martes, 30 de junio de 2015

Caridad

FUERA DE LA CARIDAD NO HAY SALVACIÓN


La caridad es una virtud que lleva implícita la acción. No es pasiva, no es perezosa ni se deja conducir por las ondas egoístas de la vida. 
La caridad, al contrario, es dinámica, activa y se mueve en la dirección del bien del prójimo. Es hermana de otras virtudes, tales como la bondad y la piedad. La piedad, incluso, es precursora de la caridad, tal como lo señala Miguel en El Evangelio según el Espiritismo. El individuo se apiada del sufrimiento del otro, se enternece y pone en acción los dispositivos mentales de la caridad, como elemento capaz de contribuir al alivio del dolor ajeno.
La caridad es fundamental para el ser humano. Es una de las leyes de Dios para la evolución de la criaturas, lo que equivale a decir que el desarrollo de esta virtud es imprescindible para la conquista de la felicidad. Nadie podrá ser feliz se carece de caridad en el corazón, porque su trabajo personal en el bien es el que le confiere su aroma. Es la acción caritativa la que coloca, unos sobre otros, los ladrillos de la edificación espiritual. No sin razón Allan Kardec señaló que "fuera de la caridad no hay salvación". ¿Cómo habríamos de evolucionar a solas, sin el prójimo? Los hombres se necesitan unos a otros para aprender juntos, para intercambiar afectos, para auxiliarse mutuamente. Si faltara la caridad sólo existirían la frialdad, la inacción, el egoísmo en su más alto grado y la indiferencia; en definitiva, los dolores humanos. Sucede lo que decía el humanitario Albert Schweitzer: "Siempre estamos juntos, pero morimos aislados".

Al analizar la actitud de las personas que dignificaron la raza humana, constataremos en todos los casos la presencia de actos virtuosos, de acciones que fluían de una psiquis afecta a la caridad, hábito saludable que estas personas tuvieron el coraje de ejercitar en todos los momentos de sus vidas. Esa firmeza en la dirección del comportamiento solidario define las características del individuo caritativo, de aquél que no se detiene ante ningún obstáculo.
Mientras algunos, pese a su idealismo, interrumpen la marcha porque les falta energía para enfrentar las dificultades del camino, quien posee caridad en el alma no se detiene. ¿De dónde provendrá esa fuerza interior, capaz de erguir a los desanimados y de impulsar las realizaciones? ¿Qué clase de seres son esos que logran lo que se proponen en pos de un ideal que los vincula estrechamente con su prójimo? Su vida esta absolutamente dedicada al bienestar de sus semejantes. Acostumbrados a observar las necesidades humanas, las detectan con relativa facilidad, al contrario de la mayoría que cierra los ojos ante los sufrimientos de los demás. El horario de trabajo de esos misioneros de la caridad abarca todos los momentos de dolor y todas las horas de amargura. No tienen límites de tiempo para prestar auxilio, ni determinan el momento conveniente para el socorro, porque saben que el dolor no tiene una hora fijada ni puede esperar. El ser humano que se pone la túnica de la fraternidad no espera que lo inviten a ayudar ni aspira a los laureles efímeros de la Tierra. Está siempre atento a un grito de angustia o un gemido de hambre. Tampoco necesitará diplomas: para servir basta con amar al hermano que está sufriendo.

Son fuertes porque no sienten apego a los valores materiales ni son cómplices de los juegos de intereses mundanos. Son poderosos porque triunfaron sobre el egoísmo desenfrenado, porque se han elevado por encima de los deseos de poder de la sociedad terrena, porque han sabido diferenciar los valores superfluos y efímeros de los valores auténticos y perennes. Así son los mensajeros de la caridad: han dignificado su existencia con el aroma de la renuncia a los placeres, para elevar a los que cayeron, curar heridas dolorosas, señalar caminos.

Hay ejemplos a seguir y eso constituye un rumbo seguro para la humanidad.
La abnegación de Albert Schweitzer y de la Madre Teresa de Calcuta, la entrega de la Hermana Dulce de Bahía, la obstinación en la no-violencia de Gandhi, el apostolado de la humildad de Francisco de Asís, el espíritu caritativo de un Bezerra de Menezes, la dulzura de un Frei Fabiano de Cristo, la renuncia y la bondad de Chico Xavier, la tenacidad en la divulgación del bien de un Divaldo Franco, y muchos otros. 
Todos son ejemplos de una conducta dedicada a la caridad, y nos han mostrado la mejor manera de servir al Cristo y al prójimo.

Texto extraído de: Educación de los Sentimientos (Jason de Camargo)


AMOR FRATERNAL















martes, 2 de junio de 2015

¡PERDONA SÍ!

Siempre estamos dispuestos a que nos perdonen.

