La Mediumnidad es un don Divino que Dios a puesto en nuestras manos por varios motivos, pero por sobre todos, para servir a nuestro prójimo.
Pero iremos paso a paso, primero trataremos de comprender los diferentes tipos de mediumnidades para poder luego entender porque tenemos esta herramienta y cual es su objetivo.
Kardec nos explica: “Toda persona que siente en cualquier grado la influencia de los Espíritus, es por esto mismo, médium.”
“Esta facultad es inherente al hombre y por consecuencia no es un privilegio exclusivo.
…esta facultad no se revela en todos de la misma manera; los médiums tienen generalmente una aptitud especial para tal o cual orden de fenómenos y en esto consiste que se hagan tantas variedades como hay clases de manifestaciones.” (El libro de los Médiums, Cap.: 14, De los médiums, Allan Kardec.)
Siempre repetimos somos un Espíritu Encarnado, ¿por qué? Porque tomar conciencia de ello nos ayudara a dimensionar el porque de nuestra vida y en este caso en particular el porque de esa herramienta en nuestras manos.
Pero bien, comencemos por estudiar que tipos de mediumnidades hay para fortalecer nuestra fe y entendimiento:
La facultad mediúmnica es la herramienta por la cual los Espíritus se manifiestan y comunican con los encarnados.
Cada tipo de mediumnidad permite la comunicación de diferentes tipos de Espíritus según el adelanto moral del médium.
En una sesión mediúmnica podemos encontrar varios tipos de mediumnidades según el trabajo que se desea realizar; puede haber médiums de Efectos físicos, Auditivos, Parlantes, Videntes o Escribientes y cada uno desempeña un rol diferente.
M. de efectos físicos: Son especialmente aptos para producir fenómenos materiales como los movimientos de los cuerpos inertes, los ruidos.
Hay de dos tipos:
• Facultativos: tiene conciencia de su poder y producen los fenómenos por un acto de su voluntad.
• Involuntarios o naturales: No tienen ninguna conciencia de su poder y muchas veces lo anómalo que pasa a su alrededor no les parece de ningún modo extraordinario.
En cualquiera de los dos casos los Espíritus que se manifiestan son de un orden inferior.
M. Auditivo: estos médiums oyen la voz de los Espíritus. A veces es una voz interior otras una voz clara exterior y distinta como la de una persona viva.
M. Parlante: estos no oyen nada, en ellos el Espíritu obra sobre los órganos de la palabra, al igual que en la mano en el Escribiente.
M. Vidente: están dotados de la facultad de ver a los Espíritus. Los hay que gozan de la facultad en estado normal, estando despiertos; otros no lo tienen sino en un estado sonambulico o próximo al sonambulismo.
El médium vidente cree ver por los ojos, pero en realidad es el alma la que ve y esta es la razón por la cual los pueden ver tanto con los ojos abiertos como cerrados.
Algunos solo pueden ver a los Espíritus que evocan y otros pueden ver a toda la población espírita.
M. Sonámbulo: obra bajo la influencia de su propio Espíritu; es su alma la que en momento de emancipación ve, oye y percibe fuera del límite de sus sentidos.
Lo que expresa, lo toma de si mismo; expresa su propio pensamiento y el médium expresa el de otro.
Los Espíritus pueden servirse de un sonámbulo igualmente para comunicarse. (Ejemplo: ángel doctor que receta a través de un sonámbulo)
M. Escribientes: “De todos los medios de comunicación, la escritura es el más sencillo, el más cómodo y sobre todo, el más confiable”
El libro de los Médiums – Allan Kardec
Dentro de los médiums escribientes los hay de diferentes facultades:
• Mecánicos: lo que caracteriza esta facultad es que el médium no tiene conciencia de que escribe, lo cual no deja ninguna duda que el pensamiento es de un agente externo. El Espíritu obra sobre la mano del médium cuando tiene alguna cosa que decir, deteniéndose cuando concluye.
• Intuitivo: El Espíritu extraño en este caso no obra sobre la mano para hacerla escribir, no la tiene, no la guía, obra sobre el alma con la cual se identifica. El alma del médium bajo este impulso dirige la mano y la mano el lápiz, a saber el Espíritu extraño domina el alma del médium sin que lo sepa y le imprime su voluntad.
• Semi-mecánico: El médium participa de las dos facultades anteriores, siente un impulso dado a su mano a pesar suyo pero al mismo tiempo tiene conciencia de lo que escribe a medida que se forman las palabras.
• Inspirados: Toda persona que, ya sea en estado normal ya sea en estado de éxtasis, recibe por el pensamiento comunicaciones extrañas a sus ideas preconcebidas, puede colocarse en la categoría de los médiums inspirados. Es una variedad de los médiums intuitivos, con la diferencia que, a el médium inspirado le cuesta mas diferenciar su pensamiento del sugerido. Lo que caracteriza a este último es la espontaneidad.
• De presentimientos: El presentimiento es una intuición vaga de las cosas futuras. Esta facultad es una especia de doble vista que le permite entrever las consecuencias de las cosas presentes.
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Cualquiera de nosotros puede ser médium, es una facultad del hombre, cualquiera sea su condición, y no un privilegio de algunos pocos o especiales.
El porque algunos pueden desarrollarla y otros no, o porque unos la tienen naturalmente o no, depende de la causa u objetivo que tenga en cada persona.
Muchas personas conviven con su mediumnidad de forma natural y ello no despierta en ellos ningún tipo de inquietud, o lo aceptan naturalmente, o sienten indiferencia porque creen que es algo natural y que quizás los demás también lo tengan. Sin embargo en otros sí, inquieta, llama la atención o hasta incomoda porque en ellos esa mediumnidad tiene un trabajo pendiente.
Lo importante a saber es que la mediumnidad es un don Divino que Dios pone en nuestras manos con el objetivo primero de despertar en nosotros la búsqueda espiritual y el progreso moral, para luego poder ayudar a los demás.
Una vez que comprendemos que es y cual es el objetivo no podemos rebelarnos al deber que encierra el conocer su esencia, porque en ese caso nos estaríamos endeudando con nuestro Creador.
Quien utilice este don para beneficio material propio esta quebrando una de las mayores leyes divinas, la Ley de Justicia, de Amor y de Caridad.
El médium debe ser una persona de bien, equilibrada, en armonía con los Espíritus Superiores encargados de nuestro adelanto moral, debe ser una persona íntegra, que se esfuerce por dejar sus estados erróneos cada día para garantizar la fidelidad de la comunicación con los Espíritus, porque como nos explica el Maestro Kardec, estamos rodeados de Espíritus afines a nuestras tendencias y pasiones y si no trabajamos en nuestros errores nuestro Espíritu Protector no puede acercarse a nosotros para ayudarnos, así como tampoco lo pueden hacer los Espíritus de Bien, Superiores y de lo Alto que necesitan acercarse a nosotros para guiarnos en el camino hacia el conocimiento de sí mismo y de la Universalidad de la Ley de Dios.
AMOR FRATERNAL.
(Charla Pública del sabado 17 de Noviembre de 2012
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