo y comprenderlo todo. Si, después de la muerte, cuando es completa la separación, no siempre ve con claridad; si, los hay que continúan con las preocupaciones de la vida, que no comprenden las cosas del mundo invisible en que están, con mayor razón debe suceder lo mismo al Espíritu que aún esta ligado a la carne.
A veces en algunos extáticos, es más la exaltación que la verdadera lucidez, o por mejor decir, su exaltación perjudica a la lucidez, y por esto sus revelaciones son a menudo una mezcla de verdades y errores, de cosas sublimes y con otras ridículas. Los Espíritus inferiores se aprovechan también de esa exaltación, que cuando no se sabe dominar, es siempre una causa de debilidad, para apoderarse del extático, y con esta mira, revisten para con él, apariencias que lo mantienen en sus visiones y sus ideas o preocupaciones, de modo que sus revelaciones no son  menudo, más que un reflejo de sus creencias. Es este un escollo del que solo escapan los Espíritus de un orden elevado y contra el cual debe estar prevenido el observador.

31. Hay personas cuyo periespíritu, esta tan identificado con el cuerpo, que la separación del alma se opera con una gran dificultad, aun en el instante de la muerte. Estas son, en general, las que mas materialmente han vivido, aquellas también cuya muerte es más penosa, más angustiosa y cuya agonía es más larga y dolorosa. Pero otras hay, al contrario, cuya alma esta unida al cuerpo por lazos tan débiles, que la separación se verifica sin sacudimiento, con la mayor facilidad, a menudo antes de la muerte del cuerpo. Al aproximarse el término de la vida, el alma entrevé ya el mundo en que va a entrar y anhela el instante de su libertad completa.

AMOR FRATERNAL

El Periespíritu

Obras Póstumas

Allan Kardec

Primera parte
MANIFESTACIONES DE LOS ESPÍRITUS

1. El Periespíritu - Principio de las Manifestaciones

9. Los Espíritus, según hemos dicho, tienen un cuerpo fluídico al que se da el nombre de periespíritu. Su sustancia es tomada en el fluido universal o cósmico, que lo forma y alimenta, como el aire forma y alimenta el cuerpo material del hombre. El periespíritu es más o menos etéreo según los mundos y el grado de depuración del Espíritu. En los mundos y en los Espíritus inferiores, su naturaleza es más grosera y se acerca mucho a la materia bruta.

10. En la encarnación, el Espíritu conserva su periespíritu, que es el órgano de transmisión de todas las sensaciones. Para las que vienen del exterior, puede decirse que el cuerpo recibe la impresión, el periespíritu la transmite, y el Espíritu, el ser sensible e inteligente, la siente. Cuando el acto parte de la iniciativa del Espíritu, puede decirse que este quiere, el periespíritu transmite y el cuerpo ejecuta.

11. El periespíritu no esta encerrado en los limites del cuerpo como en una caja. Por su naturaleza fluídica es expansible; irradia al exterior y forma alrededor del cuerpo una especie de atmósfera, que el pensamiento y la fuerza de voluntad pueden extender más o menos. De aquí se sigue, que personas que no están en contacto corporal, pueden estarlo por medio del periespíritu y transmitirse, aun a pesar suyo, las impresiones y a veces hasta la intuición de sus pensamientos.

12. Siendo el periespíritu uno de los elementos constitutivos del hombre, desempeña un papel importante en todos los fenómenos psicológicos, y hasta cierto punto en los fisiológicos y patológicos. Cuando las ciencias médicas tomen en consideración la influencia del elemento espiritual en la economía, habrán dado un gran paso y nuevos horizontes se abrirán ante ellas; muchas causas de las enfermedades serán explicadas entonces y se encontrarán poderosos medios de combatirlas.

13. Por medio del periespíritu obran los Espíritus sobre la materia inerte y producen los diferentes fenómenos de las manifestaciones. Su naturaleza etérea, no podría ser obstáculo para ello, puesto que se sabe que los más poderosos motores se hallan en los fluidos más rarificados y en los imponderables. No hay, pues, que maravillarse de ver que con ayuda de semejante palanca, los Espíritus producen ciertos efectos físicos, tales como golpes y ruidos de toda clase; elevación, transporte, lanzamiento de objetos en el espacio, etc. Para explicarse esto, ninguna necesidad hay de acudir a lo maravilloso a los efectos sobrenaturales.

14. Obrando los Espíritus sobre la materia, pueden manifestarse de muchas maneras diferentes: por medio de efectos físicos, tales como los ruidos y movimientos de objetos; por la transmisión del pensamiento, por la vista, el oído, la palabra, el tacto, la escritura, el dibujo, la música, etc., en una palabra, por todos los medios que pueden servir para ponerles en relación con los hombres.

15. Las manifestaciones de los Espíritus pueden ser espontáneas o provocadas. Las primeras tienen lugar inopinadamente y de improviso; con frecuencia se producen en las personas mas extrañas a las ideas espiritistas. En ciertos casos y bajo la acción de ciertas circunstancias, las manifestaciones pueden ser provocadas por la voluntad, bajo la influencia de las personas dotadas al efecto de facultades especiales.
Las manifestaciones espontáneas han tenido lugar en todas las épocas y países. Sin duda alguna el medio de provocarlas era también conocido en la antigüedad, pero constituía el privilegio de ciertas castas que no lo revelaban más que a escasos iniciados bajo rigurosas condiciones, ocultándolo al vulgo a fin de dominarlo con el prestigio de una fuerza oculta. Se ha perpetuado, empero, a través de las edades, hasta nosotros, en algunos individuos; pero desfigurado casi siempre por la superstición o confundido con las prácticas ridículas de la magia, lo que había contribuido a desacreditarlo. Hasta entonces, no habían pasado de ser gérmenes plantados aquí o allá. La Providencia había reservado a nuestra época el conocimiento completo y la vulgarización de esos fenómenos, para purificarlos de la mala liga y hacerlos servir en pro del mejoramiento de la humanidad, en disposición hoy de comprenderlos y deducir sus consecuencias.

AMOR FRATERNAL