¿Pero nosotros sabemos perdonar?


Siempre encontramos una auto-disculpa. En el libro El espíritu de la Verdad el espíritu Meimei dice:

- Un desconocido pasó en un auto y salpicó tu ropa con lodo, como si toda la calle le perteneciera...¡Compadécete de él! Corre desesperado en busca de alguien que socorra a su hijo en los estertores de la muerte.

- Una hermosa mujer, adornada con perlas y brillantes va a tu lado, mientras parece fingir que no percibe tu presencia.... ¡Compadécete! Tiene sus ojos vacíos por el llanto y no puede verte.

- Un joven admirablemente arreglado, al cruzarse contigo te dijo palabras de sarcasmo e injuria... ¡Compadécete! Sus pasos lo llevan en dirección al hospicio aunque todavía no lo sabe.

- El amigo que más amas te negó un favor... ¡Compadécete de él! No puedes ver la dificultad que tiene clavada en el corazón.

¡Compañeros del mundo!... Estarán contigo, especialmente dentro de tu hogar, donde tienen los nombres de padre y madre, esposo y esposa, hijos y hermanos. Muchas veces se levantan por la mañana, llorosos o doloridos, aguardando una sonrisa de comprensión, o vuelven del trabajo fatigados y apenados, mendigando tu entendimiento.
Todos son portadores de aflicciones y conflictos que ignoras.

¡Yergue tu alma y auxilia siempre!... ¡Indulgencia para todos! ¡Bondad para con todos!
Y si alguno te hiriera directamente en la carne o en el alma, no levantes el brazo ni la voz para replicar.
Busca en el silencio la inspiración del Señor, y del Maestro, como si descendiera nuevamente de la cruz en que pidió perdón para sus propios verdugos, te dirá compasivo:
¡Perdona, sí! Perdona siempre porque, en realidad, quienes no perdonan tampoco saben lo que hacen.











Por el espíritu Meimei


Publicado por el Blog de  Azucena
Texto extraído de: http://inquietudesespiritas.blogspot.com.ar/2015/05/la-fe-y-la-caridad-en-los-tiempos.html


AMOR FRATERNAL

jueves, 21 de mayo de 2015

LA TOLERANCIA

La tolerancia es el respeto y la aceptación de los demás, con sus virtudes y defectos; es la aprobación de la diversidad de culturas, religiones y de cualquiera de nuestras formas de expresión como personas civilizadas.

La tolerancia posibilita ostentar una mente y una actitud abiertas, y la libre comunicación de nuestros pensamientos y sentimientos.

Ser tolerantes no denota ser condescendiente, no significa dejar que nos humillen, ni quiere decir que seamos permisivos con las injusticias. Tolerancia es reconocer el derecho que cada ser humano tiene de expresar cómo se siente, como quiere vivir y cómo percibe el mundo que lo rodea. Significa respetar los valores fundamentales de las personas y reconocer dichos valores en cada una de ellas.

Los seres humanos poseen pleno derecho a vivir en paz y a ser como decidan, sin que nadie le imponga sus opiniones y estilos de vida.

El mundo actual, en el que la tolerancia cobra mucha más fuerza y vigencia, la globalización y la comunicación viabilizan una gran apertura en las migraciones y éstas provocan desencuentros, muchos de ellos de gran intensidad. La diversidad ha sustituido a los modelos sociales y es algo que, con el tiempo, debería ser asimilado y aceptado.

Cotidianamente observamos como la intolerancia incrementa la diferencia entre las personas y los conflictos, que van desde los mas simples hasta los mas complejos, crecen sin que nadie pueda hacer mucho por evitarlos. Sin embargo es conveniente comenzar a practicar la tolerancia en pequeños grupos, que irán creciendo hasta conseguir la fusión entre ellos. La cuestión es comenzar.

Resulta sumamente imperioso detener la vorágine de sucesos y hacer un esfuerzo para fomentar la tolerancia, la solidaridad, la humanidad y el pensamiento abierto. Pero debe hacerse en todos los estamentos, desde el hogar hasta donde llegue la influencia de cada uno. Es preciso tomar plena consciencia acerca del peligro que representa la pérdida de los valores.

Existen muchas premisas a tener en cuenta en la elevación de los niveles de tolerancia, una de las que más cerca están es la que expresa que los derechos de uno terminan donde comienzan los derechos de otro. Es primordial que la tolerancia se base en el hecho de que nadie es dueño de la verdad absoluta, pues lo que para unos puede significar algo, es posible que varíe para otros.

Para la vida en sociedad, es muy importante  ser tolerantes porque brinda la posibilidad de hallar el camino hacia la felicidad y realización personal, permite visualizar  el modo de lograr la libertad. Implica plantearse una nueva manera de vivir, en armonía y paz con todos y con nosotros mismos. La tolerancia debe ser una práctica interactiva entre todos para que tenga sentido. Debe ser una gran cadena con eslabones muy firmes.

Respetar las opiniones o prácticas de los demás, sobre todo cuando son diferentes a las nuestras, es tolerancia y, tal vez, lo único que nos hace falta para ser felices es practicarla.

Tomado de: http://formacioneneticayvaloreshumanos.blogspot.com.ar/2013/10/la-tolerancia.html

Cuento Chino: La tolerancia.

Hace mucho tiempo, una joven China llamada Li se casó y fue a vivir con el marido y la suegra. Después de algunos días, no se entendía con ella. Sus personalidades eran muy diferentes y Li fue irritándose con los hábitos de la suegra, que frecuentemente la criticaba. Los meses pasaron y Li y su suegra cada vez discutían mas y peleaban. 

De acuerdo con una antigua tradición china, la nuera tiene que cuidar a la suegra y obedecerla en todo. Li, no soportando mas vivir con la suegra, decidió tomar una decisión y visitar a un amigo de su padre. 
Después de oírla, él tomó un paquete de hierbas y le dijo: "No deberás usarlas de una sola vez para liberarte de tu suegra, porque ello causaría sospechas. Deberás darle varias hierbas que irán lentamente envenenando a tu suegra. Cada dos días pondrás un poco de estas hierbas en su comida. Ahora, para tener certeza de que cuando ella muera nadie sospechará de ti, deberás tener mucho cuidado y actuar de manera muy amable. No discutas, ayúdala a resolver sus problemas. Recuerda, tienes que escucharme y seguir todas mis instrucciones". Li respondió: "Sí, Sr. Huang, haré todo lo que el señor me pida". 

Li quedó muy contenta, agradeció al Sr. Huang, y volvió muy apurada para comenzar el proyecto de asesinar a su suegra. Pasaron las semanas y cada dos días, Li servía una comida especialmente tratada a su suegra. Siempre recordaba lo que el Sr. Huang le había recomendado sobre evitar sospechas, y así controló su temperamento, obedecía a la suegra y la trataba como si fuese su propia madre. 

Después de seis meses, la casa entera estaba completamente cambiada. Li había controlado su temperamento y casi nunca la aborrecía. En esos meses, no había tenido ni una discusión con su suegra, que ahora parecía mucho más amable y más fácil de lidiar con ella. Las actitudes de la suegra también cambiaron y ambas pasaron a tratarse como madre e hija. 

Un día Li fue nuevamente en procura del Sr. Huang, para pedirle ayuda y le dijo: "Querido Sr. Huang, por favor ayúdeme a evitar que el veneno mate a mi suegra. Ella se ha transformado en una mujer agradable y la amo como si fuese mi madre. No quiero que ella muera por causa del veneno que le di". El Sr. Huang sonrió y señaló con la cabeza: "Sra. Li, no tiene por que preocuparse. Su suegra no ha cambiado, la que cambió fue usted. Las hierbas que le dí, eran vitaminas para mejorar su salud. El veneno estaba en su mente, en su actitud, pero fue echado fuera y sustituido por el amor que pasaste a darle a ella". 

En la China existe un adagio que dice:

"La persona que ama a los otros, también será amada". 

La mayor parte de las veces recibiremos de las otras personas lo que le damos. Acuérdate siempre: 

"El plantar es opcional, pero la cosecha es obligatoria, por eso ten cuidado con lo que plantas".







AMOR FRATERNAL

viernes, 15 de mayo de 2015

LA CONCIENCIA DEL AMOR

EL AMOR



Las más importantes transformaciones del alma se logran mediante el desarrollo del amor, porque el amor es la esencia-madre, la esencia generadora de vida. No sin razón el apóstol Juan dijo que "Dios es amor". Todos los restantes elementos susceptibles de desarrollo se hallan también al abrigo de la ley de amor en el universo, "ley suprema de la conciencia" que comanda al mismo tiempo el destino de los pueblos y de las galaxias. El comportamiento de los seres angelicales guarda relación con esa ley suprema del Creador. Si así no fuera, no habrían alcanzado en su desenvolvimiento una condición tan elevada. Incluso la palabra filosofía que comúnmente se traduce como "amor a la sabiduría" fue sensatamente modificada por Platón como "la sabiduría del amor", la grande y notable sabiduría del universo. Nuestra conciencia en cuanto al amor se desarrolla con el paso del tiempo.

a) Animalidad - Humanidad

A medida que toma distancia de la animalidad, el ser humano alcanza dimensiones espirituales más elevadas, y las energías que lo componen adquieren frecuencias más sutiles que hacen posible su adaptación a las leyes naturales. Nos referimos a la adquisición gradual de elementos que brotan en el área de los sentimientos. Se trata de fuerzas intuitivas que inician un proceso de sensibilización, de afectividad humana. André Luiz expreso que "el instinto sexual es el amor en proceso de expansión en el tiempo". El espíritu se modifica y adquiere elementos más nobles por el impulso de una energía motriz de elevada trascendencia: el amor en expansión. El predominio de la naturaleza animal sobre la espiritual es el que impele al hombre al comportamiento bárbaro, al egoísmo, en fin, al empobrecimiento humano. Los deseos y las pasiones desenfrenadas atrapan a las criaturas en el lodazal creado por los instintos carentes de educación. Hoy mismo, en nuestra sociedad existen espíritus en esa fase del comando instintivo, de ahí las imprudencias de todo orden de que tenemos noticias.

b) Instintos - Sentimientos

El progreso de la conciencia lleva implícito el suficiente conocimiento de la ley del amor para que ese progreso se efectúe con cierta celeridad. El sufrimiento individual igual que el colectivo, ya lo hemos mencionado, deriva de un detalle: ignorancia de la ley del amor. Esa es la ley que impulsa a la evolución de los instintos hacia los sentimientos. Su observancia sacará al hombre del reservorio oscuro y profundo de la animalidad, según decía el filósofo Herculano Pires. Pero mientras ese residuo no desaparezca, el ser humano reincidirá en comportamientos abusivos cargados con restos de animalidad, y buscará satisfacer nada más que las exigencias del SER CORPORAL, en lugar de las del SER ESPIRITUAL.
De modo que el amor-instinto de los salvajes se depura comandado por la razón naciente, y en esa conjunción de razón con afectividad, el sentimiento del amor adquiere una estructura, y va arrancando al hombre de la animalidad hasta elevarlo a la condición humana de los sentimientos mas elevados.

LA LEY DEL AMOR

El empobrecimiento del vocabulario en nuestros días es otro de los parámetros que reflejan la condición humana en que nos encontramos. La palabra AMOR no goza de gran respeto: todavía es aplicada sin la elevación espiritual que se debiera.
Rescatar su importancia, su pureza, su trascendencia, es la meta que debemos alcanzar. Sin ingenuidad, sin sensiblería; basados en la estructura y en la fuerza de la ley cósmica fundamental para la conquista de la felicidad social del planeta. Solamente la unión de las diversas áreas del conocimiento (ciencia, filosofía, religión) dará las condiciones plenas para que el hombre conozca la ley de amor y la respete. Incluso para su propio bien.
Allan Kardec dedicó un capítulo de El Evangelio según el Espiritismo al amor. Lleva por título "Amar al prójimo como así mismo". El fundamente de la ley del amor está precisamente ahí: AMAR A DIOS SOBRE TODAS LAS COSAS Y AL PRÓJIMO COMO ASÍ MISMO. Es el sustrato del Evangelio, la esencia de la ley. Jesús resumió toda su doctrina en esa afirmación, tal es su importancia. Tanto es así que Fénelon, cuando se expresa en ese capítulo afirma que las demás virtudes son hijas del AMOR, es decir que las restantes virtudes están impregnadas por la virtud-madre. Cada una de ellas posee una partícula de amor, por eso son virtudes.

Los efectos de la ley del amor se traducen en el mejoramiento de la raza humana y en la felicidad de los hombres durante la vida, así lo establece ese precepto de la constitución divina. Como con todas las leyes, hay quienes la cumplen y quienes la ignoran. Pero estos últimos se olvidan que la ley divina es perfecta y al dejar de cumplirla quedamos sujetos a las sanciones de esa ley: el sufrimiento. No existe otro camino más que el preconizado por el Amaos. No existe. Fuera de él el hombre se perderá, y el dolor producido en esa ruta transversal lo volverá a conducir a la dirección establecida por el amor. El individuo no soportará vivir eternamente fuera de la ley del amor, porque es inherente a su condición el deseo de felicidad, y la felicidad habrá de lograrse exclusivamente por esa vía de acceso. No en vano el Espíritu de Verdad, en el capítulo VI del libro ya citado, manifestó: "Espiritas amaos, ése es el primero de preceptos, instruíos, ése es el segundo". La conjunción de ambos conceptos ofrece al espíritu las condiciones para la conquista de su plenitud. Es equivalente al cultivo de una simiente para que llegue a producir los frutos de la sabiduría y del amor. Lázaro, en el Evangelio expresó que "el espíritu necesita cultivo, igual que un campo"; requiere el trabajo diario hasta que empiece a producir, para su progreso y el dela sociedad donde se desenvuelve.

Texto extraído de: Educación de los Sentimientos - Jason de Camargo

Un abrazo fraterno.
AMOR FRATERNAL